Punto al Arte

Mictlan, la ciudad de los muertos



Los zapotecas tuvieron un nuevo centro cultural en Mitla o Mictlan, la nueva ciudad sagrada construida en el fondo del valle de Oaxaca. Mictlan fue un lugar rodeado de mitos y leyendas, pues la misma palabra significa lugar de descanso, de beatitud o de muerte, en definitiva hace referencia al fin bajo los palacios del rey se encontraban cámaras sepulcrales. Estas cámaras presentan tumbas más evolucionas que las del Monte Albán, ganan en espacio y, sobre todo, mantienen un rico trabajo decorativo, relieves geométricos a base de la utilización del mosaico, pequeñas piedras perfectamente encajadas.



Sus ruinas llamaron la atención tanto por ser estructuras de grandes piedras, que ofrecían novedosos sistemas de distribución de espacios, como también por el peculiar estilo decorativo.

De entre todos, el monumento mejor conservado es el conocido como el edificio de las Columnas, por ser el único palacio que tiene estos elementos estructurales. De hecho, la utilización de estas piezas monolíticas es uno de los aspectos que más sorprende del complejo, pues era algo desusado en la arquitectura mexicana antigua.

La peculiar disposición de este recinto concede una importancia primordial a una amplia y alargada antesala que conduce directamente a las salas de la parte posterior, cerradas en torno a un patio. Pero lo más característico son las elegantes columnas, que contribuían a sostener el techo de la antesala. Posiblemente, esta era la habitación del sumo sacerdote, una estancia para ceremonias que él solo podía practicar.

La segunda sorpresa en Mictlan es la decoración de las paredes a base de maravillosos mosaicos. Tanto los muros exteriores como los interiores, incluso en salas cuya iluminación debía ser muy escasa, se decoran con piedras formando composiciones minuciosamente estudiadas. Las piedras de fachada y de las salas principales interiores han sido excavadas para dejar espacios vacíos, donde se han colocado miles de bloques finamente tallados, que ajustan perfectamente y componen más de treinta combinaciones de dibujos geométricos. Son larguísimos paneles que presentan el mismo motivo geométrico pero de variadas formas, tipos de grecas escalonadas, triángulos, meandros, zigzag, etc.

Por su técnica, el revestimiento que cubre la mayor parte de los muros interiores, pasillos, cámaras y patios, son dignos de admiración. Este sistema decorativo es una de las creaciones más originales del arte antiguo, que no existe en ninguna otra parte del mundo y que han dado fama mundial a Mictlan.

Debió costar un trabajo inmenso tallar cerca de un millón de piedras para dichos mosaicos utilizando toscas herramientas; puede afirmarse, no obstante, que el resultado obtenido es digno del esfuerzo que costó. Mictlan representa así la culminación de las nuevas tendencias arquitectónicas, tanto por la característica distribución de sus edificios como por la extraordinaria decoración que exhiben.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Los hallazgos de El Zapotal

Las excavaciones realizadas durante la segunda mitad del siglo XX en El Zapotal, enclave situado a escasos kilómetros al oeste de Laguna de Alvarado, en el estado de Veracruz, nos muestran numerosos vestigios del período clásico en esta zona de Mesoamérica. Aparte de las figurillas sonrientes a las que ya hemos hecho mención, destaca el hallazgo de un fascinante santuario dedicado al dios de los muertos, Mictlantecuhtli, que aparece modelado en barro sin cocer, sentado en un increíble trono. Asimismo, en el tocado que luce la figura del dios vemos esculpidos cráneos y cabezas de lagartos. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Museo Nacional de Antropología de México

Dirección: 
Avenida Paseo de la Reforma, Calzada Gandhi, s.n. P
arque de Chapultepec, Ciudad de México. 
Tel: (+52) 5286 5195. 
http://www.inah.gob.mx/es/red-de-museos/265-museo-nacional-de-antropologia

Jardines del Museo Nacional de Antropología de México. 

Sin lugar a dudas, se trata de la joya museográfica de Ciudad de México, y uno de los destinos fundamentales de todo estudioso del arte precolombino. El origen de este museo tradicionalmente se suele vincular con el doble descubrimiento que, en. 1790, tuvo lugar en la ciudad: la escultura de Coatlicue, la diosa de la tierra, y el de la famosa Piedra del Sol, conocida como Calendario Azteca. A partir de aquí, fue naciendo la conciencia del pasado del país y de la necesidad de venerarlo y preservarlo. Finalmente, en 1825 esto se plasmó cuando se decretó el nacimiento del Museo Nacional, que con todo, en aquellos primeros momentos, siguió dentro del conjunto de la universidad. 
Brasero de barro con cuatro soportes en forma semiesférica 
decorados con incisiones. 

A partir de esta fecha, el museo fue cambiando de lugar y recibiendo multitud de donaciones de todo tipo, tanto de piezas arqueológicas precolombinas como pinturas e imaginería coloniales, hasta carruajes, monedas, fósiles o animales disecados. Esta riqueza de variedad de fondos llevó que, con el tiempo, se desmembraran en partes, con el objetivo de darles un lugar específico a cada una de las diferentes disciplinas. Así, en 1910, apareció el primer Museo Natural de México, y en 1940, el Museo Nacional de Historia, quedando por otra parte en una sola colección la parte dedicada a arqueología y etnografía, base del futuro Museo Nacional de Antropología de México.
Vasija trípode policromada cuyos soportes son cabezas de 
águila estilizadas. 

Tras pasar por varios sitios, finalmente halló su sede definitiva en un edificio encargado en 1963 al arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez quien, en un tiempo récord, construyó el nuevo museo. Así, el 17 de septiembre de 1964 pudo ser inaugurado por el presidente de entonces, Adolfo López Mateas. El nuevo museo llama la atención por su enorme espacio, con un gran patio central en torno al cual se disponen las diferentes salas de exposición. Situadas en dos niveles, en la planta baja se presentan las colecciones de arqueología, mientras que en la superior se puede disfrutar de la sección etnográfica. 

En la parte dedicada a arqueología, se sigue un orden cronológico desde la sala de los orígenes -con la recreación del hallazgo del Mamut de Santa Isabel lztapa-, para dar paso a las cuatro principales etapas que tuvieron lugar en el Altiplano Central Mexicano -sala del preclásico; sala de Teotihuacán; sala tolteca, dedicada a la ciudad fundada por Quetzalcóatl; y la sala mexica, de la etapa posclásica, que es la de mayores dimensiones, con importantes muestras escultóricas, y donde destaca en su centro la Piedra del Sol-. En el ala sur, las salas están dedicadas a las otras regiones de Mesoamérica: Oaxaca, Culturas del Golfo de México y los Mayas. 

En la parte sobre etnografía, hay salas centradas en los Pueblos Indios, el Gran Nayar y los Otopames, así como a los Purépechas o a la sierra norte de Puebla. 

Una sala aparte es la que estudia los nahuas, pueblo que no se presentó en el plan museográfico de 1964, pero que fue introducido posteriormente, puesto que su presencia es la de mayor peso en la configuración del México actual.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat 

Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial

Dirección:
Calle Juan de Borbón y Battemberg, s/n. 
28200 San Lorenzo de El Escorial, Madrid. 
Tel: 91 890 59 02 191 890 59 03. 
http://monasteriodelescorial.com/

Fachada del Patio de los Reyes del Real Monasterio de El Escorial. 
El rey Felipe II decidió construir en El Escorial el edificio desde el que controlaría todo su Imperio. El monarca deseaba levantar un palacio que hiciera las veces de panteón real, monasterio y basílica. Se trataba de una obra ingente y muy ambiciosa, que tomó el simbólico nombre de San Lorenzo, en conmemoración de la reciente victoria en la Batalla de San Quintín, acaecida el 1 O de Agosto, día de San Lorenzo. 

El proceso de edificación duró más de veinte años, terminándose en 1584. Su emplazamiento no fue fruto del azar, sino que para su elección Felipe II acudió a los más reputados astrólogos, teólogos y arquitectos del momento. Fue Juan de Toledo el encargado de llevar a término la obra. Éste se basó en la estructura del Alcázar toledano, siguiendo sus líneas regulares, de planta cuadrada y con torres en las esquinas. Tras el deceso de este arquitecto, ocurrido en 1567, fue sucedido por Juan de Herrera, quien terminó el proyecto, confiriéndole su característico aspecto, que no tardaría en crear escuela. 

Si bien es cierto que el Real Sitio de San Lorenzo no es propiamente un Museo, cabe decir que en él se conservan algunas de las más bellas obras del renacimiento español. Por otra parte, el mismo edificio y su decoración constituyen uno de los mejores ejemplos de arquitectura y artes aplicadas de la época. Por todo ello, forma parte del Patrimonio Nacional, además de haber sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

El conjunto fue decorado al fresco por pintores italianos, entre los que hay que destacar a Zuccaro, Luca Giordano y Tibaldi. Además, las paredes de este edificio fueron ornamentadas con pinturas de El Bosco, de maestros venecianos del siglo XVI, y por algunos cuadros de El Greco y Velázquez. Asimismo, en la basílica pueden observarse dos grandes cenotafios, dedicados a Felipe II y a Carlos I, con esculturas de Pompeyo Leoni. En otros espacios del edificio, el visitante podrá observar esculturas de Monegro, Cellini y Bernini; además del reablo de Claudio Coello, que engalana la sacristía. 

El Monasterio posee varias construcciones adyacentes, también de gran interés, entre las que cabe destacar la Casita del Príncipe y la del Infante, con sus respectivos jardines. Finalmente, aloja la magnífica Biblioteca de El Escorial, creada por Felipe 11. En ella se conservan impresos, manuscritos y códices, que en la actualidad se hallan en proceso de catalogación. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Vincente Masip (h.1475-h.1550)



Masip el Viejo, Vicente (Andilla, h. 1475-h. 1550) Pintor renacentista español, padre del famoso pintor Vicente Juan Macip, más conocido como Juan de Juanes

Biografía 

Se le considera un pintor de corte cuatrocentista influido por las obras de Paolo de San Leocadio y Rodrigo de Osona. A ellos se debe el aspecto de primitivo cuatrocentista de sus obras tempranas, como el retablo de Porta-Coeli del Museo de Bellas Artes de Valencia. La llegada a Valencia de algunas obras de Sebastiano del Piombo marcará su obra posterior, como se pone de manifiesto en la más destacada de ellas, el antiguo retablo del altar mayor de la catedral de Segorbe del que se va a encargar entre 1529 y 1532, quizá contando ya con la colaboración de su hijo, lo que permitiría explicar el cambio en la orientación de su pintura. Se le atribuye también el retablo de la Virgen del Remedio de la Iglesia de San Bartolomé de Benicarló. Es una pintura con la Virgen y el Niño sentado en el trono, rodeados por diferentes santos. 

El Museo del Prado posee, entre otras, dos pinturas suyas de formato circular, representando la Visitación y el Martirio de Santa Inés, ejecutadas para la capilla de santo Tomás de Villanueva en el convento de San Julián de Valencia, probablemente por encargo del venerable Juan Bautista Agnesio. Especialmente en la segunda de ellas, el escenario renacentista en que se desarrolla la acción muestra obvias influencias de los cartones de los Hechos de los Apóstoles de Rafael, que pudo conocer a través de estampas. Eclipsado un tanto por la fama exorbitante de su hijo, de estilo más emotivo y dulzón, pero sin duda mejor dotado, los expertos dudan en la atribución de algunas obras entre padre e hijo, especialmente de aquellas que se habían atribuido al Macip maduro. 

Fuente: https://es.wikipedia.org/

Galería

Inmaculada Concepción, 1531-1535


Martirio de Santa Inés, 1540

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