A principios del siglo XX, ya
estaba seriamente amenazada la exclusividad del academicismo. De este modo, el
impresionismo triunfaba casi en todas partes; Cézanne, el postimpresionismo y Gauguin habían empezado a suscitar nuevas superaciones; todo estaba, pues, a
punto para que naciera la pintura moderna.
quizás
en este penetrante retrato
donde el pintor, que había
rechaza-
do el academicismo,
revela que le
siguen atrayendo
los procedimien-
tos
pictóricos tradicionales.
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Cuan afortunado es el nombre que,
de un modo casual, recibió este movimiento artístico que, como se verá, recibió
su bautizo en una sala de exposiciones de París. Los pintores que lo impulsan,
los fauves, es decir, las fieras, tienen claras intenciones rupturistas y no se
muestran excesivamente cohesionados como grupo artístico. Son pintores que
actúan como fieras que se han sentido enjauladas por las convenciones
artísticas y que reaccionan creando un arte verdaderamente nuevo, cuyos rasgos
definitorios son pocos y podrían resumirse en el aprovechamiento del color por
encima de la forma y la actitud libre frente a la creación.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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