Numerosos escultores trabajaron
en el adorno de aquellos jardines. Algunos son artistas más bien secundarios,
como los hermanos Marsy, Legras, Le Hongre, el italiano Tubi, aunque casi todos
ellos muestran atenuado el barroquismo, procurando ajustarse al criterio del
arte clásico, que fue el preconizado por la Academia, organismo supeditado a la
voluntad del rey. Pero también trabajaron para Versalles los más notables
escultores cortesanos. De Girardon son el bello relieve del Baño de las Ninfas y el importante grupo
marmóreo del Baño de Apolo asistido por
las Musas, en la Gruta de Tetis.
François Girardon y Antoine Coysevox fueron los más afamados escultores del Grand Siècle. Coysevox (1640-1720), aparte de sus numerosas obras
realizadas para Versalles (Galería de los Espejos, Escalera de los Embajadores,
Salón de la Guerra), es autor del busto
del Gran Candé y del delicioso retrato
de la duquesa de Borgoña, María Adelaida de Sabaya, representada como una
Diana antigua. Sus bustosretrato transportan por su realismo a la vida de su
siglo. Como el reinado de Luis XIV duró tanto tiempo, los artistas tuvieron que
representarlo desde que era casi niño hasta que adquirió aspecto cansado y
viejo. Ello es visible en una de las últimas obras de Coysevox: la Estatua orante del Rey Sol ya en su ocaso
(setenta y siete años), que existe en Nuestra Señora de París.
Mercurio montado sobre Pegaso de Antoine Coysevox (Musée du Louvre, París). La intención de cargar de emotividad y fuerza esta mitológica escena lleva al artista a esculpir con inusual intención la cara del caballo.
⇨ Tumba de Richelieu de François Girardon (capilla de la Sorbona, París). Con esta tumba apareció un nuevo tipo de túmulo. Girardon no se inspiró en la estatuaria clásica, sino que prefirió dar relieve a las figuras pintadas por Poussin. En este caso tomó del pintor la figura de la Doctrina Cristiana que parece escuchar la plegaria del cardenal.
Girardon (1628-1715) labró la Tumba de Richelieu, en la Sorbona, el
año 1694; en esta obra se nota la influencia que ejerció en él su estancia en
Roma, pero el solemne equilibrio de la composición y su majestuoso empaque
acusan las características "clásicas" típicas de un escultor francés
del Grand Siècle. El Baño de Apolo asistido por las Musas,
situado en una gruta de Versalles, fue esculpido por Girardon en 1668, y nadie
se había atrevido en Francia ni en Italia a asociar diversas estatuas aisladas,
como lo hicieron dos mil años antes los escultores helenísticos.
La figura del dios es una versión
sentada del Apolo del Belvedere y las Musas son interpretaciones versallescas
de las Musas del escultor Filiscos de Rodas que Girardon pudo contemplar en
Italia. El conjunto de este Apolo lavado y perfumado por las doncellas celestes
produce una impresión tan fuertemente literaria, que el espectador se creería
contemplando una escena representada por actores vivos. Girardon restauró en
Roma el grupo del Laocoonte, añadiéndole un brazo que le faltaba, y también la
Venus de Aries, descubierta en el año 1651, rota en cuatro trozos. La
maravillosa estatua, actualmente en el Louvre, lleva una pretenciosa
inscripción en latín que asegura que la ha hecho más bella el arte de Girardon:
"Ecce Girardonis pulchrior arte Venus." Realmente, los escultores del
Grand Siècle estaban convencidos de
que hacían algo parecido a las obras de los griegos clásicos, cuyos mármoles se
atrevían a restaurar.
Mitón de Crotona de Pierre Puget (Musée du Louvre, París) Es indudable el carácter marcadamente barroco de esta escultura, que se aprecia no sólo en el naturalismo con el que está representado el cuerpo sino también en la violencia y tensión que desprende la escena merced al ataque del león que se observa a la izquierda.
⇦ Atlantes de Pierre Puget (Hotel de Ville de Tolón, París). En estas esculturas que flanquean la entrada del Hotel, Puget da rienda suelta a su barroquismo más extremo.
Una gran tradición del busto-retrato, concebido con pomposo énfasis, se origina entonces en Francia bajo la académica protección oficial. Sobresalieron en esta especialidad, además de Coysevox, el flamenco Martín van Baugart -que cambió su apellido por el de Des Jardins-, y J.-B. Lemoyne. Algunos de los escultores más jóvenes de esta pléyade, como los hermanos Nicolas y Guillaume Coustou, sobrinos de Coysevox, alcanzaron su pleno renombre durante el siglo XVIII. La tendencia dominante en escultura era, pues, de un clasicismo con sello ya enteramente francés, en su empaque áulico.
Una gran tradición del busto-retrato, concebido con pomposo énfasis, se origina entonces en Francia bajo la académica protección oficial. Sobresalieron en esta especialidad, además de Coysevox, el flamenco Martín van Baugart -que cambió su apellido por el de Des Jardins-, y J.-B. Lemoyne. Algunos de los escultores más jóvenes de esta pléyade, como los hermanos Nicolas y Guillaume Coustou, sobrinos de Coysevox, alcanzaron su pleno renombre durante el siglo XVIII. La tendencia dominante en escultura era, pues, de un clasicismo con sello ya enteramente francés, en su empaque áulico.
Pero otros artistas se muestran
más plenamente barrocos y sin que su arte se aparte del espíritu romano de
Bernini, como Daument, en su Titán herido
por el Rayo, y, sobre todo, Pierre Puget (1622-1694), en el celebérrimo
grupo de Milán de Crotona, que representa
a este atleta de la antigüedad con una mano prendida en una rendija de una rama
mal desgajada y defendiéndose con su otra mano del ataque de un león. El
barroquismo de Puget sería más exacerbado en su madurez, y muestra de ello son
sus dos famosos Atlantes de la puerta
del Hôtel de Ville de Tolón, que son
cargadores de muelle sosteniendo el balcón central de dicho edificio, su Perseo y Andrómeda y una estatua ecuestre, Alejandro Magno.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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