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Templo I de Tikal


El Templo I de Tikal o Templo del Gran Jaguar es probablemente el más bello y esbelto de todo el majestuoso e impresionante centro ceremonial de Tikal, que llegó a ser el mayor y más importante de las antiguas ciudades mayas. La zona arqueológica de Tikal es la urbe de mayor tamaño de la región de El Peten, ocupando una extensión de 120 km2, que es conocida desde el siglo XVIII, y se calcula que en su época de mayor apogeo vivían allí unas noventa mil personas.

En la ciudad, que se comenzó a excavar a partir del año 1956, hay una gran cantidad de construcciones individuales hoy perfectamente visitables: palacios, altares, plataformas ceremoniales, caminos, terrazas, residencias, etc. Pero entre todas estas construcciones, Tikal se caracteriza por sus seis grandes y estilizados templos-pirámide, que son las construcciones más elevadas del área maya.

Los principales monumentos de la ciudad están agrupados alrededor de una gran plaza rectangular, la Gran Plaza, que constituye el eje central, limitada al este y al oeste por dos pirámides, los Templos I y II y flanqueada en los lados más anchos por la Acrópolis del norte y la Acrópolis central.

El Templo I, parcialmente restaurado, es uno de los más grandes de la ciudad. Su base está constituida por nueve plataformas superpuestas con una muy acentuada pendiente, lo que le da un mayor grado de esbeltez. En la plataforma superior, donde un grueso bloque sirve de base y apoyo a una muy elevada “peineta” o remate, típicamente maya, hay numerosos detalles ornamentales concentrados en torno a la imagen de un dios.

Una escalera ancha de un solo tramo permite el ascenso hasta la novena plataforma, donde se inicia un nuevo tramo mucho más pequeño que sirve para llegar hasta la única puerta del templo. Contando las diez plataformas, el templo propiamente dicho y la crestería del tejado, es decir, desde el nivel del suelo hasta la cima, la elevación de esta pirámide es de unos 47 metros sobre el nivel de la plaza.

Estas enormes construcciones también son dignas de admiración por contener hermosos grabados en madera. Las doce puertas de estos templos estaban originariamente coronadas por dinteles de madera, ocho de ellos labrados con magníficas representaciones de ceremonias religiosas. De estas construcciones provienen algunos bellísimos dinteles extraídos por el suizo Gustave Bernoulli, en 1875, y que actualmente se conservan en diferentes museos. Uno de los más bellos se encuentra ahora en el Museo de Arqueología de Basilea, Suiza, y proviene del Templo IV. Otro fragmento de un dintel del mismo templo representa la figura de un halach uinic sentado en su trono, teniendo a su espalda la magnífica figura de un jaguar rampante, hoy en el British Museum de Londres.

El Templo del Gran Jaguar de Tikal, situado en la región de El Peten, en Guatemala, el centro maya más grande conocido de la época clásica, que prosperó aproximadamente entre el 200-850 d.C, constituye una muestra significativa del tipo de pirámides que se edificaron en este territorio durante dicho período.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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