Páginas

Artistas de la A a la Z

La escultura funeraria


El monumento funerario es el marco más adecuado para reflejar el espíritu elegiaco neoclasicista, heredado del siglo anterior. En aquellos momentos están ocupados por figuras recubiertas a menudo de vestimentas alusivas a la Antigüedad, intensificando con ello la voluntad de reflejar la grandeza heroica de la política patriótica del momento. Muchas deudas tendrán con la escultura arcaica griega y la antigua escultura romana.

Si el hombre del Ancien Régime había de garantizar su salvación eterna fundando un servicio a los demás, al hombre del siglo XIX le preocupa sobre todo que su recuerdo se perpetúe; de ahí la proliferación también en el Romanticismo de numerosos monumentos funerarios.
En ellos se resaltan las virtudes del difunto.

El triunfo de Sileno (París), de Jules Dalou. La escultura funeraria del siglo xrx recogerá el espíritu elegíaco del Neoclasicismo. La reverencia al pasado persistirá intensamente, unida al ideal por glorificar la República en Francia, siendo un ejemplo de ello la obra de Dalou, con quien el naturalismo alcanza una de sus notas más altas.

En las dos primeras décadas son más numerosas las escenas de lamentación, pero, poco a poco, hacia 1840, van ganando terreno las figuras yacentes o los relieves donde se hace hincapié en el concepto de separación. Generalmente, el superviviente se recoge ante la tumba del fallecido. Estos relieves deben mucho a la antigüedad; Houdon y Canova fueron los artistas que más contribuyeron a su difusión.

En general, pues, la escultura funeraria del siglo XIX se orienta hacia la exaltación del difunto o la defensa de una causa. En la vertiente más naturalista es en la que se encuentra un mayor interés por el preciosismo que por la monumentalidad, siendo un caso particular la obra de Dalou conocida como Triunfo de la República (1879-1899). El Genio de la Libertad viene acompañado por la Alegoría de la Justicia a la derecha y a la izquierda por el Trabajo, siendo seguido por la Fecundidad.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario.

Punto al Arte