La pintura flamenca durante el
siglo XVII tuvo en Rubens a su protagonista indiscutible. Autor de gran
variedad temática, es en sus obras mitológicas donde manifiesta más plenamente
su vitalidad. Su cuadro alegórico Las
tres Gracias es uno de los más conocidos.
El tema se remonta al mundo
clásico. Las Gracias son divinidades relacionadas con el dios Apolo, que
formaban parte de su séquito, juntamente con las ninfas. Se llamaban Eufrósine,
Talía y Aglaye. Eran hijas de Zeus y Eurínome. Para Séneca representaban el
triple aspecto de la generosidad, es decir, el dar, el recibir y el
corresponder. Para Hesíodo, en cambio, personificaban la belleza, la ternura y la amistad. En otros
casos, simbolizaban la Castidad, la Belleza y el Amor, con la inscripción
latina Castitas, Pulchritudo, Amor. Más
tarde, los filósofos humanistas florentinos del siglo xv vieron en ellas las
tres fases del amor: la belleza, que suscitaba el deseo, que llevaba a la
satisfacción.
El pintor flamenco ha cambiado el
canon de belleza, empleando el típico de sus pinturas, con mujeres entradas en
carnes, pero proporcionadas, elegantes, de cuerpos exuberantes. Rubens mantiene
la composición que Rafael había pintado anteriormente, pero cambia la relación
de las figuras al presentarlas conectadas entre sí a través de los brazos, el
velo y sus miradas.
La presencia de flores de
guirnaldas en la parte superior hace referencia a la abundancia, el prestigio y
la gloria. El
fondo del paisaje acentúa la belleza del conjunto. La escena es de calma y
tranquilidad. La sensación de movimiento que irradian las tres jóvenes es
magnífico, dando el efecto de invitar al espectador a integrarse a la escena. Es un cuadro
sin acción, donde sólo importa el goce para contemplar el cuerpo femenino.
Se ha querido reconocer en esta
obra las facciones de las dos esposas del pintor: lsabella Brant y Hélene
Fourment. La figura de la izquierda es sin duda Hélene Fourment, su segunda
mujer, que la utilizó varias veces de modelo. El matrimonio con una mujer
treinta y siete años más joven que él, cambió la vida de Rubens, que haría de
su joven esposa la auténtica musa de su pintura, y, a partir de este momento,
casi todas las mujeres que pintó adquirieron su rostro.
El fuerte foco de luz que utiliza
el maestro resalta el colorido tizianesco de las muchachas. Rubens conjugó en
su estilo la tradición pictórica flamenca con la italianizante, al estudiar la
obra de los maestros italianos del siglo XVI.
Las tres Gracias formaban parte de la colección de Felipe 1\/,
adquirida entre los bienes del pintor, subastados tras su fallecimiento, en
1640.
Según la opinión de la mayoría de
críticos, parece que participaron varias pintores en la realización de la
lienzo, más concretamente en las manos y en el paisaje. Esto ha motivado a
calificarla como obra de taller. La cronología también mantiene todavía hoy
discrepancias, pues no se sabe con seguridad la fecha de su realización
situándola dentro de un margen que oscila entre 1625 a 1639. De todas
formas, la magnificencia de las figuras, el dinamismo y la riqueza cromática
han hecho de esta pintura una magnífica composición.
Como pintura de la colección
real, Las tres Gracias, un óleo sobre
lienzo de 221 x 181 cm ,
pasó al Museo del Prado de Madrid, cuando éste se abrió como institución
pública en el siglo XIX.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.