Punto al Arte: Carlo Dolci (1616-1686)

Carlo Dolci (1616-1686)

 


Dolci, Carlo  o Carlino Dolci (Florencia, Italia, 25 de mayo de 1616 - 17 de enero de 1686) fue un pintor italiano del Barroco, activo sobre todo en Florencia, conocido por sus primorosas pinturas religiosas, copiadas por otros artistas muy frecuentemente. Su popularidad fue enorme hasta bien entrado el siglo XIX, cuando el gusto por los temas religiosos tratados de manera edulcorada decreció notablemente.

Biografía

Nació en Florencia, nieto de pintor por parte de madre. Comenzó su aprendizaje con Jacopo Vignali a edad muy temprana, para después convertirse en aprendiz de Mario Balassi, a cuya muerte completó algunas obras que el maestro dejara inacabadas.

Según su biógrafo Filippo Baldinucci no fue un pintor prolífico, de ahí que no hiciera pintura al fresco, que necesita una cierta rapidez en la ejecución. Aunque sus obras son de pequeño tamaño, realizó algunas de tamaño natural. Repetía sus composiciones con frecuencia, modificando levemente las versiones. Su hija, Agnese Dolci, hizo copias de muchas de ellas. Su anecdotario, contradictorio y legendario, propone que en 1682 sufrió una profunda depresión cuando supo que Luca Giordano, motejado como Luca fa presto, pintaba en cinco horas lo que a él le había llevado varios meses. Murió en Florencia en 1686.

Estilo

Debe su reputación a sus pinturas con una sola figura de medio cuerpo, imbuidas de una profunda religiosidad. Su depurada técnica se hizo más compleja y sofisticada con la madurez, aunque su atormentada personalidad se hace más patente en su obra después de la década de 1640. La «gran maniera», el colorido vigoroso y la luminosidad, unidas a la emoción y dinamismo de la escuela boloñesa, son extraños al estilo de Dolci y el barroco florentino. Inmerso en la larga tradición de la pintura florentina, Dolci fue inmune al nuevo estilo, atado a su escuela patria, rígida en su academicismo. Wittkower lo describe como la versión florentina, en términos de temática religiosa, del romano Sassoferrato. Pilkington define su estilo como pulcro e inexpresivo. Fue criticado por invertir demasiado trabajo en cada una de sus pinturas, y por darle a sus carnaciones una apariencia más cercana al mármol que a la carne, un defecto en el que también cayó Agnolo Bronzino.


Obra
Virgen y el niño con el infante
San Juan Bautista, 1638

La Adoración de los Reyes. 1649
Mater Dolorosa, 1655

María Magdalena, 1660-1670

Autorretrato, 1674

Alegoría de la paciencia, 1677

David con la cabeza de Goliat

Ecce homo

El Niño Jesús con una corona de flores

La Virgen de la Anunciación

Madonna en la Gloria

Magdalena penitente

María con el niño

Mattias de´ Medici

Salomé con la cabeza de Juan el Bautista

San Felipe Neri

San Juan Evangelista

San Mateo escribiendo su evangelio

San Pablo el ermitaño

Santa Catarina de Siena

Santa Cecilia

Ángel de la Anunciación

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