Lhote aplicó la filosofía cubista a la representación
de los objetos en busca de la plasmación del movimiento, ya fuera tanto para
paisajes y bodegones como para escenas cotidianas, generalmente de tema portuario
o deportivo como en este cuadro. De contornos precisos y planos geométricos muy
marcados por las figuras, el atrevimiento de Lhote le lleva a ladear la
perspectiva del cuadro, redundando más en la sensación de choque de la melé
representada. El desenfadado uso de la paleta de colores contrasta con la
agresividad de la escena.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París)
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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