Más allá del Rin y de los Alpes, el arte gótico, con su fuerza expansiva, se extendió por la Europa central y llegó hasta Polonia y Escandinavia, que constituían entonces los últimos confines del mundo europeo. En Baviera y Austria se levantan las tres catedrales famosas de las riberas del Danubio: Ulm, Ratisbona (Regensburg) y Viena. La de Ulm fue comenzada muy entrado el siglo XIV; tiene cinco naves, sostenidas por pilares cilíndricos de un aspecto extremadamente frío.
La de Ratisbona es más pura, de estilo gótico casi francés; su construcción fue dirigida por un maestro llamado Luís, que acaso había trabajado en las obras de la catedral de Dijon. La fachada, muy rica, tiene dos torres con flechas caladas, separadas por un frontón triangular que corresponde a la cubierta de la nave central. La catedral de Viena, dedicada a San Esteban, formada también por tres grandes naves, es más original, extraordinariamente vienesa, con su característico tejado de colores. Comenzada algo tarde sin un plan tan riguroso como la de Colonia, la catedral de Viena se concluyó en pleno siglo XV, y por esto sus partes más modernas aparecen cubiertas con bóvedas complicadas, que desdicen de la severidad del coro y el crucero, de puras líneas ojivales. Lo más hermoso de esta catedral es la torre, coronada por una flecha elegantísima, dentro del estilo gótico flamígero del siglo XV.
Catedral de Ulm, en el estado de Baden Württemberg. Ulm, fundada en el año 854, es una ciudad relativamente pequeña y, sin duda, su edificio más emblemático es la catedral, que cuenta con la torre de iglesia más alta del mundo.
En Polonia, los principales edificios góticos son ya de la última época del estilo, el siglo XV. Deben citarse como ejemplos la puerta fortificada de Cracovia, llamada de San Florián, que daba ingreso a la ciudad; la catedral de la misma ciudad, construida en el interior del castillo real o Wawel, al estilo de las ciudades eslavas; y la iglesia de Santa María y el palacio comunal de Cracovia o Sukiennice, enfrenta dos en la misma plaza, ofreciendo un conjunto urbanístico medieval extraordinario.
En Bohemia hubo un foco artístico de suma trascendencia que a mediados del siglo XIV se centró en la ciudad de Praga, cuando ciñó la corona imperial Carlos IV, rey de Bohemia (1356). Casado con Blanca de Valois, promovió la edificación de la catedral de San Vito (que fue proyectada por el francés Mateo de Arras) y de su palacio, el Hradéany o Castillo de Praga, cuyo interior hizo decorar con pinturas. Bajo su reinado, con la ayuda de artistas nacionales y extranjeros, como el italiano Tomás de Módena, la pintura de Bohemia alcanzó gran originalidad con pintores como Teodosio de Praga o el llamado Maestro de Trebon.
Catedral de Ratisbona. Es el mejor ejemplo de arquitectura gótica bávara, que denota clara influencia de los modelos franceses. Comenzada a mitad del siglo XIII, su construcción se prolongó hasta el siglo XVI. Su decoración escultórica, muy rica y cuidada, se atribuye a algún discípulo de Peter Parler. Las puntas en flecha que rematan sus torres fueron añadidas en el siglo XIX.
En la terminación de la catedral de Praga empleó a un arquitecto de linaje alemán, Peter Parler, que fue además importante escultor, sobre todo gracias a sus realistas bustos de retrato con que adornó el triforio de aquel templo. Parler fue el autor de los dos magníficos pabellones góticos, con puertas monumentales y esculturas, situados a ambos extremos del puente que aquel emperador hizo construir en Praga sobre el río Morava, y que hoy lleva su nombre: Karluv Most (Puente de Carlos).
Así el gótico se había ido extendiendo por tierras de la Europa central, no sólo gracias a la acción de monjes cistercienses y de sus arquitectos, sino gracias a constructores del país, con un empuje que llevó aquel estilo a su perfección. Más lejos aún, en los mismos confines de lo que era entonces el mundo civilizado, en las poblaciones aún bárbaras, recién convertidas, de las orillas del Báltico, hasta allí llegó, a mediados del siglo XIII, la fuerza expansiva del arte francés: Latomus qui tune noviter de villa Parisiensi…, como decía un documento alemán de la época al referirse a un escultor francés.
Catedral de San Esteban, en Viena. El mundo germánico, que hasta el siglo XIX se creyó la cuna del arte gótico, inició en realidad este estilo gracias a los arquitectos franceses. Pocas veces se repitieron, sin embargo, en el centro de Europa las fachadas francesas flanqueadas por dos torres, prefiriéndose la torre única, como se puede apreciar en este magnifico templo.
⇦ Catedral de Abo, Turku. Finlandia. La ciudad de Abo, la actual Turku, fue durante la Edad Media, la capital del país. La imagen permite ver la espléndida torre de esta catedral, construida en el siglo XIII y que es santuario de la Iglesia luterana.
El gótico se propagó hasta los confines de Rusia; la catedral de Riga, en Estonia, es del estilo francés, como en Finlandia la de Abo (Turku). Suecia y Noruega experimentan el influjo de la construcción alemana de ladrillo y del gótico ya transformado en Inglaterra o bien el puro gótico francés importado por maestros que llegaron al país directamente, como el arquitecto de la catedral de Uppsala, Esteban de Bonnueil, quien había sido maestro de obras del rey de Francia. Bonnueil llegó a Suecia con diez compañeros en 1287 para dirigir las obras de la nueva catedral, que debía hacer igual a la de París, pero no fue consagrada hasta el año 1435; esto explica que parezca ya alemana en muchos detalles.
Por el contrario, también podrían considerarse construcciones típicamente góticas inglesas el magnífico coro de la catedral de Trondheim y la iglesia octogonal de San Olaf, también en tierras escandinavas, así como en Dinamarca la catedral de Roskilde que hace recordar las tradiciones más puras de la edificación de ladrillo que es típica de la Alemania septentrional.
Catedral de San Vito, en Praga. Detalle de la fachada principal. Durante el reinado de Carlos IV, rey de Bohemia, Praga se convirtió en uno de los centros artísticos más importantes del centro de Europa. En su catedral. que sufrió un grave incendio en el siglo XVI, trabajaron algunos de los artistas más importantes de la época.
⇦ Catedral de Roskilde, Dinamarca. Con el paulatino desarrollo del comercio en el Báltico, los países escandinavos vieron formarse en el siglo XIII núcleos urbanos que los monjes del Cister se encargaron de evangelizar. El ladrillo pasó entonces a sustituir el matetial tradicional, la madera, tan propensa a sucumbir en los frecuentes incendios.
Los pueblos del Norte no llegaron a asimilar los estilos de la Edad Media, como hubieron de hacerlo de modo tan completo los moradores del centro del continente, y los de las Islas Británicas. La in fluencia de la civilización francesa, que llegó a ellos más tarde que al centro de Europa, no se había impuesto todavía cuando el Renacimiento empezaba a infiltrarse por los confines del mar del Norte, y con los elementos nuevos de que disponía, se creaba allí un estilo enteramente peculiar, que produjo los grandes castillos señoriales de Dinamarca. El pueblo quiso conservar, no obstante, su arte típico primitivo, que hoy todavía puede apreciarse perfectamente en las viejas aldeas escondidas en el interior de los bosques seculares, y este arte es el que ha impreso en su estilo moderno un sello peculiar inconfundible. El estilo ojival podría decirse que vivió únicamente entre las altas esferas; no llegó a formar el estilo propio de las construcciones privadas, como sucedió en Alemania, y solamente para templos cuya erección se confiaba a monjes artistas llegados de lejanas tierras se aceptaban las formas góticas de gusto internacional.
Virgen con el Niño (Galerla Nacional, Praga). También llamada de Veveri ya que procede de la capilla de la Asunción, situada en las inmediaciones del castillo de Veveri (Moravia, República Checa). Es una pintura al temple sobre tabla de singular fuerza expresiva, que refleja la suntuosidad aportada a la pintura checa ba¡o el reinado de Carlos IV.
La catedral de Roskilde constituye tal vez el monumento más característico de esta época, y aun, a pesar de sus evidentes influencias, tiene sello más arcaico y tradicional que ningún otro de los que posee la antigua Escandinavia. Así se explica la veneración que inspira.
La catedral de Uppsala, después de la infinidad de restauraciones que ha sufrido, no tiene hoy sello particular alguno que provenga del lugar donde se encuentra asentada. El despertar de la nación sueca; que alcanzó su época más gloriosa durante el reinado de Gustavo Vasa, acaeció después de la Edad Media, cuando ya la catedral de Uppsala estaba terminada en estilo extranjero.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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