Punto al Arte: Futurismo, neoplasticismo, suprematismo

Futurismo, neoplasticismo, suprematismo

A principios del siglo XX, Italia, más que ningún otro país, se hallaba atada a los ideales clásicos del pasado. El nuevo concepto del fu turismo era extremadamente revolucionario, y su portavoz, Filippo Tommaso Marinetti, se pasó de la raya cuando elogiaba los resultados de la tecnología moderna y ensalzaba el automóvil como opuesto al arte del pasado. Sus implicaciones arquitectónicas y urbanísticas fueron brillantemente articuladas por el arquitecto Antonio Sant'Elia (1888-1916), que tomó la ciudad y la tecnología moderna como una meta a alcanzar. Sant'Elia veía la ciudad moderna como algo totalmente nuevo, como una máquina gigantesca y ruidosa que tenía que ser construida por los arquitectos.

En los proyectos para la nueva ciudad de Sant'Elia se preveía un sistema de edificios muy altos y combinaciones de tráfico horizontal y vertical. La circulación urbana era aquí, por vez primera, una parte del concepto tridimensional de la ciudad espacial.


Fábrica Fagus de Walter Gropius y Adolf Meyer (Aifeld an der Leine). Realizada entre 1911 y 1914, supone un paso adelante en el empleo del vidrio en obras industriales, que el arquitecto Peter Behrens había iniciado pocos años antes. En el ejemplo presente, las superficies acristaladas ejercen un total dominio sobre los planos de obra. Es de destacar la solución de esquina, sin pilar de refuerzo, que es donde se manifiesta la importancia del acristalamiento y la introducción del concepto de muro-cortina.

Proyecto de la Ciudad Nueva de Antonio Sant'Eiia. El arquitecto, en sintonía con las corrientes futuristas de la época, busca ante todo la sensación de movimiento. A tal fin encamina sus conocimientos de composición, utilizando planos escalonados o inclinados, e incluye elementos tales como ascensores y ferrocarriles de los que se sirve especialmente para acentuar la sensación de dinamismo.

A pesar de que ninguna de las visiones de Sant'Elia fueron efectivamente construidas, el impacto internacional que causaron sus proyectos tuvo gran importancia. El desarrollo en Italia siguió, a partir de 1918, la tradición clásica. Sólo el proyecto de Mario Chiattone y Ottorino Aloisio, y la fábrica Fiat en Lingotto, cerca de Turín, realizada por Giacomo Matte-Trucco (1919-1923), reflejan claramente las ideas futuristas. Las ideas europeas no fueron importadas antes de 1926, cuando se fundó el Gruppo 7 y empezó una revaloración basada en consideraciones racionales.


Centro de Conferencias del Lingotto de Giacomo Matte-Trucco (Turín). La actividad del autor se identifica totalmente con la compañía para la que planificó sus estructuras, la FIAT. Se afirma que el Lingotto es la primera invención de construcción futurista. Y ello no porque su ingeniero lo fuera, sino porque se dio preeminencia a la nueva tecnología; este aspecto empujó a que la construcción se transformara a tal extremo que se convirtió en un circuito de pruebas del automóvil.

En los Países Bajos, como en Italia, la revaluación de la arquitectura dentro de una realidad moderna empezó después de 1910, sobre la base de la obra del arquitecto Hendrik Petrus Berlage y de la influencia americana de Frank Lloyd Wright. En oposición a la escuela expresionista de Amsterdam (Theo van de Wijdeveld, Michel de Klerk, Paul Kramer y J. M. van der Mey), la escuela de Rotterdam invocaba una ideología de la máquina, paralela a las tendencias internacionales. Miembros de este grupo que fundaron en 1917 la asociación De Stijl fueron Oor van Eesteren, J. J. P. Oud, G. T. Rietveld y (como su portavoz) Theo van Doesburg (1883-1931). El punto primero del segundo manifiesto de De Stijl, de 1923, dice: "En estrecha cooperación hemos examinado la arquitectura como una unidad plástica compuesta de industria y tecnología y hemos establecido que, como resultado, ha nacido un nuevo estilo". Oud, nombrado en 1918 arquitecto de Rotterdam, se convirtió en el pionero de la vivienda social (Tusschendijken, en Rotterdam, de 1919; Kiefhoek, en Rotterdam, de 1928-1930).

Schroder House, de Gerrit Rietveld (Utrecht). El arquitecto Gerrit Rietveld trabajó para esta obra en colaboración con el cliente que le encargó la casa. La construcción es un "enorme mueble". Todas las ventanas sólo pueden ser abiertas completamente; mediante dispositivos la primera planta puede ser transformada en un único espacio, o bien, en una serie de espacios más pequeños. Pertenece al movimiento de De Stijl. Los colores primarios como el rojo, azul, y amarillo, se utilizan predominantemente.


Einstein Tower de Erich Mendelsohn (Potsdam). En sus inicios, Mendelsohn participó en el movimiento expresionista. Su obra se caracteriza por emplear originalmente los materiales y por la expresión de la finalidad del edificio en sus formas exteriores. Sus proyectos se guían por el principio de unidad orgánica: cada detalle muestra su acuerdo el conjunto, y cada obra la armonía con el paisaje que la rodea. 

Mart Stam estableció contacto entre las nuevas ideas que corrían en los Países Bajos, Alemania y Rusia. Influido por Sant'Elia, trabajó con El Lissitzky en Rusia (proyecto de Cloud Hanger, de 1924), en Alemania con Ernst May y Bruno Taut, y en Rotterdam en la oficina de Brinkman y Van der Vlugt (fábrica Van N elle, 1928-1929). Sus ideas fueron tan lejos como para llegar a pedir una "dictadura de la máquina".

La integración más radical de arquitectura y tecnología, en una realidad socio-política, fue llevada a cabo en Rusia tras la revolución de 1917. Un extenso grupo de artistas había articulado, antes de 1917, un nuevo concepto, y Kazimir Malévich se convirtió en el portavoz de la generación más joven. Dieron un impacto adicional a la arquitectura rusa ciertos arquitectos que fueron invitados a este país (Le Corbusier, Erich Mendelsohn, Emst May, Mart Stam, Hannes Meyer). El principal desarrollo, sin embargo, fue promovido por un grupo de jóvenes rusos que pusieron su creatividad excepcional al servicio de la sociedad: los hermanos Vesnin, Ginsburg, Ladovsky, Leonidov, Melnikov, Golossov. Clubes de trabajadores, edificios de apartamentos, fábricas, instalaciones deportivas y de recreo fueron resueltos con un nuevo espíritu, absorbiendo completamente todos los logros de la tecnología constructiva y de la ciencia que habían sido conseguidos para entonces. Fue fundamental para aquella fase, corta pero importante, de la arquitectura rusa que se desarrolló entre 1917 y 1930, la concentración en el urbanismo (N. A Miliutin, T. Varjenzov, B. Lavrov) y las casas prefabricadas, actividades que fueron realizadas allí antes que, en otros lugares, en estrecha conexión con la realidad sociopolítica.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Punto al Arte