Punto al Arte: El arte español objetual

El arte español objetual

Correspondencia I de Eugenio Cano (Centro de 

Arte Caja de Burgos). De técnica mixta sobre te-

la, plástico y madera, Cano realizó esta obra en 

1998, a partir de diversos materiales industria-

les de presencia fría pero de potente sugestión 
(Cortesía del CACB). 
Los artistas españoles posibilitan, a partir de la presencia y rápida difusión de tendencias, grupos y artistas internacionales, desde 1985, la existencia de una escultura de gran relevancia.

El mundo objetual influye poderosamente en la obra de Pep Duran Esteva. Las referencias ambiguas de sus armarios, maletas, pedazos de madera o collages de corbatas y zapatos, ofrecen potentes sugerencias poéticas a medio camino entre la ironía y la ternura. En cambio, las piezas escultóricas de Caries Pazos fijan las coordenadas de una narración autobiográfica vestida de kitsch y erotismo que enjuicia la misma realidad del artista. Los objetos, recuperados del desperdicio, de Pere Noguera presentan con frecuencia una epidermis de barro que les uniformiza en sus cualidades táctiles. Por otro lado, la obra de Eugenio Cano se debate entre el orden y el desorden de los objetos que analiza y utiliza cargándolos de contenido para después perturbarlos y contaminarlos en su nueva presencia, con el fin de emular el caos inherente a la propia cultura urbana. Las esculturas de Carmen Navarrete, Natividad Navalón, Ricardo Calero, Víctor Blasco o Ricardo Cotanda se apuntan también en esta línea de experimentación.

Sin olvidar el camino trazado por, entre otros, Joan Brossa o Antoni Tapies, estos artistas manipulan las posibilidades lingüísticas de los objetos y de sus fragmentos en pos de una extensión en el ámbito de la escultura y de la misma experiencia cultural de la época contemporánea.

La apariencia arqueológica y etnográfica recrea las primitivas construcciones de Andy Goldsworthy, Chris Drury, Robert Stackhouse y las miniaturas de Charles Simonds, las huellas fosilizadas de Veronica Ryan, las ruinas de Anne y Patrick Poirier o los toscos mecanismos de Brian lllsley.

La obra de arte como ejercicio voluntario o no voluntario de la memoria individual y colectiva materializa a través de formas metafóricas y materiales alegóricos arranca de la retórica filosófica, espiritual, animista o ideológica de los escultores españoles adscritos a esta indefinida tendencia. Destaca la obra, de trayectoria internacional, de Susana Solano, piezas de metal convertidas en contenedores y, a la vez, contenidos en sus propias reflexiones. Esta escultora maneja las formas y los volúmenes, los espacios interiores y exteriores, sus fronteras y materiales, con una libertad y dominio intuitivo, convirtiendo la forma en tema y el tema en forma. Las esculturas de Ferran Cartes son el resultado de una evolución que empieza con sus trabajos en yeso pintado, de principios de la década de 1970, muy expresionistas en la. forma y lúdicos en el contenido y culminan, a partir de 2000, en sus exposiciones monográficas Piedras de agua, Esculturas de río y Torsiones. Las piezas escenográficas de Juan Muñoz, mezclando materiales y referencias, consiguen transcribir sus propias dudas sobre el sentido de la vida. Jaume Piensa, en cambio, prefiere la dureza impenetrable del metal para sugerir potentes formas orgánicas. Los materiales parecen poseer, para el escultor Gabriel, una potencialidad expresiva capaz de imantar todos los mitos: acero, caucho, piel de reptil, etc., dialogan ante el cúmulo de connotaciones. La reflexión sobre la historia del hombre y su condición de filósofo y poeta, la arbitrariedad entre naturaleza y artificio, conducen el variado repertorio artístico de Perejaume, pinturas, instalaciones en espacios naturales, objetos replicantes, que incrementan su artificio para buscar cobijo en el paisaje intelectual del romanticismo. En cambio, la obra de escultor realizada por Jordi Colomer fluctúa entre límites diferentes de la pintura y la escultura buscando la recreación estética en esta misma ambigüedad. Miquel Navarro organiza a ras de suelo extensas ciudades de piezas geométricas, incorporando el entorno al contexto de la misma creación, mientras que Ángeles Marco persigue interpretaciones metafóricas, casi utópicas de las estructuras y de los elementos formales.

El aire kitsch de los materiales utilizados por Ramon Perramon, el existencialismo monocromático de las piezas de Jordi Canudas, la aportación matérica y amorfa de Joan Rom, las construcciones espaciales de gran brevedad y evocación de Fernando Sinaga, las morfologías blandas realizadas en plastilina de Aureli Ruiz, los submarinos y máquinas voladoras de piel erosionada de Riera i Aragó, las formas emblemáticas de Evaristo Belloti, la blanca transparencia. de las piezas de pared de Emilio Martínez, el juego visual de las obras de Pepe Espaliú, la mirada poética, en la línea más "povera", de Manuel Saiz y Adolfo Schlosser,la brutalidad de los materiales empleados por Cristina Iglesias, entre otros muchos que podríamos citar, son los nombres y las actitudes que se convierten en forma escultórica en el panorama más actual de la joven escultura española.

La revisión y persistencia del medio figurativo de la escultura antropomórfica, adopta igualmente vías variadas de interpretación. El nuevo expresionismo alemán concibe, a través de los trabajos volumétricos de Georg Baselitz y Rainer Fetting, toscas piezas talladas en madera o fundidas en metal, su escenario más patético. También de dicción expresionista, las figuras de madera de Francisco Leiro y las piezas de granito de Manuel Paz ponen de relieve este lenguaje entre los escultores españoles.

Los fragmentos del cuerpo humano de proporción ·monumental de Igor Mitoraj, las esperpénticas criaturas concebidas por John Davies, los inquietantes espectros de Nancy Grossman y Mandy Havers, los personajes cómicos de Rober.t Arnegon, los estilizados y hieráticos desnudos de Robert Graham y las estatuas absurdas de retórica kitsch de Jeff Koons ejemplifican el interés por la representación figurativa de la nueva escultura internacional.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Punto al Arte