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Sisley y el paisaje

Tan fiel como Monet a la técnica del impresionismo se mantuvo Alfred Sisley (1839-1899), que había sido uno de los que a ella se adhirieron desde sus comienzos. Nacido en París de padres ingleses, pasó su adolescencia en Inglaterra, adonde volvió en 1870-1871. Sisley fue exclusivamente un pintor paisajista, cuyos mejores lienzos datan de dos períodos; uno se sitúa entre 1872 y 1886, en que pintó dos de sus cuadros más hermosos: La Inundación y El Camino de Sèvres (ambos en la actualidad en el Musée d’Orsay), y el otro se inició en 1882, año en que se instaló en Moret-sur-Loing (Sena y Marne); allí pintó sobre todo paisajes fluviales, en los que, a pesar de valerse siempre de la técnica impresionista, nunca se alejó de la línea fijada por Corot y Daubigny. Su familia se había arruinado en 1871 y este pintor no tuvo, en su trabajosa carrera, la suerte que al fin sonrió a sus antiguos amigos. En sus últimos años solicitó la nacionalidad francesa, pero murió sin haberla obtenido.

Le tournant du Loing (detalle) de Alfred Sisley (Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona)_ Nacido en París, de padres ingleses, Sisley se interesó a temprana edad por la pintura; el impresionismo le cayó como anillo al dedo y, en el taller de Gleyre, hizo amistad con Monet, Renoir y Bazille. Una estancia en Inglaterra en 1874, le aproximó a las obras de Turner y Constable, y en ellas aprendió seguramente el "modo de hacer" suelto, la materia casi ingrávida de su pintura_ Exigente, un punto melancólico por carácter y por sus circunstancias -su familia se arruinó y Sisley no alcanzó en la vida el reconocimiento de su talento- un crítico le definió como "el más armonioso y temeroso de los impresionistas". 

El camino de Louveciennes de Alfred Sisley (Musée d'Orsay, París) Este paisaje resultaba familiar para Sisley, contemplado largamente, donde la sen· sación se apoya en una pincelada pura, autónoma, que estructura el cuadro. En sus obras impresionistas trasladó un agitado, y a un tiempo meditado, uso del color, que apenas puede apreciarse en este paisaje nevado en el que el uso magistral del color blanco hace que el resto de los colores de la paleta se vean casi apartados. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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