La coloración grisácea de
la paleta del pintor queda rota por los leves toques amarillos, blancos y asalmonados.
En esta pintura, el autor contrapone una situación bien definida en primer
término sobre un fondo desdibujado en el que sólo resaltan un molino y la
figura de un hombre, dando a la escena una sensación de instantánea fotográfica.
(Museu Nacional d' Art de Catalunya, Barcelona).
Bibliografía: Historia del Arte. Editorial Salvat.
Diario “El País”