A partir de 1930 el desarrollo de
la ingeniería abrió paso a una nueva fase de responsabilidad respecto al
ambiente y a la adaptación a las necesidades humanas. Magníficos ejemplos de
este tipo de ingeniería integrada en el paisaje son los puentes de Robert
Maillart (1872-1940). Su puente del Salginatobel con una luz de 92 metros (1929-1930) y
su puente del Schwandbach (1933) siguen el trazado de la carretera casi
orgánicamente. La construcción se identifica con la carretera. Más
radical que losarquitectos de este período, el ingeniero Maillart puso de
manifiesto en sus obras una síntesis de las artes, de la tecnología y del
entorno orgánico humano.
Hipódromo de la Zarzuela de Eduardo Torroja (Madrid). Estas tribunas realizadas en 1935 ofrecen un sistema de cubiertas con bóvedas de amplio voladizo que se fijan audazmente por detrás de los montantes. Se ha dicho que este ingeniero español es un creador de formas, expresadas en hormigón armado y prensado, que demuestra en su obra gran imaginación y dominio técnico.
Exploraciones de las
posibilidades del hormigón armado fueron desarrolladas posteriormente en las
obras de Eduardo Torroja en España, Pier Luigi Nervi en Italia y Bernard
Lafaille en Francia. Todos ellos tienen en común la adaptación de los
resultados de la ingeniería primaria al dominio más amplio de la ingeniería
social. Torroja (1899-1961) logró en su. mercado de Algeciras, de 1934, una
cúpula octogonal con una luz de 47,62 metros , y en las tribunas de su hipódromo
de La Zarzuela, cerca de Madrid, mediante paraboloides hiperbólicos construyó
un puente de contrapeso de 12,57
metros .
La ingeniería estadounidense del
mismo período culminó en puentes suspendidos tales como el puente de George
Washington (1927-1931), de Othmar H. Am.mann, con una luz de 1.067 metros ; y el
puente Golden Gate, en San Francisco (1933-1937), en colaboración con Joseph B.
Strauss, con una luz de 1.463
metros .
Golden Gate de O. H. Ammann y J. B. Strauss (San Francisco). Obra maestra de ingeniería realizada entre 1933 y 1937. Desde el primer puente de hierro, construido en 1977 en Coalbookdale, pasando por los espléndidos puentes de Robert Maillart, destaca éste como uno de los más largos y atrevidos, que tiene -además de su indiscutible calidad estética una longitud total de tres mil metros. Está considerado como la combinación perfecta entre ingeniería y arquitectura.
Los ingenieros solucionaron a
partir de 1930 los problemas, en armonía con las nuevas tendencias, de la misma
manera como habían hecho los arquitectos. En Inglaterra, E. Owen Williams
(1890-1969) se entregó totalmente a una de las nuevas tareas constructivas: en
su Centro Sanitario de Peckham (1934-1935) se valió de los recursos de la
ingeniería para conseguir una utilización directamente humana, en un sistema
muy programático.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.