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Artistas de la A a la Z

Las técnicas cerámicas

Las piezas cerámicas más antiguas que se han descubierto en el continente africano se remontan al VI milenio a.C., tal como demuestran ciertos fragmentos hallados en el desierto del Sahara.

Mwana Hiti (Museo de Etnologra AMPK, Ber-
lín). Figura de forma cilindrica y muy estiliza-
da, procedente de Tanzania, que representa a u-
na muchacha. Las utilizan las jóvenes durante 
su reclusión ritual antes de la ceremonia de ini-
ciación.
Pueden distinguirse entre dos tipos de objetos cerámicos: las esculturas y los utensilios de uso cotidiano. A pesar de estar fabricados con las mismas técnicas, éstos difieren radicalmente en cuanto a su funcionalidad y naturaleza. Mientras la escultura puede tener significación ritual o mágica, los elementos domésticos eran concebidos para resultar prácticos en el hogar. Estos últimos podían contener leche o grano, cerveza o miel, hierbas curativas e incluso las cenizas de los familiares fallecidos. Cada uno de ellos adaptaba su forma y aspecto externo a su funcionalidad precisa.

La cerámica africana antigua estaba habitualmente modelada por mujeres, ya que el acto de realización de este tipo de obras se encontraba íntimamente relacionado con los rituales de fertilidad y el proceso de creación de la vida. Sin embargo, y como se verá un poco más adelante, existen ciertas culturas en las que son los hombres quienes se ocupan de esta labor.

Los objetos cerámicos africanos tradicionales están modelados a mano, sin la utilización de la rueda de alfarero. Si bien en la actualidad ésta se halla presente en algunos centros productores, las técnicas ancestrales de manipulación y tratamiento de la arcilla siguen siendo las más expandidas en la mayor parte del continente, sin peligro de desaparecer próximamente. De hecho, trabajar el material a mano presenta más dificultad que hacerlo con la rueda de alfarero, por lo que los objetos realizados mediante esta técnica requerían mayor destreza que los hechos utilizando medios mecánicos.


Máscara yoruba (Museo de Arte Africano, Washington). El 
arte yoruba, fuertemente deudor del de lfé y Benin, desa-
rrolló numerosas representaciones de divinidades.
En la imagen se muestra una pieza que se caracteriza por su
reducido tamaño en comparación con otras como las de los 
baga de Guinea. Las máscaras africanas ofrecen un gran aba-
nico de representaciones, unas más "realistas" y otras de ca-
rácter eminentemente simbólico. También son muy variadas
sus dimensiones.

Taburete (Museo del Congo, Bruselas). Talla en madera procedente de Lubason-
gye (Congo). El trabajo de la madera presenta múltiples variaciones. sufriendo a 
menudo manipulaciones con pátina o barniz, que dan a las esculturas bellos ma-
tices, como se aprecia en la pieza de la imagen.

Como ya se ha avanzado, tanto los receptáculos como las esculturas cerámicas africanas se realizaban teniendo en cuenta las mismas técnicas, ya que normalmente una sola persona se encargaba de fabricar el material y de darle forma. El creador, una vez preparada la arcilla mezclando la tierra seleccionada con agua, colocaba una pequeña cantidad de ésta sobre un soporte, para realizar la base del objeto. Encima de la misma se iba construyendo el artefacto, a través de diferentes trozos que se modelaban con las manos de forma individual. Sin embargo, en determinadas regiones del continente, se usaban otras técnicas para construir los objetos. Las mujeres ashanti de Ghana, por ejemplo, los elaboraban a partir de una única porción de arcilla; al igual que los artistas cerámicos de Sokoto.

Panel de madera esculpida (Musée de I'Homme, Pa-
ris). Además de esculturas y máscaras de madera, los 
pueblos africanos trabajaron a menudo objetos del mo-
biliario, como las puertas y los pilares de los palacios 
reales.

        Generalmente, los objetos se dejaban secar al sol hasta que perdían toda la humedad. Entonces, se procedía a su cocción, para lo cual se colocaban sobre una capa de maleza, eran recubiertos con hierba y, finalmente, se prendían con fuego. Aunque la duración de la cocción variaba según las dimensiones de la pieza y las regiones donde se efectuaba, habitualmente ésta se prolongaba entre 15 minutos y un par de horas. Los hornos no empezaron a ser utilizados hasta el final de la sociedad tribal, por lo que hoy en día muchos pueblos africanos siguen elaborando sus objetos cerámicos con las técnicas ancestrales de sus antepasados.

        Los utensilios que se usaban para la fundición de estas piezas eran, por regla general, elementos sacados del entorno natural, como vainas, trozos de cuero y guijarros, e incluso pequeñas varillas de madera para efectuar las decoraciones del exterior antes de su secado. Después de éste, se podían realizar ornamentaciones con incisiones de cuchillos o incluso con pigmentos.

        Nigeria es uno de los lugares que alberga restos de cerámica de gran antigüedad, en especial procedentes de la cultura de Nok. Estos pueblos sobresalieron en las representaciones escultóricas de cabezas y partes del cuerpo, algunas de ellas de tamaño real, y se les puede considerar como precursores de este tipo de producción en el continente.

        Además de la cultura de Nok, en Nigeria también es destacable la presencia de los lfé, cuya tradición cerámica es igualmente remarcable. Probablemente influenciados por el pueblo Nok, los Ifé produjeron también esculturas de gran naturalismo, tratándose de las dos únicas culturas africanas en haber construido figuras de seres humanos a tamaño natural.

Bote de cerámica (Museo Horniman, Londres). Realizada por la etnia yoruba de Nigeria, esta 
vasija se utiliza para guardar agua o el licor obtenido de la palmera.

        Ghana es una de las regiones productoras de cerámica, que destaca tanto por lo que se refiere a su producción ritual como a sus esculturas y otras piezas de uso doméstico. En esta región, las mujeres tenían prohibido realizar piezas cerámicas con formas antropomórficas o zoomorfas. De su elaboración y también de la ornamentación se ocupaban, entonces, los hombres. La leyenda cuenta que una mujer, después de haber modelado este tipo de obras, se quedó estéril, al haber confundido su rol de madre con el de alfarera.

        Los pueblos ashanti de Ghana se revelan como unos de los creadores más interesantes, expertos en la confección de los denominados abusua kuruwa. El término kuruwa significa utensilio para líquidos, elaborado por un hombre, y abusua quiere decir familia, o clan. Estos recipientes familiares, tienen una funcionalidad ritual ya que son usados durante las ceremonias que siguen a los entierros, para albergar los cabellos de los familiares vivos, y ser enterrados con sus restos, así como con otros objetos de características semejantes. Por otra parte, los ashanti son también especialistas en la realización de mogyemogye, o "mandíbulas", un receptáculo destinado a contener el vino usado en ciertas ceremonias de libación tribales. Este tipo de trabajos es especialmente bello y ornamental, siendo muy apreciado en la actualidad por los coleccionistas.

Figuritas Matakam (Colección privada). Estas dos vasijas huecas de terracota representan a un hombre y una mujer exageradamente caracterizados por sus atributos sexuales. La cultura matakam, de la que se conservan algunos vestigios tribales en las montañas de Camerún, sufre en la actualidad una progresiva extinción de sus tradiciones debido a la tremenda expansión de la civilización occidental. Anclada en las costumbres del neolítico. el estilo de vida Matakam se ha mantenido aislado del contacto del hombre blanco hasta los albores del siglo XX.

       La región central del continente africano, especialmente la actual República del Congo, es así mismo una de las zonas más interesantes por lo que respecta a la producción cerámica. Se trata de un área especialmente rica a nivel tipológico, como también lo es el noreste de África, cuyas piezas de uso doméstico destacan de entre el resto por su sencillez y delicadeza. Burundi es igualmente un país con una rica herencia cerámica, cuyo ejemplo más representativo podrían ser los utensilios en forma de pequeñas calabazas, tan sugestivas y sofisticadas que se han llegado a comparar con objetos decorativos japoneses.

        El caso de Uganda es especial, ya que en este país se han hallado un tipo de representaciones atípicas, sin parangón en el resto del continente. En el yacimiento de Luzira Hill, no muy lejos del Lago Victoria, se descubrió una serie de cabezas y torsos en terracota, de pequeño formato y de características formales muy peculiares. Aunque no se conoce todavía la fecha exacta de su realización, se cree que fueron elaboradas hace más de 400 años. Sin seguir criterios naturalistas, estas figuras de proporciones aleatorias transmiten, sin embargo, una gran fuerza expresiva.

Máscara funeraria ashanti (Colección privada). Procedente de Ghana, esta pie-
za de cerámica es una muestra de la orfebrería de carácter funerario que solían 
realizar los artesanos de la cultura ashanti. Estas esculturas de arcilla presenta-
ban unos rasgos muy naturalistas y se acostumbraban a enterrar junto a conos 
de tierra destinados a las tumbas de personajes ilustres.
En pueblos vecinos, dichos betilos también sirven como mojones de culto propi-
ciatorio de la fertilidad y la resurrección.

        Nigeria es otra de las zonas más interesantes por lo que se refiere a sus producciones cerámicas antiguas. La cultura yoruba, presente en la parte occidental del país, es conocida por haber fabricado recipientes para el culto a los dioses. Éstos se hallan en su mayoría bellamente ornamentados, sobre todo en el extremo suroeste de la región, cerca de la frontera de Benin. A diferencia de los ashanti, en los yoruba era la mujer quien modelaba la cerámica, y el hombre se dedicaba a las obras que requerían el trabajo con bronce fundido.

Vaso circular igbo (Colección privada). Este recipiente globular de terracota, probablemente realizada por artesanos nigerianos en el siglo X, presenta asideras en forma de cola de serpiente y una elaborada ornamentación incisa. De entre las 250 etnias que conforman el Estado de Nigeria, los pueblos del sureste engloban predominantemente la cultura igbo, cuyo amplio sector poblacional se convirtió al cristianismo con la llegada del hombre europeo.

      Los igbo, también pertenecientes a la actual Nigeria, conservan una tradición cerámica excepcionalmente variada, semejante a la de los pueblos del Congo. Sus piezas, de formas, colores, texturas y estilos muy diversos, se cuentan entre las más famosas de África, destacando entre ellas las concebidas para el culto a los antepasados.

Vaso circular zulu (Museo Horniman, Londres). En las ceremonias zulu la ingesta de bebidas alcohólicas y psicotrópicas tiene un destacado papel ritual. Este recipiente de cerámica pulida proveniente de Sudáfrica servía como ofrenda de líquidos para los dioses.

        Finalmente, cabe poner de relieve las piezas cerá micas de la Kabilia argelina. Los kabilios, pueblo de agricultores y reputados joyeros, son también famosos por sus producciones en cerámica, y especialmente por las decoraciones geométricas de sus piezas. La tradición cerámica kabilia es muy antigua, de hecho, se tiene constancia de la existencia de piezas fechadas en el siglo VII a. C. Sus influencias son variadas, pero residen sobre todo en los estilos neolíticos de las costas mediterráneas. Sin embargo, la rica tradición kabilia parece estar despareciendo debido a las presiones de la industrialización y al peso de la religión monoteísta.

Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat

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