Obra pintada en 1935 por el surrealista canario, que se
hizo famoso en París por sus ensambles de objetos hirientes, verdaderos
desafíos a la sensibilidad. Hay en su obra, que recorre la escala entre la
crueldad y el fino humor, la influencia de los poetas malditos, especialmente
la del conde de Lautréamont. Además, exploró las posibilidades de la calcomanía
o transferencia de un papel a otro de las acuarelas o los dibujos a tinta,
mediante una presión.
(Galería A. F. Petit, París)
Fuente: Historia del Arte. Editorial
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