Cuando
se habla de arte negroafricano, hay que hacer la advertencia que éste queda
limitado a las etnias que pueblan un área amplia y a la vez compacta del África
Occidental y Central, cuyas fronteras están marcadas, por el norte, por el
desierto del Sahara; por el este, por la cuenca de los Grandes Lagos, y por el
sur, por el desierto del Kalahari.
Dicho en otras palabras, la plástica negroafricana
procede exclusivamente de las cuencas de los ríos Níger y Congo.
Dentro de las áreas mencionadas, prácticamente todas las tribus realizan esculturas de madera; fuera de ellas, únicamente se tallan objetos de carácter utilitario, para las actividades de cada día.
Dado que no existen diferencias raciales o
lingüísticas que permitan establecer algún tipo de hipótesis acerca de la mencionada
distribución, la única explicación posible reside en el género de vida de unos
y otros pueblos. En efecto, el ámbito de los pueblos escultores corresponde a
etnias sedentarias, de agricultores que viven agrupados en poblados.
Los pueblos que carecen de escultura (nilóticos,
sudafricanos) son nómadas, dedicados básicamente al pastoreo.
Fuente:
Texto extraído de Historial del Arte. Editorial Salvat
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