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Artistas de la A a la Z

El Pop art en Europa

Como ya se ha dicho al principio de este capítulo, el Pop art tuvo un doble nacimiento: en Inglaterra y en Nueva York. En la discusión sobre cuál de los dos nacimientos es anterior al otro, los ingleses tienen muchas posibilidades de quedar en primer lugar, gracias a un cuadro hoy célebre de Richard Hamilton, pintado en 1956. Se titula, ¿Qué es lo que hace que los hogares de hoy sean tan diferentes, tan agradables?, y es un "collage" fotográfico en el que se representa un interior con diversos elementos, que después serán típicos de la iconografía Pop (televisor, magnetófono, "poster" de una viñeta de "comic" ampliada, etc.).

Su compatriota Peter Phillips nació en Birminghan en 1939, y aunque estudió en su ciudad natal, luego se trasladó a Suiza. La pintura de Phillips manipula toda la iconografía contemporánea, construyendo auténticos rompecabezas de objetos y fragmentos de objetos, ligados unos a otros por una extraña lógica interna.
⇦ Aníbal, de Peter Phillips (Colección privada). Utilizando el col!age y el entintado, en esta obra de 1962 el autor retoma un personaje legendario para reformularlo como icono cultural, destacando tan sólo el símbolo histórico que le representa en el imaginario popular. Así, el mítico Aníbal queda reducido a una única referencia a los elefantes con que cruzó los Alpes en el año 218, incluyendo varias estrellas de la bandera estadounidense como guiño crítico al partido republicano de Richard Nixon, quien perdió por muy poca diferencia las elecciones presidenciales en 1960 contra Kennedy y como gobernador por California dos años más tarde. 



Aunque el Pop art es un fenómeno anglosajón, pueden considerarse relacionados con él diversos artistas de Europa continental. El grupo más importante es el que Fierre Restany bautizó con el nombre de "Nuevos Realistas" en su primer manifiesto de abril de 1960. El grupo se constituyó oficialmente, unos meses más tarde, en París, con la participación de Raysse y de Spoerri.

Martial Raysse nació en Niza en 1936. Su primera manera (La playa, 1962) recuerda el estilo de Kienholz, pero después evolucionó hacia una pintura plana en la que juegan un papel importante diversos procedimientos de utilización de la fotografía.

Daniel Spoerri es conocido sobre todo por sus cuadros, destinados a ser colgados verticalmente, en los que han sido inmovilizados definitivamente diversos objetos cuya colocación es puramente obra del azar.

La personalidad que, en cierta manera, representa un puente que une a los estadounidenses con los "Nuevos Realistas" es Oyvind Fahlstróm (1928-1976). La parte más característica de su obra son las "pinturas variables", en cuya superficie hay clavadas figuras e imágenes que pueden ser manipuladas por el espectador y formar un gran número de combinaciones.


Just what is it that makes today's homes so different, so appealing?, de Richard Hamilton (Colección Georg Zundel). Uno de los pioneros del Pop art británico se dio a conocer con divertidos collages como éste, de 1956, donde ataca sistemáticamente la sociedad de consumo capitalista, repleta de tópicos de la publicidad y de un estilo de vida acomodaticio en el que el culto al cuerpo, el erotismo, la publicidad y la tecnología doméstica intentan disimular una sociedad abúlica y vacía de contenido que tan sólo elogia lo superficial y la apariencia.

En los alemanes Wolf Vostell y Bernhard Schultze se observa un sentido crítico social y, en ocasiones, político, que los diferencia profundamente de la atmósfera cool del Pop estadounidense. Gran parte de la obra primera de Wolf consiste en superficies de carteles desgarrados a medias, dejando ver trozos de otros carteles, pegados debajo de los primeros (técnica del décollage).

La misma técnica del décollage ha hecho célebres las obras de Mimmo Rotella, que formó parte del grupo de los "Nuevos Realistas" de Fierre Restany, y es considerado el inventor del décollage por haber sido el primero en practicarlo para obtener una atmósfera Pop.


Made in Japan, de Martial Raysse (Colección privada). Con este collage de 1965 el autor presenta una contundente crítica al arte de consumo, capaz de pervertir el sentido de las figuras de las bañistas de lngres sobre un fondo decorativo de pésimo gusto. El título, haciendo referencia a la etiqueta de muchos productos miniaturizados y de bajo coste que copaban el mercado tecnológico, también alude a la máquina febril de realización en serie en la que se había convertido el arte desde principios del siglo xx, aún más exacerbado gracias a las numerosas técnicas de reproducción.

La mayoría de artistas italianos que pueden clasificarse en esta tendencia utilizan diversas técnicas fotográficas, y, entre ellos, destaca Michelangelo Pistoletto, que pinta figuras sobre fondos metálicos que funcionan como espejos.

El artista italiano más personal es quizá Valerio Adami, que desarrolla una obra narrativa influida por los colores planos y pastel, y por los contornos ceñidos por una línea negra, típicos de los cómics.

España recibió igualmente los aires "pop" a pesar de no se pueda hablar de que hubiera un movimiento autóctono ni unitario. Fue en 1963 cuando se empezaron a recibir informaciones sobre el movimiento gracias a las noticias de B. Rose en la revista Goya y en sus habituales "Crónica de Nueva York".

En general, se puede hablar de una cierta contaminación de tres estilos, como el Pop art, la nueva figuración y el nuevo realismo. Es la temática erótica junto al tono político la que goza de un mayor peso en España, teniendo como marco de fondo la fuerte represión que sufría el país.

Josep Guinovart (nacido en 1927) fue uno de los artistas informalistas que recibió las influencias del Pop art. Además, incorpora un fuerte tono de denuncia social y política en su obra.


Cuadro trampa, de Daniel Spoerri (Galería Mathias Fels, París). Basándose en los ready-made de Duchamp, el artista suizo de origen rumano Daniel Spoerri realizó en la década de 1960 una larga serie de obras consistentes en fijar objetos sobre tabla reunidos al azar. En este ejemplo de 1965 el artista intenta captar un momento muy preciso de la vida real fijando elementos dispares como parte de su vestuario, restos de comida y herramientas de su taller de pintura. Incluido posteriormente en el grupo Fluxus, el arte de Spoerri trató en todo momento de poner en entredicho los utópicos postulados del arte hiperrealista, llevándolo a sus últimas consecuencias en estos bodegones imposibles.

Dos artistas que habían formado parte de El Paso, Rafael Canogar y Juana Francés, incorporan también influencias pop en sus obras de esos años. En 1963 Canogar pinta sus primeros cuadros dentro de la estética pop. Rauschenberg es punto especial de interés. Como él, Canogar (nacido en 1934) sigue fuertemente arraigado al gestualismo. La novedad radica en la incorporación de imágenes de prensa (aviadores, astronautas, accidentes de automóvil, etc.), que son pintadas, no pegadas como en el caso de Rauschenberg.

Juana Francés (1929-1990) abandona también en esos años el espíritu y la temática de El Paso. Aquella mirada pasional a la tradición castellana se transforma en una mirada a la contemporaneidad.

Entre otros artistas que recibieron las influencias pop en algún momento de su trayectoria artística, figuran Darío Villalba, Ángel Orcajo, con su fascinación por las nuevas autopistas españolas reflejadas en su serie de Autopistas (1965-1970), y Alfonso Fraile. Luis Gordillo reflejó la influencia pop española asociada a su trabajo informalista de esos años. En un tono de crónica social se encuentran las obras de Javier Morras, Celestino Cuevas y Eugenio Chicano.

Pero quien realmente se sintió más cercano a las manifestaciones pop internacionales fue Alfredo Alcaín (nacido en 1936). Su tono no fue tanto de denuncia, sino más bien de melancolía ante la pérdida de las propias características estéticas.


Bello como una máquina de coser sobre una mesa de operaciones, de Daniel Spoerri (Galería Mathias Fels, París). En este objeto-trampa diseñado por Spoerri en 1966 vuelve a emplear su célebre concepción estética del cuadro casual, fijando restos de una situación sobre una tabla de madera y resultando de ello un cuadro en relieve que pretende dar testimonio de un recuerdo o de una escena real. Spoerri utiliza a menudo deshechos orgánicos que fija con resina sintética, técnica que luego imitaría David Lynch en su obra plástica. Se podría considerar a Spoerri un digno sucesor de los postulados dadaistas por el aparato crítico con que solía acompañar sus obras, de un contundente y trabajado contenido intelectual. Autor de diversas obras de arte para comer, influiría de manera importante a artistas como Antoni Miralda o Joseph Beuys.

Eduardo Arroyo (nacido en 1937) es otro de los artistas españoles fuertemente deudor del Pop art estadounidense. Personaje polifacético, como pintor se inició bajo las influencias del Pop art estadounidense. Sus conocidos "pastiches" de temas políticos pasan por un sentido de homenaje, de cita e incluso de parodia. Napoleón, Churchill, Franco, Hitler, acabaron por convertirse en personajes-tipo de una historia que combate fervientemente por su carácter inmutable y petrificado.

Capítulo aparte merece el Equipo Crónica, fundado en Valencia en 1963 e integrado por Rafael Solbes, Manolo Valdés y Juan Antonio Toledo. El grupo Estampa Popular de Valencia, del cual surge Equipo Crónica, es fundamental para la comprensión de éste. Fundado en 1964, Estampa Popular de Valencia opta por la mirada a las transformaciones sociales que sufre el país: desarrollo de los medios de comunicación de masas, auge del proletariado industrial y del sector de servicios, es decir, una sociedad muy distinta a la plasmada por otros grupos de Estampa Popular, como los de Madrid o Andalucía, aunque con puntos de partida comunes. El texto programático de la exposición de Valencia (1964), en la que participaron Anzo, Mari, Martí, Toledo y Valdés, fue redactado por Tomás Llorens.

El dormitorio, de Valerio Adami (Galería Maeght, París). Esta característica obra de Adami de 1970 bebe por igual del cómic y de fuentes pictóricas como las de Léger y de otros surrealistas. Empleando colores planos y resaltando exageradamente los contornos de los objetos dibujados con una dura línea negra, Adami consigue transmitir un inusual extrañamiento por escenas cotidianas y por sus distorsiones formales de los elementos figurativos que se reconocen en sus cuadros. Emulando los maniquíes de Hans Bellmer, la obra de Adami ilustra magníficamente una mezcla de sexualidad y peligro en la vida moderna.

Equipo Crónica, con sus series, propone un replanteamiento del lenguaje artístico a través de la elaboración de un discurso pictórico en el que los elementos iconológicos de otras culturas se combinan con la realidad más contemporánea de España. El tono de denuncia traspasará las fronteras, siendo la "Guerra de Vietnam" especial punto de interés.

Las primeras obras del Equipo Crónica (1964-1966) reflejan una notable influencia del Pop estadounidense, sobre todo por lo que respecta a la utilización de recursos, a las imágenes procedentes de los medios de comunicación y a la utilización de las tintas planas. Una de las imágenes más emblemáticas de esos años fue la del ratón Mickey, fuertemente asociada a la sociedad estadounidense, repetida en una larga serie en forma de viñeta interrumpida, sin embargo, e irónicamente, por una seta atómica (¡América, América!, 1965).

El recurso de la recontextualización les llevó a realizar otra de las series más conocidas: La recuperación (1967-1969). En ella se integran figuras de la pintura española del Siglo de Oro en un medio cotidiano actual como el de una olla exprés o el de la informática. Este juego de imágenes fuera del contexto habitual lo siguieron practicando con fragmentos extraídos de pinturas de Picasso, Miró y otros pintores: Guernica 69 (1969) o Autopsia de un oficio (1969-1970), donde el cuadro de Las Meninas de Velázquez se convierte en el punto de partida para la reflexión de lo que supone la pintura.

Retrato del actor, de Eduardo Arroyo (Galería Kart Flinker, París). Este lienzo de 1975 es una de las múltiples reelaboraciones figurativas de imágenes míticas de la cultura popular, generalmente basadas en el cine, que derivaron el arte de Arroyo hacia la estética del Pop art. Su obra, entretejida veladamente de denuncia social y de un fuerte contenido ideológico que tenía que bregar con inteligencia con la censura franquista, recrea una iconografía extraída del mundo de la publicidad, del cartelismo político, de la fotografía de prensa y de otros tópicos culturales difundidos por los mass-media

En 1971 realizaron la serie Policía y Cultura, en la que incorporan imágenes del propio siglo XX: Tàpies, BaconWarhol, Lichtenstein, Vasarely, etc. Así, en Pim-Pam-Pop, las flores de Warhol son pisoteadas por la policía de los media en un fondo de Lichtenstein. La ironía radica también en que los policías, en lugar de portar armas, llevan motivos pop. Un año más tarde realizaron la Serie negra, en la que las novelas y películas de la serie negra sirven para una crónica de la posguerra. Al mismo tiempo incorporaron imágenes muy conocidas por la sociedad española, como el periódico Marca o los cigarrillos "Ideales". Notable también es El cartel (1973), que reivindica esta práctica como totalmente artística. En esta misma línea de reflexión sobre la actividad artística, realizaron en 1976-1977 La partida de billar, en la que se juega con la metáfora a partir de la práctica del billar, con referencias a Juan GrisKandinsky, Hopper, VanGoghMalévich.

En sus últimos trabajos, Paisajes Urbanos (1978-1979), Los viajes (1980), Crónica de transición (1980-1981) y Público y Privado (1981), el lenguaje toma una nueva dimensión, una nueva técnica, el óleo, en detrimento de la pintura acrflica que habían utilizado hasta el momento, acompaña el tratamiento menos objetivo de los temas en pro de la interpretación.

El año 1981 despidió al grupo, al fallecer uno de sus fundadores y partícipes, Rafael Solbes. Atrás quedaba una pintura objetiva y socialmente crítica de gran peso en la historia del arte español de finales del siglo XX.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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