A la edad de 65 años, Rembrandt van Rijn pintó esta composición colectiva titulada Retrato de grupo de los Síndicos de los pañeros (Staalmeesters).
El cliente es la Corporación de
Fabricantes de Paños, y en el lienzo aparecen cinco de los supervisores. Estos
Síndicos eran los encargados de mantener la calidad de las telas teñidas y
fabricadas por el gremio.
Coloca en primer plano la mesa
cubierta con un rico tapete de color rojo con bordados. Tras ella, pinta a los
cinco Síndicos, presididos por Willem van Doeyemburg, la figura que aparece en
el centro, delante del libro de contabilidad. Alrededor del presidente, se
disponen los demás personajes. Detrás de ellos, se encuentra un criado de pie,
el hombre sin sombrero, el empleado de la Corporación.
Los hombres levantan la cabeza,
como si hubiesen sido interrumpidos durante su trabajo. Rembrandt centra su
atención en los rostros, dándonos la personalidad de cada uno de los modelos,
resultando una excelente muestra de las clases sociales y religiosas de la
ciudad de Amsterdam. Los rostros tienen ese relieve pictórico recortado en el
claroscurismo que inunda la atmósfera, y el ambiente espacial en el que están
inmersos se torna naturalista y veraz.
Al fondo de la composición se
representa con gran detalle la moldura decorativa de la sala de reuniones en la
que se intuye un relieve a la derecha.
El contraste entre zonas de luz y
de sombra está relegado a los trajes de los protagonistas. Estos, presentan unas
vestiduras de colorido oscuro que contrasta con el blanco de los cuellos.
Rembrandt ha utilizado una pincelada suelta, a base de manchas de color y de
luz como el veneciano Tiziano, uno de sus maestros favoritos.
El pintor tuvo en cuenta el lugar
donde se iba a colgar el cuadro: en la parte alta de una pared en el edificio
del mismo gremio de paños. Para tal efecto, adaptó la perspectiva de la mesa,
de modo que el espectador mira un tanto a la parte baja de dicha tabla. El
artista, pues, recurrió a una perspectiva de abajo arriba.
Como retrato colectivo esta obra
resulta un extraordinario ejercicio de composición y un verdadero estudio de
caracteres de los seis personajes que aparecen en la superficie del cuadro,
hábilmente dispuestos para que ninguno de ellos pierda protagonismo. Es un
conjunto armoniosamente tratado.
A pesar de la magnificencia de la
producción de Rembrandt, no será hasta Francisco de Goya cuando su obra sea
redescubierta y valorada en todo su esplendor.
Su arte influirá decisivamente en
la pintura de los siglos XIX y XX, desde Goya, pasando por los románticos, como
Delacroix, hasta llegar a los impresionistas.
Retrato de grupo de los Síndicos de los pañeros, óleo sobre tela
del año 1662, perteneciente a su segunda etapa, que tiene unas medidas de 191,5
x 279 cm ,
se puede apreciar en el Rijksmuseum de Amsterdam.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.