Punto al Arte: Braque Georges
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Obra de Georges Braque. Impresionismo.

Amigo de la abuela, 1900


Obra de Georges Braque. Posimpresionismo.

Terraza del Hotel Mistral en Estaque, 1907
Desnudo, 1908

Estudio de desnudo, 1908

Obra de Georges Braque. Surrealismo.

Desnudo reclinado en el pedestal, 1931

Naturaleza muerta marrón, 1932. Cubismo

Desnudo tumbado (El bañista IX), 1932

La servilleta de color rosa, 1933. Cubismo

El pintor y su modelo, 1939. Cubismo

Helios V, azul-violeta, 1948. Surrealismo

Botella, vaso y aceituna de Georges Braque


Eliminando por completo el fondo, Braque destacaba así la importancia de las figuras y su juego de contrastes entre planos. Para el pintor, el énfasis del cuadro radica en la relación situacional de cada objeto con respecto al espacio total del lienzo, manteniendo la botella en el centro mismo de la obra como si quisiera guiar la mirada del observador.


(Museo Picasso, Barcelona)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Casas en L'Estaque de Georges Braque


Braque buscó y reprodujo exactamente el mismo paisaje que años antes ya había pintado Cézanne, cuya influencia le marcó poderosamente. Los atributos figurativos pierden importancia y sólo interesan las relaciones de  planos y volúmenes desde una nueva perspectiva formal, como pone de manifiesto la composición geométrica del cuadro. El fauvismo que inspiró las primeras pinturas de Braque no tiene el peso de otras obras, pasando el color a ser un mero elemento de apoyo que se limita a ensalzar la estructura.

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

El cuenco de fruta de Georges Braque


Braque empleó una composición circular para este cuadro, en el que las propias formas de las frutas representadas van cerrando la configuración visual del mismo. El uso recurrente de bodegones por los cubistas respondía a un manifiesto interés por el estudio de los volúmenes y los contrastes entre fondo y figura.

(Moderna Museet, Estocolmo)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

El dúo de Georges Braque


Tras sus incursiones en el surrealismo, Braque volvería al arte figurativo sin desprenderse del todo de su pasado cubista. En esta escena de salón el pintor trabaja las siluetas de los cuerpos y los objetos representados por medio de los contrastes de color y las sombras que envuelven los dos personajes.

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El portugués de Georges Braque

El portugués (Le Pourtugais) es uno de los cuadros más abstractos de Georges Braque, al mantener una ruptura radical con el concepto tradicional de la obra pictórica.

Pintada en Céret, durante el verano de 1911, donde el artista pasó un período en compañía de Picasso, esta obra constituye la trascripción del recuerdo de un músico portugués, al que había visto en un café de la ciudad de Marsella. 

La pintura es una paulatina deconstrucción. La imagen, que parte de las experiencias geometrizantes de Cézanne, se hace progresivamente más abstracta. Aquí desaparece el volumen de las formas que conservaban sus primeras telas, ahora predomina el trazado plano la disgregación. Un proceso que dificulta enormemente al espectador la lectura y comprensión de la obra. El objeto aparece difícilmente reconocible.

A través de numerosos entramados de líneas se descompone la figura del guitarrista que llega a confundirse incluso con el fondo. La realidad es traducida en un lenguaje nuevo y personal en el momento que las formas se fragmentan y ocupan toda la superficie de lienzo.

Esta disección del objeto representado va unida a la cada vez mayor monocromía. La forma y el color se funden: como dijo Braque, "son simultáneos". Aunque en este caso el tono ocre-gris, casi uniforme, es salpicado por masas de un color pardo más denso y profundo que ayuda a resaltar las diferentes partes de la composición. No obstante, el artista incorpora aquí nuevos elementos, letras y números acompañan a la representación. Son reproducidos con tal precisión que parecen añadir una nueva variedad a la exploración cubista de lo real. Es una manera de recuperar la percepción figurativa del lienzo, además de enriquecer la superficie. El guitarrista aparece entre el anuncio de un baile –BAL- y las inscripciones del precio de las consumiciones. Los nuevos elementos acentúan el realismo de la pintura y ayudan a comprender mejor el tema.

Ya en 1908 Picasso había pegado un trozo de papel en el centro de un dibujo elaborando así lo que probablemente es el primer papier collé o collage. Ambos artistas, dos años después, usaron palabras y cifras para incrementar la sensación realista. El collage, es decir, papeles pegados sobre los que después se pintaba, fue una de las aportaciones técnicas y conceptuales más significativas de todo el siglo.

Sin duda, la escena se convierte en una superficie vibrátil y ritmada que poetiza la realidad del representado. El empleo de letras esparcidas sirve para introducir el nombre que se liga al asunto, en este caso el baile, como para potenciar el carácter bidimensional del espacio desarrollado.

Braque inscribe, por medio de plantillas, letras y cifras que se integran en la realidad concreta. En el verano de 1911, Picasso está mucho menos preocupado por esta evolución. Y no será hasta el año siguiente cuando retome la idea de su amigo e incorpore de manera constante estos detalles en sus pinturas.

El portugués fue una antecesora de la abstracción en la pintura moderna al destruir la perspectiva renacentista y su sentido de profundidad. Su influencia pudo haber sido superior a la gran obra de Picasso, Las Señoritas de Avíñón, puesto que esta última no se expuso públicamente hasta muchos años después de ser pintada.

Óleo sobre lienzo realizado en 1911, mide 117 x 81 cm y se conserva en el Museo de Bellas Artes de Basilea.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El velador negro de Georges Braque


Incluida en la última fase cubista del pintor, en esta obra la lucha entre la estructuración geométrica del espacio y el reconocimiento del tema cede en beneficio de éste, destacándose sobre todo el interés decorativo por, encima de la intelectualización radical de la realidad. Por esas fechas, también la amistad entre Picasso y Braque llegaría a su fin, rompiéndose así una fructífera relación de identificación mutua con sus respectivas obras.

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Guitarra y clarinete de Georges Braque


La obra de Braque siempre estuvo impregnada de una vena lírica que desarrollaría a lo largo de toda su vida. Este bodegón fue pintado tras recuperarse de una herida de guerra sufrida durante la 1ª Guerra Mundial. Por sus logros plásticos y espaciales, esta obra está considerada uno de los mejores ejemplos de la segunda fase del cubismo sintético.

(Museo de Arte, Filadelfia)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

L'Echo d'Athéne de Georges Braque


Bracque fue, junto a Picasso y Gris, uno de los iniciadores fundamentales del cubismo, una tendencia que paulatinamente derivaría hacia la abstracción.

(Kunstmuseum, Berna)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Le Jour de Georges Braque


El estilo personal de Braque estuvo muy marcado por la influencia de su padre, decorador de interiores, tal y como demuestran muchos de los bodegones del pintor. Otras referencias que se pueden hallar en su obra son el uso cromático del fauvismo, la utilización de las formas de Matisse e incluso el modo en que Cézanne confería volumen con los matices.

(National Gallery, Washington D.C.)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.



L'Estaque de Georges Braque



Famoso paisaje pintado por el artista durante su estancia en la población costera de L'Estaque. Aquí Braque demostró su tendencia fauvista de conferir su forma a los objetos sin dar demasiada importancia a los efectos de luz.

(Colección privada, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La musiciènne de Georges Braque


Gracias a la utilización del collage, las formas se hacen más reconocibles al repartirse en el espacio con una estructura más ordenada y menos anárquica que en otras obras de la etapa de cubismo sintético de Picasso. La guitarra situada en un plano central, los titulares de prensa recortados a los pies del cuadro y la sonrisa de la chica en el margen superior tienen un peso importantísimo para la distribución espacial de la obra. El color vuelve a ser un elemento destacado para la configuración del cuadro y el tema se hace más accesible a la recomposición visual del espectador.

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Le Sacre Coeur de Montmartre de George Braque


Braque reflejó en este cuadro la enormidad del Sacre Coeur de Montmartre pintando la iglesia con una composición vertical que parece crecer sobre sus propios bloques arquitectónicos entremezclados con los de la urbe del barrio, acompañando la mirada del espectador hastar las cúpulas de la iglesia al fondo.

(Museo de Arte Moderno, Villeneuved'Ascq)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Les usines du Rio-Tinto de Georges Braque


El autor rompe con los límites de la forma, plasmándola con una libertad infinita y sugerida sin llegar a definirla por completo. En este paisaje, Braque va más allá de las pretensiones iniciales del cubismo, observando el objeto representado no sólo desde distintos ángulos, sino desde todos a la vez, acercándose a las intuiciones de la disolución en el espacio que derivarían progresivamente hacia la abstracción .

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Naturaleza muerta con naipes de Georges Braque


El autor compuso este cuadro basándose sobre todo en los colores predominantes y la ordenación nada sutil del espacio. Situando en primer plano diversos objetos reconocibles para el espectador, como el racimo de uvas o los naipes, el pintor distribuyó los elementosque componen este bodegón con una racionalidad absoluta, similar al modo de configurar utilizado recurrentemente por Torres García.

(Museo de Arte Moderno, París)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Verre et bouteille de Georges Braque


Con unos simples trazos lineales, Braque crea todo un micro universo de formas y dimensiones enmarcándolo con un margen circular y empleando varios trozos de papel en primer plano. El énfasis de la obra no está más en la descripción formal de los objetos, sino en la composición general del cuadro, en su relación interna con respecto al espacio en el que se inscriben.

(Colección particular)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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