Fragmento del Proyecto de reforma y ensanche de
la ciudad de Barcelona, publicado en 1859 por Ilde-
fonso Cerda (1815-1879).
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La figura de Ildefonso Cerdà está
ligada a los espacios abiertos del Ensanche (Eixample) de Barcelona, de cuyo
diseño fue responsable. El plan que lleva su nombre fue parte de las reformas
que tuvieron lugar en el siglo XIX, a consecuencia de la Revolución industrial.
Por entonces, muchas ciudades conservaban un diseño medieval amurallado. Tal
era el caso de Barcelona, y con las nuevas industrias y la ampliación
demográfica la necesidad de expansión resultaba apremiante.
Entre 1854 y 1856, durante un
gobierno progresista, las murallas fueron demolidas y el Ayuntamiento consideró
el proyecto de Cerdà, según el cual Barcelona sería una ciudad jardín cuyos
edificios, de sólo tres plantas, estarían separados por anchas calles iguales.
Este proyecto eliminaba toda distinción de clase, y en principio la burguesía lo
rechazó alegando despilfarro de terreno. No obstante, el plan se puso en
marcha, aunque luego sufrió retoques como el aumento de la superficie
edificable.
La ideología subyacente al plan
Cerdà es totalmente de avanzada. Parte de la premisa de que las ciudades están
hechas para las personas, y que debe contemplarse ante todo la cuestión de su
salud, sin limitarse a lo físico sino refiriéndose a salud mental y social. Por
esto, los edificios deben estar separados y no superar en altura el ancho de
las calles que los rodean -20 metros para las calles y 16 para los edificios-,
de modo que no oculten el sol. Asimismo, las casas deben tener vista a la
fachada anterior y posterior, favoreciendo con ello la ventilación y la
iluminación natural.
La propuesta de Cerdà pone
especial énfasis en la distribución, y considera sobre todo la situación de los
niños y los ancianos. Tomando en cuenta sus distintas necesidades, Cerdà
proyecta manzanas cuadradas construidas en un lateral y despejadas el resto,
convertido en jardín que evitará desplazamientos disminuyendo el riesgo de
accidentes. Además, cada barrio contará con un parque, un mercado y todos los
servicios necesarios.
Vista aérea de un sector del Ensanche de Barcelona. |
Cerdà ajustó a su trazado el antiguo
camino de Gracia y la vertiente natural de las aguas -la Rambla-, y diseñó vías
más anchas sin perturbar con ello la cuadrícula regular. Asimismo, concibió
algunas de carácter diagonal como la propia avenida Diagonal, y otras que
fueron trazadas respetando antiguas vías de comunicación con los pueblos
vecinos.
Su proyecto sufrió
modificaciones, la mayoría tendientes a ampliar la superficie de construcción y
reducir los espacios despejados. No obstante, su ciudad utópica y saludable
tiene plena vigencia en la actualidad y continúa desarrollándose.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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