Iturrino González, Francisco (Santander, 9 de septiembre de 1864 - Cagnes-sur-Mer, Francia, 20 de junio de 1924) fue un pintor y aguafortista español que junto con Juan de Echevarría es el máximo cultivador del fauvismo en España. Es conocido mayormente por sus desnudos femeninos de vivo colorido y por su amistad con Henri Matisse.
Nació en Santander, aunque su familia era de procedencia vasca. En 1867 toda la familia se traslada a Bilbao y allí Francisco recibe clases de dibujo. Una vez terminados sus estudios de bachillerato se traslada a Bélgica en 1884 para continuar con sus estudios, pero no llega a retomarlos y comienza a contactar con artistas, lo que le lleva a dedicarse a la pintura.
Realiza varios viajes y en París hace varios amigos, entre ellos Picasso con el que realiza dos exposiciones en 1901. En 1903 vuelve al País Vasco, a Motrico, pero no cesa de viajar por toda la geografía española con sus exposiciones. Sus obras se venden a bajo precio y vive problemas económicos aunque no para de viajar por Bilbao, Madrid, Salamanca, Málaga o Barcelona entre otras ciudades importantes.
Mantuvo una relevante amistad con Matisse, absorbiendo su influencia. En 1910 recibió al pintor francés en su viaje a Sevilla. André Derain le hizo un retrato en 1914 (París, Centre Georges Pompidou).
En 1920 le operan de una pierna en Madrid y más tarde le será amputada lo que le dará un duro golpe, por lo que en 1922 viaja a Cagnes-sur-Mer a vivir. En 1924 muere por la enfermedad.
Obra realizada en 1948 por este polifacético artista -pintor, escultor, escritor- que fue uno de los fundadores del grupo surrealista. Su obra es variada, multiforme, caracterizada por un inacabable afán de invención que le llevó tanto a descubrir objetos y a unirlos en extrañas composiciones totémicas como a modelar grandes divinidades de un raro sabor arcaico. (Museo Nacional de Arte Moderno, París). Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
También llamado Charing Cross Bridge fue realizado en 1906. Aquí el color produce violentos contrastes, pero parece seguir ciertas leyes de armonía, ya que los planos de color se escalonan del verde intenso hasta el verde grisáceo del fondo. La pintura se ha aplicado desde luego con rapidez y agresividad, directamente tal y como sale del tubo, como si el ansia de adaptar la forma al color lo dominase todo. Sin embargo, existe cierta estructuración geométrica. (Musée d'Orsay, París)