Los primeros núcleos creadores
del modernismo, a partir del terreno abonado por el esteticismo británico y por
el movimiento Arts & Crafts,
fueron el belga y el catalán. Núcleos más centrales, con más tradición, como el
francés o el austríaco, necesitarían vencer el peso de un tipo de arte más
arraigado y sólido, difícil de desplazar por la novedad. Ello
explica que en las fronteras norte y sur de Francia, donde llegaba la
irradiación de la cultura pero donde no había unos intereses creados, se
produjese este fenómeno simétrico que fue el Art Nouveau belga y el Modernisme
catalán.
En Bélgica podemos decir que el
estilo fue la creación completa de un hombre aislado, Victor Horta, que en 1883
constituía la totalidad de un vocabulario y de una sintaxis para la
arquitectura, tal como vemos en la Casa Solvay , construida en 1895. En 1887
levantaba la Casa del Pueblo de Bruselas, que simboliza toda la época. Con él, los
sindicatos obreros socialistas más activos pedían y obtenían un edificio que
por su forma constructiva, en hierro y cristal, representaba lo más adelantado
desde el punto de vista científico y técnico y que por su aspecto comunicativo
-líneas sinuosas, repertorio floral, libertad compositiva- constituía la más
extrema vanguardia en la investigación estética.
⇨ Casa Tassel, de Victor Harta (Bruselas). El autor de este espléndido edificio marcó una nueva orientación en la concepción arquitectónica con una planta más libre y utilizando los nuevos materiales de construcción. La Casa Tassel, en Bruselas, fue la primera vivienda adaptada a las necesidades del propietario y en independizarse de los estilos históricos. Aquí, columnas y vigas se ofrecen al descubierto como elementos ornamentales, característicos del Modern Style.
Si la piedra sigue, en sus manos, suaves curvaturas, el hierro le sirve para el más rebuscado arabesco de curvas en latiguillo y el cristal tiende a sustituir las formas pesadas por un etéreo juego de transparencias, de un modo tan dominante que contribuyó a sugerir, con Le Printemps de Sédille, la aparición, en los Grandes Almacenes Tietz de Berlín, obra del alemán Bernhard Sehring, de fachadas enteramente acristaladas, en 1898.
Otro importante arquitecto belga,
interiorista y diseñador de muebles, fue Henri van de Velde, cuyo impacto sobre
Europa se realizó especialmente cuando el marchante Bing le llamó a París, en
1896, para crear conjuntos interiores y después de establecerse en Alemania, en
1899. En 1901 sería llamado por el gran duque de Hesse para ser su asesor
artístico, y en 1906 asumiría la dirección de la escuela de arte y oficios que
luego sería la
famosa Bauhaus. Desde 1894 fue un sistematizador, a través de
obra gráfica y de textos de la estética de la línea ondulante, el latiguillo,
inspirada en la danza serpentina de Loie Fuller. Merece citarse también a Paul Hankar, próximo a Horta en las casas de la calle Defacqz , de
Bruselas.
El núcleo catalán, tan precoz
como el belga, fue mucho más numeroso, puesto que coincidió con el fenómeno de
una extraordinaria agitación del sentimiento nacional, con voluntad tenaz de
abarcar la totalidad de las actividades y de las formas culturales. Este
contacto entre el mero arte y un fenómeno popular masivo le confirió la
situación, excepcional en Europa, de no sólo conformar la parte dirigente de la
cultura artística, sino asimismo llegar a constituir un verdadero folklore, con
manifestaciones a millares, en las más humildes obras, hasta el nivel de un
carpintero o un albañil de pueblo. Por ello, Cataluña posee todavía hoy el
bloque compacto de tantas obras modernistas y Barcelona, cuyo Ensanche se
construyó básicamente entonces, puede ser considerada como la ciudad modernista
por excelencia.
Casa Solvay de Victor Horta (avenida Louise 224, Bruselas). Construida en 1895 por este arquitecto que inició el movimiento modernista en Bélgica, este interior muestra la aplicación de las líneas y decoraciones características de este movimiento, es decir el uso de líneas sinuosas, los motivos florales, suelos de mosaicos y la libertad en la composición del espacio.
Los creadores de la arquitectura
modernista catalana fueron los discípulos del neomedievalista Elias Rogent,
cuyas lecciones les facilitaron la ruptura con el eclecticismo. Dicha ruptura
se produjo en 1878 cuando Domènech escribía sobre la necesidad de una
arquitectura totalmente nueva y Gaudí realizaba su primera obra en la Casa Vicens. En
esta construcción se olvidó de los estilos históricos, a pesar de alguna
reminiscencia islámica que le sirvió para apoyar su deseo de obtener una
arquitectura policroma a través del empleo de las verdugadas y de los
revestimientos murales de cerámica. La aparición de flores naturalistas en los
azulejos de fachadas y de verjas formadas por palmitos de hierro, señalan una
precoz entrada del estilo floral en la arquitectura. Por
otra parte, aparecen en esta casa hierros en latiguillo, nueve años antes que
en el repertorio de Victor Horta, quizá por sugerencia de algunos croquis de Viollet-le-Duc. La morfología de la Casa Vicens tuvo un desarrollo en la casa llamada
El Capricho, en Comillas, cerca de Santander,
realizada a partir de 1883.
Casa Hankar, de Paul Hankar (calle Defacqz 71, Bruselas). Construida en 1893 cuando las tendencias del movimiento modernista comenzaban a difundirse rápidamente, el arquitecto supo sacar partido de los materiales como el hierro y el ladrillo para obtener unos resultados verdaderamente innovadores.
Desde 1891 hasta su muerte,
ocurrida en 1926, Gaudí trabajó en una obra de enormes dimensiones, el templo
de la Sagrada Familia
de Barcelona, cuya morfología es testimonio de la evolución del arquitecto a lo
largo de sus años. En 1885 empezaba la construcción del ábside, dentro de un
neogó-tico simplificado, reducido a lo esencial, que coronó en 1893 con altos
pináculos naturalistas. Mientras tanto, en 1891 había empezado la Fachada del
Nacimiento, en la cual la estructura básica gótica que da sepultada bajo un
manto de escultura naturalista, en el que no sólo abundan los animales y las
plantas, sino temas nuevos para el arte, como rocas enteras, árboles de
cerámica verde poblados por palomas de porcelana blanca, nubes de piedra o de
cristal translúcido, carámbanos de hielo, estrellas y constelaciones. Las altas
torres obedecen a otra etapa posterior en la que renuncia a imitar
escultóricamente, desde fuera, las formas naturales, y se propone comprenderlas
desde dentro, de un modo estructural.
Iglesia de la Colonia Güell de Antoni Gaudí (Santa Coloma de Cervelló, Barcelona). El gran arquitecto catalán trabajó en este proyecto de 1898 a 1915, pero esta obra sólo era la cripta de una gran iglesia que nunca se llegó a acabar. Fue para Gaudí una especie de maqueta a tamaño natural que le permitió experimentar con libertad nuevas leyes estructurales, nuevas relaciones cromáticas y nuevas texturas, valiéndose de materiales como piedra, ladrillo, hormigón, basalto, etc., resueltos "in situ" y sin dibujo previo de taller. La estructuración de muros y soportes se desarrolla de forma orgánica como si se tratara de seres naturales.
El Palacio Güell, empezado en
1885, fue el primer ejercicio importante de Gaudí en el tratamiento del espacio
interior. Su gran vestíbulo central, que recibe la luz de fuentes distintas,
todas ellas indirectas, a través de galerías, cancelas y celosías, es un sabio
espacio en el que se combinan conceptos islámicos y bizantinos de la estructura
y de la dosificación lumínica. En la cubierta de este palacio, alrededor de
1888, ensayó para la cúpula y las chimeneas los revestimientos de piedras, de
cerámica y cristal, formando mosaicos monocromos y polícromos. También en este
palacio ensayó los arcos parabólicos que serían una de sus constantes. El
palacio episcopal de Astorga y la Casa de los Botines de León son hijos del
Palacio Güell de Barcelona.
En 1898 inició la iglesia de la Colonia Güell , en
Santa Coloma de Cervelló. Ideó su morfología general mediante una maqueta hecha
con bramantes y saquitos de perdigones representando las cargas. Fotografiada e
invertida, dio el modelo de las líneas estructurales del edificio, con sus
columnas inclinadas y bifurcadas y sus arcos asimétricos. "Empleó
distintos aparejos de piedra sin desbastar y de ladrillo, y grandes bloques de
piedra rústica a modo de columnas. El conjunto se cubrió sin bóvedas ni
envigados, con la estructura tabicada de unas redes de arquitos de ladrillo
sobre los cuales descansa una solera del mismo material. En las ventanas ensayó
rejas articuladas, flexibles y cristales polícromos por superposición de
colores puros que no llegaron a realizarse.
Banco del Parc Güell, de Antoni Gaudí (Barcelona). Realizado por Gaudí en colaboración con Jujol, en el detalle de este banco que rodea la explanada principal se aprecia la potencia imaginativa del autor. Se trata de un parque en la ciudad, concebido como un espacio verde habitado, un tipo de urbanización; fue realizado entre 1900 y 1914. El recubrimiento de mosaico de este banco procede de los materiales de derribo, lo que se ha dado en llamar trencadís; su policromía, que brilla al sol, le da aspecto de un sinuoso animal gigante y fantástico. Con esta composición plást1ca Gaudí se anticipó en varios lustros a su época.
⇨ Casa Milà, de Gaudí (Passeig de Gràcia y Provença, Barcelona). Llamada también La Pedrera. Aquí se ve parte del vestíbulo y el arranque de la escalera que conduce al piso principal de la casa. La planta baja de esta extraordinaria construcción modernista se sustenta mediante enormes pilares; el patio central ilumina el espacio de la escalera con la luz que procede directamente del exterior. La escalera está cubierta con una marquesina y adornada con unas decorativas jardineras para que la fachada interior del patio resulte lo más grata posible al hombre que ha de habitar la casa. Para Gaudí no existía una arquitectura de fachada, sino que concebía el edificio como un todo al servicio del hombre.
En 1900 empezó el Pare Güell, vasto proyecto destinado a ser una Ciudad Jardín que no tuvo éxito y es hoy un parque municipal. Allí ensayó muchos temas nuevos. Realizó muros de contención con galerías columnarias inclinadas, puentes levantados sobre estructuras de piedra sin desbastar, jardineras de piedra rústica sostenidas en el aire por pilares centrales, muros revestidos de fabulosos mosaicos cerámicos obtenidos por yuxtaposición abstracta de trozos de azulejos tradicionales, figúrales o de estilo, de fabricación comercial, rotos y recompuestos, muros con orificios que incorporan a su decorado el azul del cielo, y una sala de cien columnas con techo abovedado de mosaico blanco, poblado de rodelas de mosaico vidriado riquísimos de color, en las que se incrustan, en collage, copas de cristal, botellas, jicaras y muñecas de porcelana... En colaboración con el arquitecto Jujol realizó allí el gran banco ondulante de la plaza principal, enteramente recubierto de mosaicos, repertorio variadísimo de temas abstractos anteriores a las acuarelas de Kandinsky.
Casa Milà, de Gaudí (Passeig de Gràcia y Provença a, Barcelona). Esta casa habitación se considera su obra urbana más interesante. La estructura se desarrolla según un concepto ondulante de la forma y la fachada es uno de los ejemplos más reproducidos del modernismo. Si bien estos tubos de chimenea que se elevan en la azotea sugieren formas orgánicas, monstruos, guerreros o robots como en una pesadilla expresionista, hay que tener en cuenta que se originaron exclusivamente gracias al desarrollo de formas geométricas.
Poco después, en 1905, realizaba
la reforma de la Casa
Batlló y la
Casa Milá , llamada La Pedrera. En
ambas domina la idea de dar a los elementos constructivos formas orgánicas. En la Casa Batlló se
encuentran columnas como huesos, ventanales como bocas abiertas, balcones como
máscaras de calavera, una cúpula como un ajo, una cubierta como el dorso de un
armadillo, la fachada entera, de mosaico, ondulante y polícroma como una
superficie marina puesta de pie, con las más fantásticas irisaciones de una
cala de la Costa Brava.
Palau de la Música Catalana, de Lluís Domènech i Montaner (Sant Pere Més Alt 11 , Barcelona). Vista de la claraboya de la sala de conciertos del Palau, que fue construido entre 1905 y 1908. Este arquitecto fue el primero, en 1888, en valerse de estructuras de hierro vistas y de paramentos de cristal. Pudo contar, además, con la intervención de los artesanos catalanes (ceramistas, vidrieros, forjadores, etc.), que colaboraban en todas sus obras con un espíritu de progreso, apoyado sólidamente en la tradición catalana medieval.
Casa Terrades, de Josep Puig i Cadafalch (avenida Diagonal entre las calles Roger de Llúria y Bruch, Barcelona). También llamada la Casa de les Punxes, fue construida entre los años 1903 y 1905 y su característica principal son las torres que, elevándose en las esquinas de la casa, le dan un aspecto de castillo medieval. El uso del ladrillo visto es otro elemento muy utilizado por este arquitecto, que junto con Gaudí y Doménech i Muntaner fueron los puntales del movimiento modernista catalán.
Casa Terrades, de Josep Puig i Cadafalch (avenida Diagonal entre las calles Roger de Llúria y Bruch, Barcelona). También llamada la Casa de les Punxes, fue construida entre los años 1903 y 1905 y su característica principal son las torres que, elevándose en las esquinas de la casa, le dan un aspecto de castillo medieval. El uso del ladrillo visto es otro elemento muy utilizado por este arquitecto, que junto con Gaudí y Doménech i Muntaner fueron los puntales del movimiento modernista catalán.
Al lado de Gaudí es preciso citar
a Lluís Domènech i Montaner, que levantó en 1887 el Ateneo de Canet de Mar y
proyectó el Restaurante del Parque de la Ciudadela, para la Exposición Universal
de 1888, hoy museo de Zoología. Este edificio da entrada a la manifestación de
los materiales nuevos: estructuras de hierro y cristal y grandes paramentos
desnudos de ladrillo, en una libertad compositiva y un sentido del espacio y de
las masas completamente nuevos. Es una obra muy parecida a lo que será la Bolsa
de Amsterdam, de Berlage, en 1898. En la actual Fundació Tapies ,
de Barcelona, desarrolló al extremo los temas de la utilización visible del
ladrillo y de las estructuras de hierro y cristal. Hacia 1888 fue uno de los
pioneros de la reconstitución de una artesanía de calidad, que aplicó tanto a
la decoración cerámica y musiva como a las tallas de varias de sus obras.
Su obra maestra es el Palau de la Música Catalana ,
terminado en 1908, apoteosis del ladrillo, el hierro, los muros totalmente
acristalados y el arte floral que se encarna en la frondosidad de los mosaicos
cerámicos que cubren zócalos, columnas y techos, los vitrales y los grandes
grupos escultóricos de Gargallo, con árboles enteros de piedra, coronas y
guirnaldas. Las ninfas medio en relieve, medio en mosaico del escenario,
recuerdan las de Mackintosh y Margaret Macdonald. Su última obra importante fue
el Hospital de San Pablo, vasto conjunto de edificios en ladrillo visto con
abundante policromía cerámica, concebido básicamente en 1912.
⇦ Estación del Norte, de Demetrio Ribes Marco (Valencia) En este detalle de la decoración interior se aprecia la aplicación del mosaico roto, técnica muy empleada en la época, que permitía diseñar todo tipo de decoración floral y naturalista en general. Edificada utilizando madera y mosaico, su autor ejemplifica el espíritu abierto del Modernismo que integró a artistas, arquitectos y artesanos en un mismo espíritu de modernidad naturalista.
Bastante próximo a Domènech fue
Josep Vilaseca, que en algunos trabajos se mostró neoegipcio o ara-bizante,
pero que también realizó edificios donde jugó con originalidad con el ladrillo,
como en el Arco de Triunfo de Barcelona, de 1888, y manejó la piedra, el
hierro, el ladrillo y los revestimientos de cerámica como en el bloque de
viviendas Mallorca-Paseo de Gracia, de la misma ciudad, o practicó el arte
floral, como en la Casa
Cabot , de 1905. Pere Falques utilizó sobre todo la piedra con
decoraciones florales en enormes bloques, pero también realizó ejercicios con
otros materiales como en la Hidroeléctrica de Cataluña, S.A., de la avenida Vilanova ,
donde cerró con ladrillo los huecos de una estructura visible, de hierro, en
1901. Enric Sagnier concilio la imaginación modernista con las proporciones clásicas
en espaciosas casas residenciales de lujo y en el monumental Palacio de
Justicia de Barcelona, en colaboración con Domènech i Estapá, empezado en 1887.
Gaudí fue seguido por Joan Rubio i Bellver y Francesc Berenguer, que utilizaron
su vocabulario formal y su sintaxis.
Palacio Longoria de José Grases Riera, en Madrid. Actual sede de la Sociedad General de Autores de España, éste es el único edificio estructuralmente modernista de la capital del país. En esta obra el autor recurrió a la decoración barroca y rococó para decorar las ventanas y el remate del edificio.
Salón de Té Willow de Mackintosh (Glasgow). El interior del salón es uno de los que integran un edificio diseñado en su totalidad por Mackintosh entre 1901 y 1904. La decoración toma como motivo simbólico la hoja de sauce (willow en inglés). El ritmo totalmente lineal contrasta con el que entonces privaba en Glasgow.
Josep Puig i Cadafalch empezó con
la síntesis entre lo neomedieval, el decorado floral y el gusto por la
artesanía en la Casa Martí ,
conocida por Els Qua-tre Gats, empezada en 1896, y en 1900 con la casa señorial
El Cros, cerca de Argentona, hizo una síntesis muy original sobre semántica
tomada de la arquitectura popular catalana. Por la misma época, combinó esta
síntesis con reflejos nórdicos en la Casa Amatller de Barcelona y todavía más, en
1904, con la
monumental Casa de les Punxes y en el año 1906 con el Palacio
Quadras. También daba entrada a la simplicidad blanca y a las formas
dulcificadas del grupo de Viena con la Casa Trinxet , de 1904, y obras plenamente
secesionistas, como la
Casa Company. Tras su grandiosa fábrica en ladrillo,
Ca-sarramona, en pura estructura tabicada, de 1911, se terminó su etapa
propiamente modernista.
En su etapa vienesa se le acercó
Pablo Salvat Espasa, que retuvo elementos medievales junto a lo secesionista en
la Casa Ramón Oller ,
de la Gran Vía
de Barcelona, y en una casa de Igualada, de 1906. Para su domicilio particular
realizó una fachada con ventanal corrido convexo, en voladizo.
Caja Postal de Ahorros de Viena, de Otto Wagner. Auténtico precursor del racionalismo arquitectónico, este arquitecto austriaco construyó este edificio entre 1904 y 1906. La sobriedad en las líneas y la magnífica claraboya para aprovechar la luz natural son las características principales del vestíbulo del edificio.
En el resto de España, la
arquitectura modernista tiene un desarrollo desigual. Las dos escuelas activas
en aquellos años, la de
Madrid y la
de Barcelona , consideraban el movimiento desde ángulos muy
distintos. En Barcelona, los arquitectos más prestigiosos, en algún que otro
momento de su producción, abrazan un nuevo estilo que siempre consideraron
vinculado con la tradición autóctona catalana. Desde Madrid, por otro lado, el
modernismo se interpretó como un movimiento cosmopolita en la línea del Art Nouveau internacional. Como
consecuencia directa de tan distinta interpretación, los arquitectos formados
en Barcelona, es decir, Baleares, el ámbito valenciano y toda el área
mediterránea, traducen a sus regiones de origen el sentido del modernismo
catalán, mientras en el resto de España priva el internacionalismo del Art Nouveau. Un caso insólito sería el
de las ciudades gallegas de Vigo y A Coruña, que mantienen elementos propios de
la construcción autóctona, como las galerías o la labra de la piedra, como
signo diferencial en un estilo muy próximo al Art Nouveau.
Edificio de la Sezession, de Joseph Maria Olbrich (Viena). Concebido y realizado por este arquitecto en 1898, como una sencilla acumulación de formas geométricas, su destino era albergar las reuniones y debates sobre las nuevas tendencias artísticas, así como exponer las obras de artistas inconformistas, cuyo movimiento se llamó la Wiener Sezession. En el proyecto original de Olbrich, el tema de la cúpula con hojas de metal se repetía en forma de dos arbustos redondos que flanqueaban caprichosamente la puerta de la fachada principal.
Gran Bretaña entró de puntillas
en el modernismo, como una evolución del esteticismo. Su gran figura promotora
fue el escocés Charles Rennie Mackintosh, que trabajó especialmente en Glasgow.
En la década de 1890 fue la figura preponderante de Los Cuatro de Glasgow, con
su futura esposa Margaret Macdonald, su hermana Francés y Herbert Mc-Nair. Su
arte chocó con sus conciudadanos, pero obtuvo pronto el éxito al ser exhibido
enViena, Turín, Moscú y Munich alrededor de 1900.
Las aportaciones principales de
la arquitectura de Mackintosh fueron el respeto a los materiales y los
procedimientos, y la concepción de la arquitectura como creación de espacios.
Lo primero fue una consecuencia de los principios de Arts & Crafts y del
cuidado artesano en respetar lo natural y las maneras más lógicas -más
naturales- de transformarlo. Ello dio paso a un tratamiento casi religioso de
la piedra, que permitió, en la Escuela de Arte de Glasgow de 1897, el esplendor
de unos grandes muros desnudos que cuentan sólo con el interés del material, y
el cuidado sumo con que manipuló la madera, el hierro y el cristal. En cuanto
al concepto del espacio y la luz, la Biblioteca de la citada escuela es un
ejemplo de saber jugar con plantas distintas, unidas y separadas según los
sectores. Por otra parte, fue posiblemente el primer arquitecto en separar de
las fachadas la estructura interior y permitir con ello el desarrollo del muro
cortina.
Villa Ast, de Josef Hoffmann (en la Hohe Warte de Viena). Las líneas sobrias y una decoración refinada fueron los elementos más destacados de las obras de este arquitecto. En esta casa utilizó la piedra como material sólido para la planta baja.
Uno de los núcleos más coherentes
de arquitectura fue el de Viena, donde Otto Wagner, que se había separado del
eclecticismo, hacía una arquitectura rigurosa y sintética, dominada por el
cuadrado y el cubo. Sus continuadores, llamados secesionista desde 1897,
llevaron a cabo una acentuación de todos estos aspectos, que se hace visible en
las estructuras muy puras, contrastadas con campos limitados repletos de
decoración floral, de obras como el edificio de la misma Secesión , en
Viena, obra de Joseph-María Olbrich, el discípulo preferido de Otto Wagner.
Quizás el más completo de los
vieneses fue Josef Hoffmann, cuyas obras maestras son probablemente el Palacio
Stoclet, en Bruselas, levantado entre 1905 y 1911, y el Sanatorio de
Purkesdorf, de 1903 a
1905.
Castel Béranger, de Héctor Guimard (Rue La Fontaine, 14, París). Obra maestra de este arquitecto, que fue el más importante del Modernismo francés y que acusó la influencia de Victor Harta. Las puertas y el vestíbulo que reproducimos fueron diseñados personalmente por Guimard, que dibujó hasta el último detalle del edificio, incluso el papel de las paredes. En 1899, la fachada del Castel Béranger fue premiada como una de las más bellas del año; ello dio al arquitecto una gloria precoz aunque muy breve. Olvidado en Francia, pasó a Estados Unidos en 1938.
Entre los arquitectos del grupo
vienes suscitados por el aspecto racionalizador de Wagner, el que llevó más
lejos sus consecuencias lógicas y puristas fue sin duda Adolf Loos, feroz
enemigo de Hoffmann, que, recién terminados sus estudios en 1893, hizo un viaje
por Estados Unidos, donde pudo conocer la novedad de los edificios con
estructura sustentante metálica de la llamada Escuela de
Chicago, en la que destacaba Sullivan. Louis Sullivan acentuó la depuración
formal de sus obras y, aunque cultivó la decoración floral modernista, alcanzó
un alto grado de desnudez. Loos, de regreso en Austria, a través de su
arquitectura y de sus escritos agresivos, como Ornamento y delito, de 1908, tendió a la realización de una
arquitectura desnuda. Es curioso que fuese precisamente en el seno de un
movimiento, en general tan pródigo en decorativismo, donde apareciese la
primera construcción cúbica, sin ornamentación alguna, en la Casa Steiner ,
deViena, de 1910. Pero esta paradoja se había dado ya en el trabajo de Sullivan
que, creador del más intrincado decorativismo vegetal, en el Guaranty Building
de Buffalo, de 1895, o en ciertos rincones del Carson Pirie Scott Store, de
1899, había llegado por otra parte, en ellos, a la casi total desnudez.
Casa Loas, de Adolf Loos (Viena). Enemigo de la decoración superflua y amante de la austeridad y la "arquitectura desnuda", Loos fue uno de los precursores del Funcionalismo como estilo diametralmente opuesto al Modernismo. Esta economía en la decoración se puede apreciar en la fachada de esta casa.
En Francia inician el modernismo
los grandes almacenes Le Printemps, obra de Paul Sédille, construidos en 1880,
con sus fachadas enteramente en hierro y cristal y su distribución interior
alrededor de un gran patio central por el que suben las rampas de la escalera
principal, con barandas cuajadas de ornamentos florales de hierro.
La plena creación fantástica
campea ya en el pabellón de entrada en la Exposición Universal
de París, de 1900, obra de hierro de Rene Binet, con cerámicas vidriadas de
Rigot y profusión de bombillas eléctricas. La estatua de la cúspide, de
Moreau-Vauthier, no fue ya una figura de tradición clásica, sino una mujer con
traje de moda de la época: La Parisienne.
Pero el arquitecto más
significativo en Francia fue sin duda Hector Guimard, que en el Castel
Béranger, vasto conjunto de viviendas de 1897-1898, había compensado la
estructura relativamente conformista con la fantasía bioforme y floral de los
paneles cerámicos en relieve y los hierros forjados. Su obra más famosa son las
bocas del Metro de París, de 1899
a 1904, en hierro, cristal y luz eléctrica, para cuyos
elementos de hierro se inspiró únicamente en formas vegetales.
Fachada de café-bar de Guimard, en París. Uno de tantos bares de París, pero en este caso se distingue por el diseño de su entrada. La predominancia de líneas curvas y las volutas que rematan el cartel son un distintivo de este estilo decorativo, el art nuveau.
Estación de metro de la Porte Dauphine, de Héctor Guimard (París). Los primeros dibujos de Guimard para el metro de París datan de 1900. Obsérvese que la entrada a Porte Dauphine tiene un parasol desmontable de gran elegancia, una marquesina que se abre en abanico y que es una de las pocas que se conservan todavía "in situ". La estructura sugiere un transporte rápido, alado, perfectamente simbolista y de acuerdo con la época.
En Holanda, Dinamarca y Alemania
se encuentra un eco del momento británico y austríaco en el aspecto funcional
de sinceridad en los materiales. En Holanda descuella Berlage, con su
monumental Bolsa de Amsterdam, combinación muy sencilla del ladrillo visto con
la estructura de hierro y cristal, sin ornamentos. En Dinamarca, el Palacio
Municipal de Copenhague, de Martin Nyrop, empezado en 1892, emparentado con
formas deVoysey en el que el ladrillo se combina también con el hierro y
contrasta con el verde proporcionado por las cubiertas de cobre.
En Alemania, la obra de Behrens
se acercó pronto a un geometrismo rudo y fuerte que salía ya del marco del
estilo; pero en Baviera existió, de un modo excepcional, una de las obras más
fantásticamente creadoras, el Hof-Atelier de fotografía Elvira, en Munich, obra
de August Endell, de 1896, cuyo interior exageró hasta la locura la profusión
curvili-near de Horta y la fachada lisa, sin molduras, aunque con un enorme
relieve, era originalísima.
Bolsa de Amsterdam, de Berlage. Este monumental edificio es el ejemplo de la combinación de ladrillo visto, cristal y estructura de hierro, habitual en la generación de arquitectos que siguieron al Modernismo. En esta tendencia funcional no se trata de disimular las entrañas de los edificios y tapar los ladrillos con mampostería hay una exce! siva sinceridad en la exhibición de los materiales.
En el Piamonte dominó el influjo
vienes, que dio estilo a las obras del más importante arquitecto modernista,
D'Aronco, pero no faltaron los temas de la simplicidad inglesa del Jugend de Munich y del casi rococó
francés. D'Aronco realizó los edificios principales de la exposición de Turín,
en 1902.
Si ya en 1899 Premoli había
proyectado arquitectura con abundantes líneas en forma de latiguillo, este tema
en lo decorativo y la ondulación moderada en lo constructivo entra en 1902 en
las obras de Fenoglio. En 1906 encontramos, en Nápoles, el modernismo rococó
del Hotel Santa Lucia, de Comencini, y en Turín, el edificio quizá más completo
del modernismo italiano, la
Casa Maffei , de Vandone, con complicadas rejas de
Mazzucotelli, el célebre artista del hierro forjado.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.