Punto al Arte: 04 Expresionismo
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Primera acuarela abstracta



A pesar de que no tiene título, esta acuarela de Kandinsky, mundialmente conocida como Primera acuarela abstracta, a partir de la primera catalogación de Hill Grohmann, abrió el camino de la abstracción.

Se entiende por pintura abstracta aquella que prescinde por completo del objeto y de la figura y el cuadro se compone mediante la combinación de líneas y colores. Los movimientos anteriores, desde el Impresionismo, ya se habían encaminado hacia una no copia de la realidad. Desde entonces se iba reduciendo el concepto de arte como imitación. Pero la abstracción lleva este principio hasta las últimas consecuencias al prescindir por completo de la referencia a la realidad externa del cuadro.

En 1908, instalado en Murnau, un pueblo de Munich, Kandinsky comienza a desarrollar una pintura que paulatinamente se iría acercando a la abstracción a través de formas simplificadas y colores intensos, como verdes, azules, rojos y amarillos. El alejamiento del naturalismo y la tendencia hacia el arte abstracto se efectuó en Kandinsky entre 1910 y 1913 en una serie de obras que denominó Impresiones, Improvisaciones y Composiciones. En estas pinturas cuesta reconocer la plasmación de una figuración.

Es precisamente en 1910, a pesar de que algunos especialistas tienden a situarla en 1913, cuando pinta su Primera acuarela abstracta. A partir de esta fecha su pintura se basará en los principios expuestos en su obra teórica Sobre lo espiritual en el arte, escrita en 1911 y publicada en 1912, donde relaciona principios de la música y de la pintura, especialmente el concepto del ritmo. Para el artista ruso el arte debe expresar el espíritu, su realidad interior. Es el descubrimiento de que las formas coloreadas presentan propiedades expresivas propias. Su receptividad hacia el color fue la clave del desarrollo de su producción artística.

Kandinsky pinta su primer cuadro abstracto cuando el debate sobre el origen y, por tanto, creador de la pintura abstracta está en auge. La idea de la abstracción aparece también coetáneamente en pintores como P. MondrianK. Malévich, R. Delaunay, F.KupkaF. Picabia.

Sobre un espacio imaginario flotan y se mueven formas abstractas coloreadas en las que no se encuentran referencias miméticas. La obra respira un sentido de libertad, lirismo, que, junto a la fluidez de las manchas de colores, dispuestos arbitrariamente, con gran intuición estética, y el gesto nervioso de la línea configuran un espacio de gran dinamismo. De hecho, esta autonomía del color es lo que le permitió enseñar una concepción de la pintura cercana a la pureza musical. Para él, tanto los colores como los sonidos tienen una capacidad y significado expresivo propio que conduce a una experiencia espiritual.

En definitiva, el resultado es una obra de gran creatividad y movimiento en que los colores son los protagonistas absolutos.

Esta gran acuarela con tinta china y lápiz, sin título, de 497 x 648 cm, grande según los formatos de la época, se conserva en el Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou de París, donada por Nina Kandisnky en 1976.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Kandinsky

Wassily Kandinsky (1866-1944) nació cerca de Moscú. La familia de su madre, de origen báltico, hablaba corrientemente el alemán, lengua que Kandinsky ya aprendió en su infancia, y pronto empezó a familiarizarse con la cultura germánica.

Estos antecedentes tienen interés porque ya hemos señalado que Worringer, en su obra de 1908, publicada en Munich cuando Kandinsky ya residía allí, había descrito la"abstracción" como la categoría artística propia del mundo germánico, nórdico, en su enfrentamiento con la naturaleza hostil; mientras que la categoría opuesta, a la que llamaba Einfühlung, correspondía a la identificación con el objeto (la naturaleza) y la consideraba propia de las civilizaciones clásicas, mediterráneas. En la misma época, otro erudito alemán, Joseph Strzygowsky, estudiando la evolución de los motivos ornamentales, intentaba invertir el punto de vista tradicional de la historia del arte: en su obra Orient oder Rom sostenía que la civilización mediterránea no había creado nada original, que todos sus temas procedían de las culturas orientales, en un inmenso arco que iba desde Persia a las regiones árticas.  


Caballero, de Wassily Kandisnsky (Galería Tretjakov, Moscú). Pintado en 1911, la imagen interior, eminentemente lírica, parece una transposición pictórica de los poemas musicales que escribió Schoenberg, amigo del pintor. Puede hablarse en esta tela de una emancipación progresiva del color y de la forma. Comparándola con composiciones anteriores del artista, su pintura se organiza ya de una forma más libre y más colorista. 

Después de su llegada a Munich, en 1896, Kandinsky, que había abandonado su carrera de jurista, iniciada en Rusia, estudió pintura en Alemania y viajó mucho (París, Túnez, Italia, Dresde, Berlín). Fueron doce años en los que acumuló mucha experiencia y su pintura pasó por varias fases estilísticas. Conocía bien el fauvismo y el cubismo, pero pensaba que éste, aun cuando se presentase como una revolución, no era más que una revolución dentro del sistema clásico occidental y que tendía, en definitiva, a consolidarlo y generalizarlo, Kandinsky creía que la renovación del arte había de venir de la victoria del irracionalismo oriental sobre el racionalismo artístico de Occidente. Probablemente Kandinsky ya conocía las obras de Worringer y de Strzygowsky cuando fundó la "Nueva Asociación de Artistas" y, después, Der Blaue Reiter.


Mujer en Moscú de Wassily Kandinsky (Lenbachhaus, Munich). Pintado en 1912, los signos del lenguaje ya se han hecho precisos y una cuidada estructuración del espacio ha sustituido la espontaneidad romántica del período anterior. Los colores son cada vez más brillantes. El mismo Kandinsky explica que la elaboración de estas telas fue lenta, que las trabajaba una y otra vez desde los primeros esbozos. 

Todo ello debió influir en la dirección hacia la abstracción que Kandinsky iba a dar al expresionismo. Su primera obra deliberadamente abstracta, la primera obra del arte abstracto contemporáneo, fue una acuarela pintada el año 1910. Pero la influencia más determinante fue su propia experiencia, realizada de forma casi apocalíptica dos años antes, en 1908. He aquí cómo la describió, con sus propias palabras: 'Volvía, enfrascado en mis pensamientos, de mis bosquejos, cuando, al abrir la puerta del estudio, me vi de pronto ante un cuadro de belleza indescriptible e incandescente. Perplejo me detuve mirándolo. El cuadro carecía de todo tema, no describía objeto alguno identificable y estaba totalmente compuesto de brillantes manchas de color. Finalmente, me acerqué más y sólo entonces reconocí lo que aquello era realmente: mi propio cuadro puesto de lado sobre el caballete... Una cosa se me hizo manifiesta: que la objetividad, la descripción de objetos, no era necesaria en mis pinturas y, en realidad, las perjudicaba".


Impresión VI (Domingo) de Wassily Kandinsky (Staatliche Galerie, Munich). Es un primer paso a la abstracción, data de 1910. Las formas y los colores tienden a desvincularse de la realidad visual; aunque todavía no se ha separado totalmente el objeto en sus pinturas, siendo la serie que conforma Impresiones, una representación expresiva de la naturaleza, su última mirada hacIa la realidad exterior. 

Cuando estalló la guerra, en 1914, Kandinsky huyó de Munich y regresó a Moscú, pasando por Suiza. A partir de 1918, se incorporó a la revolución soviética, ocupándose de organizar las escuelas de arte y los museos de la URSS; pero cuando se produjo la reacción cultural de 1921 y los principios del control burocrático que prefiguraban lo que más tarde sería el estalinismo, Kandinsky regresó a Alemania y -a los pocos meses- aceptó la invitación de Walter Gropius para incorporarse a la Bauhaus o escuela de diseño de Weimar. De sus experiencias como profesor surgió su segundo tratado importante: "Punto y línea en el plano" (1925). Cuando el gobierno nazi clausuró la Bauhaus, Kandinsky se trasladó a París, donde obtuvo la nacionalidad francesa y residió el resto de su vida.


Improvisación soñadora de Wassily Kandinsky (Staatsgalerie Moderner Kunst, Munich). Fechada en 1913, pertenece a las abstracciones expresionistas que el autor denominó Improvisaciones, es decir, expresiones espontáneas de carácter espiritual o, en otras palabras, cuyo carácter exige que no reproduzcan nada material. Anuncian la ruptura definitiva con las formas. Sin un orden aparente ni un soporte estructural, el pintor concibe la realidad con imágenes parciales y débiles, y no con forma de objetos definidos.

Los últimos vestigios de las apariencias del mundo real no desaparecieron de la obra de Kandinsky hasta después de 1920. Sus Impresiones pintadas en 1911 son su última mirada atrás, hacia la realidad exterior. Los subtítulos que llevan (Fuente, Domingo, Parque, Concierto, etc.) son la clave para interpretar el origen de esos ensueños coloreados. Sus más de cuarenta Improvisaciones son el antecedente directo del expresionismo abstracto o pintura informal que se desarrolló en todo el mundo mucho más tarde, a partir de 1945. Cuando algunas de ellas fueron expuestas en Londres, en 1913, el crítico inglés Roger Fry escribió: "Son pura música visual, y no tengo ninguna duda sobre la posibilidad de expresión emocional con tales signos visuales abstractos". Finalmente, sus Composiciones son construcciones enormemente calculadas, sobre la base de apuntes previos, cuyas líneas y colores habían sido trazados instintivamente. Estas obras de la última etapa de Kandinsky muestran que su lenguaje se ha hecho totalmente concreto y, al mismo tiempo, trascendental. Su pintura utiliza un lenguaje universal para expresar sentimientos liberados de todo lo que es contingente.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El problema de la forma y el color

Improvisación 14 de W. Kandinsky (Museo Nacional de Arte Moderno, París). Esta obra de 1910, corresponde al grupo de realizaciones que él mismo definió como "impresión directa de la naturaleza exterior". Efectivamente, en esta obra cabría aún hablar de la transposición de los elementos: un árbol a la izquierda, el azul del cielo al fondo, etc. 

El problema que se le planteaba a Kandinsky era si la forma y el color, libres de todo propósito representativo, como el pretendía, podían ser articulados en un lenguaje de contenido simbólico. A través de sus obras del año 1910 y siguientes, Kandinsky llegó a la conclusión de que las puras formas plásticas podían dar expresión "externa" a una necesidad "interna". Su formación jurídica y su sensibilidad musical lo predisponían a la invención y elaboración de un sistema de notación exacto. De este modo, las formas coloreadas debían ser dispuestas sobre la tela tan claramente como las notas de una partitura orquestal. Al final de su tratado Sobre lo espiritual en el arte, Kandinsky distingue tres clases diferentes de obras suyas: 

"1) Una impresión directa de la naturaleza exterior. A esto llamo una Impresión.
2) Una expresión en gran parte inconsciente, espontánea, de carácter interior, de naturaleza no material (es decir, espiritual). A esto llamo una Improvisación.
3) Una expresión de un sentir interior lentamente formado, elaborado repetidamente y de un modo casi pedante. A esto llamo una Composición".

Esta explicación que el mismo Kandinsky da es muy útil, pues, al contemplar el conjunto de su obra, es posible darse cuenta de que al primer grupo pertenecen sus realizaciones datadas hasta 1910; al segundo, las abstracciones expresionistas del período 1910-1921, y al tercero, las abstracciones constructivas posteriores a 1921.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La última fase del expresionismo alemán

La derrota militar de 1918, la grave dislocación política y social que siguió, y la catastrófica inflación de 1923, no hacían esperar la reconstrucción de las fuerzas artísticas que tuvo lugar en aquellos años en Alemania. Lo que se desarrolló fue una pintura basada en otras premisas artísticas, sociales y psicológicas. No hay duda de que su dirección realista y su forma agresiva y antiidealista, fueron facilitadas por las actividades de los grupos Dada de Berlín y de Hannover, a los que se hace referencia en otro capítulo.

La conexión entre el desorden Dada y el nuevo realismo expresionista se realizó a través de la obra de George Grosz y de Otto Dix. Durante el período dadaísta de Berlín (1917-1920), Grosz se caracterizó como un miembro importante del grupo, y participó en sus exposiciones con dibujos y collages de fotografías que se cuentan entre las obras más amargas de denuncia de la hipocresía social que produjo el dadaísmo.

Camarera de Otto Dix (Galería de Arte Moderno, Roma). Este pintor procedente del ámbito proletario, dio gran energía a la última fase del expresionismo, y representó la más decidida reacción contra el arte abstracto. Su arte fue un instrumento satírico y acusador de la sociedad burguesa contemporánea. Integró también el grupo de la "Nueva Objetividad". Este rostro patético que ocupa toda la tela está envuelto en un halo de fantasía que lo hace enormemente emotivo.  

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