Plaza de San Pedro del Vaticano, en Roma

 


Tanto la urbanización de la plaza como la soberbia columnata es obra de este arquitecto, que la inició en 1656. La concepción es sencilla y original: un enorme óvalo se rodea de una serie de columnas exentas coronadas por un entablamento recto. El mismo Bernini la comparó "a los brazos de la Iglesia que acogen a todos los católicos para reforzar su fe". De San Petersburgo a Greenwich, la fórmula de Bernini ha sido repetida con gran frecuencia. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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