De la prehistoria mexicana casi
no quedan huellas de una actividad que pudiera llamarse "artística",
si bien se tienen algunas evidencias de que los pueblos nómadas -simples
recolectores, o cazadores del mamut y de otras especies prehistóricas- vivían
hace más de diez mil años en Mesoamérica. Habría que esperar hasta el año 5000
a.C. para encontrar los primeros intentos de una precaria vida sedentaria en
torno a los inicios del cultivo del maíz, planta que estaba destinada a
modificar por completo la vida del hombre americano, al menos en muchas
regiones del denominado Nuevo Mundo.
Chicomecóatl (Museo Na-
cional de Antropología,
Ciudad de México). Ima-
gen en piedra de la deidad
del maíz de la cultura Mexica.
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⇦ Metate y mano (Museo de Tehuacán). Pieza que procede de Coxcatlán (Puebla) que utilizaban sobre todo las mujeres para moler los cereales. Está fabricada en piedra, de forma cuadrilonga y algo abarquillada en su cara superior; actúa como un plano inclinado por el que se hace rodar la mano cilíndrica sobre el grano para molerlo.
Hasta los albores del segundo
milenio antes de nuestra era, se asiste en México a la paciente domesticación
de las especies primigenias de maíz y a su hibridación con otras plantas,
lográndose así un alimento que, asentado en el suelo, habría de convertir definitivamente
en sedentarios a muchos de estos pueblos. Y pronto, junto al cultivo del maíz,
surgirían el de otras plantas, como las diversas especies de calabaza, el
frijol, el tomate, el cacao, aparte de numerosas fibras y de una de las
especies de algodón.
Y mientras se enriquece la
agricultura, se verá la diversificación de las sociedades, pasando de
primitivas aldeas agrícolas a estratos más avanzados de civilización. Sin
embargo, aunque se asistirá a un notable adelanto en el campo de las artes y del
pensamiento, se verificará en cambio como los pueblos precortesianos se
mantuvieron, en lo que se refiere a tecnología, a un nivel relativamente bajo.
En efecto, nunca supieron emplear la rueda para aliviar tareas humanas (quizá
porque no poseían animales de tracción), y no conocieron la metalurgia del oro,
de la plata y del cobre -tres metales blandos- hasta el año 1000 a.C.,
aproximadamente, o sea unos cinco siglos antes de la conquista española. Pero
estos retrasos o lagunas tecnológicas sólo hacen más admirable todavía la
altura alcanzada por ellos en otros campos. Basta simplemente recordar los
comentarios de algunos cronistas -incluyendo la sincera admiración de artistas
como Durero-ante las asombrosas joyas de jade, oro y plata, las finas tallas en
madera, las delicadas vasijas policromadas o los tornasolados mosaicos de
plumas preciosas," ... cosas nunca vistas, ni siquiera soñadas", como
exclama Bernal Díaz del Castillo, el fiel cronista de la conquista española.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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