Subtitulada El ojo como un globo extraño se dirige hacia
el infinito, esta obra, junto con las otras seis que la acompañan, fue
concebida en 1882 no como una ilustración del poeta estadounidense, sino más
bien como un tributo a la pasión de éste por lo extraordinario y lo
sobrenatural. El tema del ojo obsesionó a Redon
y lo trató con diferentes matices, ya fuera como símbolo de conciencia universal,
cuando lo representaba abierto, ya como símbolo de la vida interior y la
soledad cuando lo pintaba cerrado.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.