Punto al Arte: Biblioteca Central de la UNAM de Juan O'Gorman

Biblioteca Central de la UNAM de Juan O'Gorman



Su obra pictórica más celebrada mundialmente, por su creatividad, su técnica constructiva y sus dimensiones, son los murales de cuatro mil metros cuadrados que recubren las cuatro caras del edificio de la Biblioteca Central de la Ciudad Universitaria de la UNAM, obra de Gustavo Saavedra y Juan Martínez. Estos murales son mosaicos hechos con millones de piedras de colores obtenidas en muchos lugares del país. El lado norte representa el pasado prehispánico; el sur, el colonial; el muro oriente, el mundo contemporáneo, y el poniente, la universidad y el México actual.​

"A la vez se preparó en uno de los pisos de acervos del edificio de la Biblioteca en obra, una mesa especial de todo el largo del acervo de 48 metros, para hacer sobre ella los precolados de concreto armado. Me transportaba a la obra en bicicleta a las 7 de la mañana, llevando mi comida para trabajar durante todo el día, y terminaba generalmente a las 9 ó 10 de la noche. Los domingos y días de fiesta también trabajaba el mismo número de horas para acelerar la terminación del mosaico en el menor tiempo posible"

Como pintor, destacan las obras donde plasmó en espacios públicos pasajes históricos y hechos diversos bajo un estilo particular, donde agrupaba en un momento personajes y hechos relacionados al tema de la obra, como lo hizo en los muros del Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con La conquista del aire por el hombre o en el mural El crédito transforma a México, recién trasladado a la Torre HSBC. O'Gorman realizó también pintura de caballete. Fue miembro de la Academia de Artes a la cual ingresó en 1971. Fue ganador del Premio Nacional de Bellas Artes en 1972.

Se suicidó el 18 de enero de 1982, luego de estar sumido en una fuerte depresión desde el fallecimiento de Frida Kahlo ocurrido en 1954, el ver arruinada su casa de avenida San Jerónimo, la muerte de su amigo Max Cetto y al darse cuenta de que su hija adoptiva Bunny ya no lo necesitaría. Existen tres versiones de su suicidio y probablemente las tres sean ciertas; primero realizó una mezcla con las pinturas con las que realizaba sus murales y se la bebió, se colgó de un árbol y posteriormente se dio un disparo con su escopeta en la sien para finalmente caer ahorcado del árbol; con él se extinguia el movimiento del muralismo mexicano del siglo XX. Meses más tarde fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres de la Ciudad de México.


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