El relevo, de Luc-Aibert Moreau (Museo Nacional de Arte Moderno, París). |
Tras la Gran Guerra se
produjo el definitivo estallido del cubismo debido a la rápida evolución que
siguieron los pintores cubistas en su forma de ver e interpretar el mundo y el
arte. Esta aceleración de un proceso que se estaba gestando desde hacía algunos
años fue debida, como es lógico, a un acontecimiento histórico de tal magnitud
que sacudió los cimientos de la sociedad europea de la época.
Pero una contienda mucho más
terrible estaba por llegar. Cuando se creía que la civilización progresaba
hacia un horizonte mejor y más justo, el nazismo vino a demostrar que la
barbarie podía ser mucho más salvaje en una sociedad desarrollada y culta como
era la de Europa.
Las consecuencias de la II
Guerra Mundial aún perduran en nuestro mundo de hoy, y uno de los efectos más
importantes que tuvo en el arte de la posguerra fue cargar de ansiedad y
desazón las obras de muchos artistas, que no podían cerrar los ojos ante la
tragedia que había supuesto un conflicto que acabó con la vida de cincuenta
millones de personas. Pero además de esa "reacción emocional", la división
del mundo en los bloques capitalista y socialista, así como la hegemonía que
alcanzó los Estados Unidos, tendrían consecuencias a más largo plazo.
De esta forma, surgirán
nuevas vanguardias y en la segunda mitad del siglo XX la capitalidad del arte
pasará de París a Estados Unidos.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París)
Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial
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