Jordaens con su familia en un jardín de Jacob Jordaens

 

El equilibrio compositivo, el dibujo firme y la intensa luminosidad de los colores hacen que algunos la consideren una obra maestra. La bella Catalina van Noort aparece muy segura de sí misma, sentada y como protegiendo a su hija, la risueña lsabella, que sostiene un cestito de fruta. La dignidad de los personajes resulta una excepción en este pintor de la glorificación sensual. 

(Museo del Prado, Madrid). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Capricornio de Max Ernst

El puente de Westminster de André Derain