Punto al Arte: Dadaísmo en Berlín y en Colonia

Dadaísmo en Berlín y en Colonia

En los momentos de la efímera comuna de Berlín, en 1918, volvemos a encontrarnos con Huelsenbeck. Muy efervescente desde un principio, el núdeo berlinés reunió en sus diversas publicaciones a Raoul Hausmann y Johannes BaaderGeorge Grosz se había tomado muy en serio su papel de Marschalldadá, pero lo que sigue teniendo valor en él son los admirables dibujos con que fustigó cruelmente a la sociedad burguesa que le rodeaba.



⇦ El crítico de arte de  Raoul Hausmann. (Tate Collection, Londres). La visión que expone Hausmann del periodista artístico en este collage de 1919 es evidentemente muy crítica, mostrando al supuesto experto desdentado y blandiendo una pluma estilográfica como si fuera un florete a punto para batirse en duelo con el artista de turno. Colocándole un zapato en la cabeza, parece que el autor trate de denunciar la inutilidad de su pensamiento y la vaciedad de su esfuerzo intelectual.



Siendo Alemania, después de Grecia, la patria por excelencia de la filosofía, era natural que Berlín suscitara un dadásofo, en este caso el poeta fonético Raul Hausmann. "Inventé el 'poema fonético' en mayo de 1918", escribió. En la misma carta, Hausmann recuerda la importancia en el ambiente predadaísta de Berlín, de lecturas tales como SchópferischeIndifferenz, de Salomon Friedlaender (1916) "Era amigo de Friedlaender -añadía- y habíamos discutido durante años sus concepciones, que deben situarse entre la coincidentiaoppositorum de Nicolás de Cusa y las parábolas del Tao-te-king, de Lao Tsé".

El movimiento dadá en Berlín oscilaba entre el Zen y un psicoanálisis revisado, despojado de sus mitos griegos y aplicable a la sociedad en su totalidad. Así, queda confirmado el carácter absolutamente especial que el dadaísmo pudo adquirir en Berlín, en los antípodas de lo que fue en Nueva York, Zurich y París.


⇦ Autorretrato del Dadásofo de Raul Hausmann. Obra de 1920



La aportación poética de los berlineses consistió principalmente en el desarrollo de la escritura fonética, o "letrista". Esta forma poética había tenido precedentes en Swift, Lewis Carroll, Paul Scheerbart y, sobre todo, en Christian Morgenstem.

Los miembros del movimiento se dedicaron más o menos felizmente a estas experiencias, pero nadie puso en ellas tanta fe y constancia como Hausmann y su amigo Kurt Schwitters, de Hannover. Hausmann reivindicó siempre para sí la paternidad del fotomontaje. Esta técnica consiste, a partir de fotografías cualesquiera, en invertir los elementos, como retratos, escenas, o imágenes cinematográficas, o bien en intercalar trozos de periódicos, de hojas publicitarias u otras, con la intención de obtener una obra plásticamente nueva y repleta de un"mensaje" de orden político, moral o simplemente poético.

Por su parte, Schwitters utilizaba para la confección de sus ensamblajes y collages billetes viejos de autobús o de tranvía, envolturas de quesos, cordeles de embalaje y cosas por el estilo. Con ellos llevaba acabo obras que figuran entre las de mayor sutileza y refinamiento de la época comprendida entre las dos guerras. Asimismo, Schwitters instauró en su ciudad de Hannover su propio movimiento, al que dio el nombre de Merz. En su casa, elaboró una obra única en su género a la que llamó Merz-Siiule. Se trataba de una escultura hecha de bultos y concavidades, que tenía la propiedad de crecer como podría hacerlo un organismo vivo. Cada día le añadía algo, ya el producto de sus hallazgos cotidianos, ya algún objeto tomado a sus visitantes, como mechones de cabellos, uñas cortadas, etc. En 1934, ocupaba dos pisos. Schwitters ha dejado una obra que la crítica, en su tiempo, despreció y ridiculizó, pero que ha sido calificada de genial por sus amigos e iguales, como Ernst, ArpMondrian y Klee. Hoy abundan sus imitadores, que llegan con más de medio siglo de retraso.

P 1921 de Raul Hausmann. (Hamburger Kunsthalle, Hamburgo). Al igual que Kurt Schwitters y Johannes Baader, también Hausmann desarrolló una importante producción de collages plásticos en los que el ensamblaje visual entre los materiales empleados y el ruido al que se asocia tienen el protagonismo principal, además del uso de tipografías de diferentes estilos y tamaños. Al descontextualizar las formas, se materializaban de nuevo en unas nuevas y sugerentes composiciones llenas de colorido y movimiento que ponían en entredicho la efectividad de la comunicación humana. 

También hay que referirse a la ciudad de Colonia, en la que en 1918 el grupo de la Joven Renania, tanactivo antes de la guerra gracias al impulso de August Macke, se disgregó paulatinamente. Macke fue muerto en la primera gran batalla. Max Ernst, herido en la cabeza, siguió el camino de la rebelión total y se unió a Alfred Grünewald, hijo de banqueros, que había adoptado como nombre de guerra el de Johannes-Theodor Baargeld. No queda casi nada de su obra, pero esta comprendía relieves monumentales, ensamblajes y objetos de gran belleza.


⇦ El espíritu de nuestro tiempo de Raul Hausmann. (Museo Nacional de Arte Moderno, París). La imposible cabeza mecanizada diseñada por Hausmann en 1920 sin duda sirvió de inspiración para el androide María que protagonizara el film Metropolis de Fritz Lang siete años más tarde. Hausmann se reía así de la ciencia y la cultura como conceptos dogmáticos de la sociedad, en detrimento de la libertad de la locura y la sinrazón. Contrario a las ideas capitalistas encubiertas tras los principios democráticos, Hausmann atacaría las leyes de la lógica en su Discurso contra la Concepción de la Vida de Weimar escrito en 1919.



Baargeld era un verdadero ingeniero del escándalo. Y el más violento de ellos tuvo lugar a principios de 1920, después del regreso de Arp, que vino a completar el trío de los jueces infernales. Para asistir a Dada Austellung, Dada Vorfrühling, el público estaba obligado a pasar por unos urinarios. En la entrada, una niña con traje de primera comunión recitaba poemas obscenos. En medio de la sala se levantaba un objeto de Max Ernst, una especie de bloque de madera endurecida que sostenía un hacha enganchada por una cadena. Se invitaba al público a destruir aquel objeto a hachazos. En un rincón se veía el fluidoskeptrik de Baargeld, un acuario lleno de agua teñida de rojo, imitando a la sangre, en cuyo fondo yacía un despertador junto a un brazo femenino, mientras en la superficie flotaba una cabellera de mujer. En las paredes se habían colgado los collages y los papeles desgarrados de Arp, Ernst, Baargeld y algunos otros, todos ellos de un carácter insoportable, debido a su provocación y blasfemia.

La irrupción del dadaísmo en Colonia tuvo repercusiones más profundas en la personalidad y en la obra de uno de los más fervientes animadores del grupo: Max Ernst. Tras la guerra, concibió sus primeros collages, de absoluta originalidad, poder de evasión y carga afectiva. Con la ayuda de imágenes recortadas de manuales de divulgación científica, de ilustraciones de novelas pasadas de moda, de escenas de viajes y exploraciones, de láminas anatómicas o paleontológicas, Ernst lograba construir ciudades y paisajes nunca vistos, ballets, procesiones, carnavales de fantasmas sonrientes, de ninfas enloquecidas y de jóvenes brujas camino del aquelarre.

Giratorio de Kurt Schwitters. (Museum of Modern Art, Nueva York). Esta construcción de 1919 está realizada a partir de un ensamblaje de madera, cuerda, alambre, lana, piel y otros materiales diversos enganchados sobre lámina de cartón pintado al óleo. Muy influido por el constructivismo ruso y la obra de artistas como El LissitzkyMoholy-Nagy Van Doesburg, Schwitters compuso esta pieza tendente al minimalismo jugando con las formas circulares y consiguiendo una perfecta armonía que provoca una sensación de movimiento en la colaboración visual del espectador.   


⇦ Construcción Merz 1 A o El alienista de Kurt Schwitters. (Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid). Schwitters confirió un continuo movimiento a la composición de esta obra de 1919 realizada a partir del azaroso ensamblaje de objetos y formas aparentemente inconexas y empleando todo tipo de materiales. Solía presentar sus collages en happenings de Colonia junto a su amigo Johannes-Theodor Baargeld, auténticas manifestaciones subversivas que implicaban activamente al público y que provocaron más de un sonoro escándalo.



Francis Picabia, Marcel DuchampMan Ray encarnan hoy la revolución pictórica del tiempo actual. Aunque ni Pacabia ni Duchamp dieron al dadaísmo la importancia trascendental que otros le atribuyeron con el fin de darse importancia a sí mismos. Picabia fue el príncipe de la cuerda floja espiritual, el hombre de fiesta que se desdoblaba en aguafiestas, el "dandi" rosa y negro de las noches del Boeuf sur le Toit y el inventor sin igual de"muy raros cuadros en la Tierra". En la revista neoyorquina de Alfred Stieglitz, llamada 291, por ser el número de la 5ª Avenida en donde se editaba, Picabia publicó sus primeras Machines ironiques. Después, en una euforia centelleante que hubiera podido creerse inagotable, los cuadros ya históricos Paradeamoureuse, Nuitespagnole, Femme auxallumettes y Plumes, por no citar sino unos cuantos de los más célebres, confirmaron la excepcional prestancia del gran conductor del juego. Después de haber fundado en Barcelona, en 1917, la revista 391, Picabia volvió a París, pasando por Zurich, donde había vuelto a ver a Tzara. Desde entonces, entre los dos dinamiteros de la tradición todo fue un paso de contradanza de discordias y avenencias, una emulación en el arte de disgustar. A despecho de todo ese aparato, ambos personajes eran profundamente cómplices, en el sentido de que los dos eran poetas. Entre las compilaciones más significativas de esta época desmelenada se cuentan las siguientes obras de Picabia: Poésie Ronron, Pensées sans langage y Unique Eunuque, prologa da ésta por Tzara.

Construcción Merz 25 A o Imagen de las estrellas espacio de  Kurt Schwitters. (Kunstsammlung Nordrhein Westfalen, Düsseldorf). En esta obra de 1920, Schwitters deja traslucir el mismo interés por las máquinas que revelan las obras dadaístas de Duchamp y Picabia. La máquina aparece aquí como un ser orgánico dotado de vida autónoma, como un personaje extraño y humorístico, que con los años adquiriría un tono más grotesco y monstruoso en corrientes futuras como las de la estética de la Nueva Carne encabezadas por H. R. Giger o directores como Shinya Tsukamoto.

⇨ Construcción Merz 46 A o El bolo de  Kurt Schwitters. (Museo Sprengel, Hannover). Por su utilización de materiales tan diversos, este collage de 1921 puede considerarse precursor del arte pavera desarrollado más tarde en Italia por Beuys, Penone o Pistoletto. La distribución de los objetos en el cuadro no responde tanto a un orden azaroso, sino que adquieren una armónica composición expansiva desde el propio centro de la obra. La influencia de El Lissitzky es evidente en esta obra, realizada durante su estancia en Hannover, donde descubrió las posibilidades de la tipografía y la publicidad en la ordenaciOn de los espacios rectangulares.



Después de verdaderos aldabonazos, como el Desnudo bajando una escalera (1911) y el Roi et la Reine traversés par desnus vite (1912), obras que, por su calidad, hubieran bastado por sí solas para asegurar sufama, Marcel Duchamp se apartó definitivamente de la pintura, substituyéndola por ardides mentales, bombas de relojería y juegos de palabras explosivos, que en su tiempo le valieron el aplauso de sus compañeros y de su público. A partir de 1913, había consagrado como obra de arte una simple Rueda de bicicleta colocada sobre un taburete de cocina. Poco más tarde, en un cromo que representaba un paisaje invernal cualquiera, añadió dos pequeñas manchas de color y firmó el conjunto, dándole el título de Pharmacie. Al llegar a Nueva York en 1915, llevaba en sus equipajes una ampolla de vidrio, objeto insignificante y vacío que bautizó con el título de Aire de París. El mismo año, presentó al jurado de Artistas Independientes de Nueva York, del que era miembro, un urinario de loza puesto al revés, con el título de Fontaine. El objeto fue rechazado con general indignación. El Portabotellas (1915), simple objeto manufacturado y adornado por su firma, fue también causa de oprobio. Estos hallazgos, a los que dio el nombre de ready-made, superan ampliamente en su desconcertante simplicidad, todo cuanto Dadá pudo imaginar en otros lugares para socavar los cimientos del arte tradicional. El talento manual, la factura y el estilo eran negados así del modo más radical. El solo hecho de titularlos y firmarlos confería a no importa qué objeto la dignidad de obra de arte. Esta fue la máquina infernal inventada por Duchamp para acabar con el mito del creador y, en general, con una estética que muchos juzgaban ya del todo caduca.

⇨ La victoria de Kurt Schwitters. (Museo Wilhem Hack, Ludwigshafen). El efecto cromático del ensamblaje de retales de periódico y formas indefinidas de cartón y papel apunta hacia maneras más abstractas que posteriormente serían imitadísimas por los artistas de mediados y finales del siglo XX. Schwitters soñaba con un arte universal que fuera una síntesis de pintura, escultura, arquitectura y teatro, ya fuera por la combinación de materiales diversos como también por la inclusión de las artes escénicas en sus performances y recitales poéticos.



Por estas obras peligrosamente perturbadoras, el movimiento Dadá fue precedido por Duchamp y dominado por él, con sólo rozarlo con su estilo moteado. La elaboración de trabajos como Stoppages-étalons y, sobre todo, la Mariée mise á nu par ses Célibataires, meme (1915-1923), no forma parte del fenómeno dadaísta, a pesar de lo que hayan podido decir ciertos comentaristas. Su interpretación pertenece más bien al terreno de las meta-ciencias, o de los meta-lenguajes, tal como lo ha señalado Robert Lebel.


⇦ Autorretrato de Johannes-Theodor Baargeld. (Kunsthaus, Zurich). La originalidad de este collage de 1920 realizado en Colonia reside en el uso de láminas recortadas de libros de anatomía y ciencias naturales combinadas con ilustraciones de novelas folletinescas, ampliadas y ensambladas luego fotográficamente. Esta utilización del fotomontaje contribuyó de manera sorprendente a la construcción personal de Baargeld de un mundo fantástico y sobrecogedor que presagiaba el surrealismo posterior. 



Junto a sus amigos Picabia y Duchamp, Man Ray regocijó el firmamento Dadá con sus insustituibles juegos de luciérnagas. Dibujante y pintor de dotes maravillosas, también él puso en tela de juicio el sentido del arte tal como se practicaba por aquel entonces. A partir de 1915, multiplicó el número de lo que él mismo llamó Objetos de mi afecto, que son ready-mades auxiliares. Lampshade es una espiral de cartón que cae del cielo; Portmantle, una selva de perchas arborescentes; Cadeau, una plancha de cuya base sobresalen algunos clavos, y así otros varios, hasta llegar a Painspeints. Estas obras indican el camino seguido por este espíritu lúdico, cuyo vagabundeo inspirado no cejó nunca. Duchamp le dio la definición que merecía: "Man Ray = Joie-Jouer Jouir" (Man Ray = Alegría-Jugar-Gozar).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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