Sin duda es
por el prejuicio que tiende a hacer de la escultura el pariente pobre de la
pintura por lo que la enorme producción de Picasso en este campo, que bastaría
por sí sola para darle gloria, ha sido considerada durante tanto tiempo como un
pasatiempo del pintor.
⇦ Cabeza de mujer de Pablo Picasso (Museo Nacional Picasso, París). Escultura en bronce, en la que la simplificación de los rasgos, la quietud, la calma y la contención de la pieza hacen que se asemeje a las obras de Maillol o Matisse.
Vaso de ajenjo de Pablo Picasso (Colección particular). Esta obra de 1914 realizada en bronce policromado, que representa un vaso con una cucharilla de plata sobre la cual hay un terrón de azúcar, es el ejemplo más interesante de escultura policromada cubista que realizara Picasso.
Desde su primera figurilla en bronce -una Mujer sentada de 1902- al florecimiento de las cerámicas de Vallauris, que se inicia en 1947, y a los grandes recortes de chapa pintada, seguidos por los últimos monumentos en hormigón grabado erigidos, siguiendo sus planos, en Escandinavia, en Francia, en los Estados Unidos, el talento proteiforme del autor del Hombre del cordero (1944) se ha ejercitado en todas las direcciones y en todos los materiales. El Bufón con gorro de payaso (1905) constituye su primer hito notable.
⇦ Hombre del cordero de Pablo Picasso (Museo Na-
cional Picasso, París). En 1943, el artista realizó
esta obra, para la cual había hecho unos cincuenta
dibujos, que suponen una profunda reflexión sobre
el tema cristiano del buen pastor y del poder del
arte frente al terror de la guerra que se estaba pro-
duciendo.
La
preocupación psicológica por la individualidad del modelo se sacrifica
rápidamente, de una vez para siempre, en provecho de la expresión del volumen,
como lo atestiguan la Cabeza de mujer de 1906 y algunas otras obras del mismo
período, en las que se ha querido ver la influencia de la escultura
iberoafricana: cabeza secreta como una máscara y que no Anuncia nada de la de
1909, más característica del cubismo, y todavía menos de aquellas, de tamaño
mayor que el natural y llenas de imperiosas profuberancias encima de un cuello
alargado, que nacen en 1932 en el taller de Boisgeloup.
En los años
cuarenta y a principios de los años cincuenta, tiene lugar el triunfo de la
escultura a partir de objetos de desecho: la Mujer con un coche de niño (1950),
Cráneo de cabra y botella (con realce de color, 1951) y la Mona (1952), con la
frente baja y la mandíbula saliente hechas con dos automóviles en miniatura
sacados de una juguetería. El vientre de la Cabra (1950) está formado también
con un canasto de mimbre. Pero el estupendo Hombre del cordero, erigido en 1951
en la Plaza del Mercado de Vallauris, está modelado en cambio totalmente ex
nihilo.
La cabra de Pablo Picasso (Museo Nacional Picasso, París). Éste es uno de los más famosos bronces del artista, que fue realizado en Vallauris en 1950. Cuesta adivinar, en el perfecto acabado, que se trata en realidad de una obra de ensamblaje; el vientre hinchado fue obtenido a partir de una cesta de mimbre; los cuernos, de una cepa, y la parte trasera, de una lámpara de alumbrado. Los numerosos elementos que intervienen en esta sorprendente composición se incorporan por su carácter formal y no por su textura, y han sido disimulados con insólita habilidad.
Si se insiste
de este modo sobre Picasso es porque su fecundidad volcánica dio inicio a todo,
lo presintió todo, y porque ofrece por sí solo como en una perspectiva
caballera, un panorama casi completo de la escultura del siglo del que su
actividad de creador ha cubierto una parte tan grande.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.