Masaccio, cuyo verdadero nombre
era Tommaso Cassai, nació en 1401 en San Giovanni Valdarno, cerca de Florencia.
Considerado uno de los primeros grandes pintores del renacimiento italiano, sus
innovaciones en el empleo de la perspectiva científica, inspiradas en los
conceptos de su contemporáneo Brunelleschi, abrieron el período de la pintura
moderna. La aplicación de este recurso en La Trinidad (La Trinitá), renueva el
realismo tradicional de Giotto y Arnolfo. En su composición, el artista
perfecciona la disposición estructural a favor de una definición continua y
unitaria de la profundidad, que relaciona el espacio real con el espacio
figurado.
La imagen constituye una nueva
figuración de la Trinidad. El artista ha pintado un altar, bajo cuya mesa
podemos observar un esqueleto con una leyenda que advierte sobre la caducidad
de la vida. En la parte superior, una sólida construcción humanista donde se
encuentran plasmados con asombroso realismo el ladrillo, el enlucido, los
mármoles y el estuco, compone el techo de una capilla. Dos columnas con
capiteles jónicos sostienen un arco, detrás del cual aparece una bóveda de
cañón, adornada con casetones, marcando la perspectiva respecto del arco
situado en el fondo.
En el centro de este espacio de
ambiente virtual se encuentra representado el Cristo crucificado. El Dios
Padre, guarda su espalda en la figura de un anciano vigoroso de pie sobre una
ménsula. Entre las cabezas de Padre e Hijo, completa la Sagrada Trinidad una
paloma que representa el Espíritu Santo.
Delante de la cruz, a la derecha
del suelo de la capilla, está representada la figura de la Virgen, que mira
directamente el espectador, y a la izquierda, la de San Juan. En el escalón de
acceso al santuario pintado sobre la mesa del altar -que acentúa la ilusión
tridimensional del cuadro-encontramos arrodillados de perfil a un hombre, a la
derecha, y una mujer a la izquierda: los personajes que encargaron la obra en
actitud de oración.
La rigurosa perspectiva delimita
espacios concretos, en los que sobresalen con volúmenes inmóviles los edificios
y las figuras. La línea horizontal, muy baja y manifiesta en el altar, realza
la altura de la capilla.
Un haz de líneas que forman
ángulos agudos desde el punto de origen, constituye la estructura geométrica
que sostiene la construcción y encuadra los escorzos de la ménsula y los
capiteles. En el esquema de la composición, planteada sobre un conjunto de
figuras planas regulares, predominan las formas triangulares, símbolo de la
Trinidad. Cuatro triángulos regulares con el vértice hacia arriba enlazan las
figuras humanas a las divinas, en tanto el crucifijo está contenido en un
triángulo con el vértice hacia abajo.
Masaccio ha puesto en el estudio
del color el movimiento rítmico de los espacios, y los tonos suaves acentúan el
silencio que rodea el misterio de la Trinidad. Desde el gris sombrío y vibrante
de rosa de la capilla, emergen las figuras de lo divino, el color blanco de la
paloma y el cuerpo claro desnudo.
El fresco de La Trinidad,
realizado entre 1426 y 1428, está considerado una de las últimas piezas de
Masaccio, que murió en 1428 a la edad de 27 años. La obra mide 667 x 317 cm y
se encuentra en la iglesia de Santa María Novella, en Florencia.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.