Las composiciones de este pintor estaban basadas casi
siempre en situaciones naturalistas. Fiel a tradiciones pictóricas más
clásicas, Fresnaye hizo de éste su cuadro más personal. Retratándose a sí mismo
junto a su hermano y un amigo, el autor plantea una atmósfera típicamente veraniega
con los colores blancos, rojos y azules, renunciando a los análisis espaciales
propios de los cubistas decantándose más por una suerte de realismo lineal y
estilizado. De obra reducida, Fresnaye se distanció del cubismo imperante de la
época y vería truncada su vida al enfermar durante la guerra.
(Museum of Modern
Art, Nueva York)
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.