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La escultura germánica

Atención especial merece la escultura gótica alemana que parece tener su origen en la escuela escultórica de Sajonia que realizó en el siglo XIII las catedrales de Magdeburgo, de Bamberg y de Naumburg.

En general, en una catedral alemana, más que una directa imitación de la escultura gótica de la Isla de Francia hay que señalar una interpretación bastante libre de los modelos franceses. Sus esculturas denotan aún, tanto por sus proporciones como por la índole flotante de sus ropajes, ciertos indicios típicos del arte alemán románico. En la catedral de Magdeburgo se puede observar que las esculturas de las vírgenes prudentes y fatuas de su puerta septentrional tienen la misma elegante expresividad de drapeados y actitudes que había distinguido a aquel anterior estilo alemán. Probablemente esas atractivas estatuas femeninas exentas, de monumental apostura, se labraron con posterioridad al momento en que, alrededor de 1240, se realizó en el tímpano de aquella puerta la original escena de la Dormición de la Virgen, la cual es transportada al cielo en su lecho por dos ángeles.

Detalle de la puerta meridional de la catedral de Bamberg. Escena en la que aparecen el emperador San Enrique el Cazador y su esposa Santa Cunegunda, quien, de acuerdo con su esposo, hizo voto de castidad. El conjunto escultórico expresa un aire de lirismo también característico de la escultura gótica alemana.  

La catedral de Bamberg es la que muestra en su escultura más enérgico realismo y, en suma, más originalidad. El maestro que antes de mediados del siglo XIII esculpió el tímpano de su puerta norte muestra un estilo que recuerda el de la catedral de Reims; pero en la puerta meridional del mismo templo otro escultor se expresó, poco después, con un lenguaje específicamente germánico al esculpir las estatuas bajo doseles que la adornan. En ella aparecen, a la izquierda, las figuras del emperador San Enrique el Cazador y de su esposa Santa Cunegunda, y, a la derecha, las de Adán y Eva desnudos con San Pedro, realizaciones que parecen adelantarse a las posibilidades expresivas que lógicamente cabría esperar de una escuela escultórica gótica tan joven como aquélla. Más extraordinaria es todavía en la estatuaria de aquella catedral la figura ecuestre que, según tradición, representa al emperador Conrado III; obra de profundo realismo que lleva impreso, de modo muy claro, un sello de potencia completamente germánico, que infunde a aquel juvenil guerrero a caballo una indomable energía.

Escultura de las vírgenes, situada en la catedral de San Mauricio y Catalina, en Magdeburgo. La escultura gótica alemana se caracterizó por su expresionismo realista, tal como es posible apreciar en los rostros y manos de estas vírgenes.  

⇦ Pilar de los Ángeles, en la catedral de Notre-Dame, en Estrasburgo. La magnifica decoración de este pilar es una verdadera obra maestra de la escultura religiosa gótica.  



En las estatuas de la catedral de Naumburg se observa parecida firmeza realista. Datan de hacia el año 1270, y representan a caudillos feudales acompañados de sus esposas. Las del margrave Eckart y su mujer, la bellísima y elegante Uta, son ejemplares de absoluta originalidad, que no sugieren la existencia de ningún nexo ni influencia que las enlace con la escultura francesa contemporánea. En aquella misma catedral, la escultura de San Juan que forma parte del Calvario situado en el muro de cierre del coro, labrado con anterioridad a 1278, muestra en el torcimiento de su actitud dolida y en el violento plegado de su manto, acentos que sólo será dable encontrar más tarde en obras de escultura alemana de mediados del siglo XV.

Los varios escultores que trabajaron en la catedral estrasburguesa desde hacia 1230 hasta finales del siglo XV dejaron reflejadas en sus obras todas las tendencias que fueron caracterizando a la escuela escultórica renana por aquellas fechas. Hasta 1250 se siguió en el ornato esculpido de aquella catedral de Alsacia la pauta marcada en las francesas de Chartres y de París, aunque no faltan características enteramente germánicas en los tímpanos del triple portal sur que resultan especialmente visibles en la labra de las ropas y en los movimientos, hábilmente contenidos, de las composiciones. Destacan en aquella portada las elegantes figuraciones de la Iglesia y de la Sinagoga, dos esculturas femeninas cuyo donaire es de otro carácter que el que suelen exhibir las esculturas francesas de aquella época.

El jinete, del interior de la catedral de Bamberg. Este célebre Der Reiter parece que se trata de una versión germana de San Jorge y fue esculpida hacia 1235, aunque la tradición ve en ella un retrato de Conrado III. A los valores decorativos de la escultura románica, esta composición ecuestre opone todo el humanismo expresivo del gótico. 

La Frauenkirche de Nuremberg, erigida por orden del emperador Carlos IV entre 1352 y 1361, se atribuye a Heinrich Palier. En torno al tema de la glorificación de la Virgen, esculpida en el parteluz y coronada por un alto dosel, este pórtico es un ejemplo de perfecta Integración de la escultura en un soporte arquitectónico. 

⇨ Caballero en traje de armas que adorna la catedral de Estrasburgo. Uno de los rasgos característicos que Imprimieron los escultores renanos fue la humanización de una gestualidad que parece conferir vida a la piedra.   



Otro estilo, más vivaz y pintorescamente humano, domina en lo esculpido desde finales del siglo XIII hasta el primer tercio del siglo siguiente en la fachada oeste de aquel templo, o sea, la principal, enteramente gótica. En ambos lados de la puerta derecha del triple portal de tal fachada, se hallan figuradas las vírgenes prudentes y las fatuas de la parábola evangélica de la Boda, con la figura del seductor que ofrece sonriente a estas últimas la tentadora manzana.

En el primer piso de las torres de aquella catedral hay gran variedad de elegantes esculturas, pero es en el interior, en uno de los grandes pilares del transepto sur, donde debemos señalar la realización escultórica más singular de aquel vasto templo: el llamado Pilar de los Ángeles, formado por un haz de columnitas que adornan estatuas, desde su base hasta su cima. En la base están las figuras de los cuatro Evangelistas, y distribuidas por el fuste de la robusta pilastra columnaria, cuatro hermosas figuras de ángeles que hacen sonar las largas trompetas del Juicio Final, en tanto que en la cima de esta original obra hay una figura de Cristo acompañado de otros ángeles que sostienen los instrumentos de la Pasión como prenda de la redención humana.

Pintorescas y no menos naturalistas, a pesar de su canon corto y su factura algo popular, son las esculturas policromadas que decoran el exterior de la catedral de Friburgo de Brisgovia, de comienzos del siglo XIV. A pesar de su germanismo, recuerdan el estilo de algunos relieves contemporáneos franceses. Lo mismo sucede con la abundante escultura que recubre el portal labrado en 1355 de la Frauenkirche, de Nuremberg.

⇦ Detalle del coro de la catedral de Ulm. En este templo, que no llegó a concluirse hasta entrado el s1glo XIX, traba¡ó el maestro Jorg Syrlin, cuyas esculturas, como ésta que aparece en el coro de la catedral, anuncian con su expresividad la llegada del Renacimiento. 



Después, la escultura gótica en Alemania recibió influjos de la tendencia innovadora neerlandesa. En los primeros años del siglo XV las labores escultóricas en las regiones del Rin acusan también influencias del misticismo renano que no dejaría de reflejarse, aún con más evidencia, en la pintura. Trasciende ese influjo devoto en las formas onduladas o angulosas de los pliegues de los ropajes, y en la delicada ternura que exhiben ciertas figuraciones de la femineidad. La Virgen es representada siempre como una muchacha, tanto en las imágenes de la Piedad (con la joven Madre sosteniendo dolorida, sobre sus rodillas, el cuerpo difunto de su Hijo), como en las de la Virgen con el Niño en brazos. Estas representaciones adquirirán desde hacia el 1400 una refinadísima belleza, tanto en el sur de Alemania como en Austria y Bohemia, en las llamadas Vírgenes Hermosas que se difundieron hasta Polonia y las tierras bálticas.

Pero no sería hasta alrededor de 1430 cuando en la escultura germánica aparecerían escuelas diferenciales, especialmente en la parte meridional de Alemania, sobre todo en Baviera (Nüremberg) y en Suabia. Primeramente fue Hans Multscher, un artista austriaco, escultor y pintor, nacido en Allgáu y establecido hacia 1427 en Ulm, quien inició la escuela de Suabia. Fue él quien talló las imágenes del altar de Wurzach, y quien labró las esculturas de personajes profanos en la casa municipal de Ulm, así como el bellísimo Cristo resurrecto o Varón de Dolores del parteluz de la puerta de la catedral de esta ciudad (1429). Sus labores de talla se prolongarían hasta la segunda mitad del siglo XV.

Dos muestras de talla germánica. La Visitación, obra de exquisita delicadeza, procedente del monasterio de Katherinental (Metropohtan Museum de Nueva York), que corresponde al tipo de las "Vírgenes Hermosas" del siglo xv, y Santa María Magdalena, obra de escuela flamenca de finales del siglo XV (Museo de Cluny, París), característica por el ampuloso drapeado de su vestido. 

Otro maestro, excepcionalmente dotado, acabaría por imprimir un sello de delicado idealismo en la escultura germánica inmediatamente anterior a la que es característica del período del “gótico tardío”. Nicolás Gerhaerts había nacido en Leyden, en Holanda, aunque trabajó en Alemania y Austria. Data de 1460 su estatua yacente del arzobispo de Tréveris Jacobo de Sierck, y de 1467 su Crucificado del antiguo cementerio de Baden-Baden, obra que revela de un modo muy claro como su autor había asimilado la influencia del progresismo escultórico, tanto de Flandes, como de Borgoña.

En Estrasburgo dejaría algunas de sus más delicadas creaciones: la cabecita femenina (acaso retrato de Bárbara de Ottenheim) que se conserva en el Museo de Frankfurt, así como la delicadísima escultura de medio cuerpo que representa a un escultor (probablemente su autorretrato) que estuvo en el interior de la catedral estrasburguesa y se halla ahora expuesta en su museo. Después se trasladó a Viena, donde labró la lujosa lauda sepulcral en mármol rojo del emperador Federico III, en la catedral de San Esteban.

Gracias a este escultor y a hábiles tallistas de la madera, como Jórg Syrlin autor de las tallas que adornan el coro de la catedral de Ulm, se establecía aquella madurez en la escultura germana que exhiben numerosas imágenes y altares de los grandes escultores de los años postreros del siglo XV y primeros decenios del XVI a los que se hace referencia, a causa de su nuevo contenido mental, cuando se trata del Renacimiento en Alemania.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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