Para la creación de El almuerzo de los remeros (Le déjeuner des Canotiers) Auguste Renoir pasó todo un verano ambientándose en Chatou. El artista comenzó a trabajar en este cuadro en abril de 1881 y lo concluyó en julio del mismo año. Para llevarlo a cabo, reunió a sus más cercanos amigos y modelos en la terraza de “L’Auberge du Père Fournaise”, un restaurante famoso por su cocina ubicado en la isla de Chatou, al oeste de París y a orillas del Sena. El establecimiento se encontraba cerca de una zona de baños, La Grenouillére, entonces muy frecuentada por los parisienses que huían de la gran ciudad para pasar un día al aire libre.
Con sombrero adornado con flores,
en primer plano a la izquierda, la joven costurera Aline Charigot, que más
tarde se convertirá en esposa de Renoir, juega con su pequeño perro. A su lado,
de pie y con sombrero de paja Alphonse Fournaise, propietario del restaurante.
Detrás de él, a la derecha, su hija Alphonsine escucha atentamente, apoyada en
la baranda, al barón Raoul Barbier, antiguo oficial de la caballería e íntimo
amigo de Renoir, que se halla sentado de espaldas.
El hombre sentado a horcajadas
sobre su silla que se encuentra en primer plano a la derecha es el artista
Gustave Caillebotte, talentoso pintor, aunque más conocido como mecenas. A su
derecha se halla sentada la actriz Ellen Andrée, que habitualmente posaba para
Renoir, y el hombre que se inclina hacia Ellen es el periodista italiano
Maggiolo.
Detrás de éstos, en segundo
plano, aparece un trío formado por Eugéne-Pierre Lestringuez, con bombín, amigo
de Renoir muy interesado en las ciencias ocultas; el periodista Paul Lhote,
reputado seductor, y la actriz Jeanne Samary.
En el centro, y al fondo del
lienzo, encontramos un grupo entre el que, sentada a la mesa, Angèle, la modelo
favorita de Renoir es sorprendida bebiendo de su copa. Detrás de ella, de pie,
el hijo del propietario del restaurante fuma un cigarro y conversa con el
financiero Charles Ephrussi, que lleva sombrero de copa y fue incluido con
posterioridad en la pintura.
La maestría de Renoir en
naturalezas muertas se encuentra manifestada en los restos del almuerzo sobre
la mesa, en primer plano al centro. Entre el toldo y los arbustos, se
distinguen algunas embarcaciones y los reflejos del Sena. A diferencia de otros
impresionistas, Renoir ha utilizado en esta pintura el color negro; sin
embargo, podemos observar que no hay espacio en todo el cuadro que no esté
tocado por la luz.
Es importante señalar que el
toldo que cubre la estancia crea una luminosidad más uniforme de lo
acostumbrado en las obras del artista. La jovialidad de la escena, su asombroso
realismo, están realzados por la dinámica de la composición; ningún elemento
del cuadro parece estático: los rostros de los personajes conversando, sus
actitudes gestuales, los pliegues del mantel y la ropa, el viento que mueve los
arbustos y el toldo.
El ambiente es feliz y sereno.
Sin embargo, Renoir no gozaba en aquel momento de una buena situación
económica, y no sabía, cuando comenzó la obra, si podría acabarla. La gran tela
mide 130 x 173 cm., está pintada al óleo y puede apreciarse en el Philips
Memorial Gallery, Washington, D.C.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.