Vista del exterior de la catedral de Sigüenza a
través de un arco.
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Es muy frecuente encontrar en España monumentos de transición ejecutados por maestros del país, todavía no familiarizados con los nuevos métodos, y, más aún, monumentos empezados con planta y disposición románicas en los elementos sustentantes y que, al llegar a la bóveda, fueron cubiertos con los sistemas del arte ojival. Existen características regionales, ya que las del reino de Aragón, que comprendía también Cataluña, Valencia y Baleares, derivan de los métodos peculiares del estilo en Provenza y Languedoc, mientras que en el centro de la Península, en Castilla, León y el norte de España, la influencia llega de las escuelas desarrolladas en el dominio real francés, del Anjou y de Borgoña, países de estrecha relación con los monarcas castellanos.
En Castilla pertenecen al período de transición las catedrales de Sigüenza, Ávila y Ciudad Rodrigo, empezadas en el siglo XII. Iniciadas con un plan románico, sus constructores se vieron sorprendidos por la introducción de las formas góticas, que aceptaron resueltamente para las bóvedas, y buen ejemplo de ello es la de Ciudad Rodrigo, iniciada aún con métodos cistercienses.
La de Sigüenza tiene, además, carácter de fortaleza, pues posee una fachada flanqueada por dos torres; la de Ávila presenta en el ábside un carácter militar más acentuado: las capillas están empotradas en un grueso muro cilindrico, revestido por fuera de grandes piedras y con tres pisos de almenas, y, como la de Sigüenza, el estilo gótico pudo caracterizarlas en su interior debido a la prolongación de las obras.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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