Durante el período románico, Germania ocupa lugar preponderante entre las naciones de Europa. Los emperadores germánicos, sucesores de Carlomagno, tienen siempre el propósito de restablecer en su integridad el Imperio carolingio, y contando con sus partidarios gibelinos, invaden con frecuencia Italia, someten a Roma varias veces, e incluso se instalan en la región meridional, que les correspondía por derechos heredados de la emperatriz Constanza, sucesora de la dinastía de los reyes normandos de Sicilia. Además, la Sajonia de esta época, apenas convertida al cristianismo, tenía fe nueva de neófito y sentía un entusiasmo juvenil por la guerra y aventuras. Turingia, con las minas de plata del Harz, daba al país medios abundantes para emprender obras y construcciones de importancia. No es, pues, de extrañar que en el Rin los emperadores y obispos, sus vasallos, enriquecieran las ciudades con nuevas iglesias, y que hasta las mismas princesas participasen de este entusiasmo general.
Iglesia conventual de San Ciriaco de Gernrode. Construida entre los años 960 y 980 para una abadía femenina, esta iglesia anticipa el arte románico por las dimensiones, por cómo se articulan sus partes, por el ritmo de sus soportes y por la escultura elaborada de sus capiteles.
⇦ Abside de la iglesia abacial de Kónigslutter, en Baja Sajonia. Profusamente decorado con pinturas murales, este ábside de mediados del siglo XII es una de las obras maestras del románico alemán.
La característica, sin embargo, de la escuela románica en Alemania es la persistencia de las formas y gustos de la época otomana. Todos los tipos de la construcción carolingia y otomana tienen su réplica en la Germania románica, lo mismo los edificios de planta concentrada, como eran los de Germigny y Aquisgrán, que los de planta basilical con columnas de imitación clásica. Las iglesias de este tipo basilical son las más abundantes en el románico alemán. Están cubiertas con un techo plano de maderas pintadas y las naves divididas por hileras de columnas con capiteles, que bárbaramente quieren imitar los modelos clásicos. El fuste de las columnas es de una sola piedra, como lo eran a veces también en la antigüedad, pero los constructores no se atreven a apoyar los arcos de los muros divisorios únicamente sobre columnas así aisladas, y las alternan, de dos en dos, con pilares cuadrados, a los cuales atribuían mayor resistencia que a los fustes cilíndricos. Esta alternancia de pilares y columnas hizo aparición por primera vez en San Ciriaco de Gernrode (iniciada en 961) sin otro propósito que el de marcar una alternancia rítmica. Ya veremos que a partir de la construcción de San Miguel de Hildesheim, esta alternancia tendrá -además- una significación estructural.
Iglesia de San Miguel de Hildesheim, en Baja Sajonia. Es la más antigua de las iglesias románicas alemanas (1 007-1 033), pero el ritmo de su interior asombra por su perfecta concepción matemática. La estructura con dos transeptos, coronados por torres, perdurará durante los siglos XI y XII, y dará a las iglesias germanas su aspecto de Castillo de Dios.
Iglesia de San Gotardo de Hildesheim, en Baja Sajonia. Construida entre 1133 y 1172, en esta imagen de la parte posterior de la iglesia destacan sobre todo los ábsides y la aguja de la cúpula, muy característicos de las edificaciones románicas alemanas.
Capilla de San Clemente, en Schwarzrheindorf (Renania Septentrionai-Westfalia). Aunque su construcción fue iniciada en 1151, su estructura ya anuncia el alzado gótico. El edificio consta de dos iglesias: una inferior y otra superior. La primera tiene tres ábsides inscritos en los muros, y la planta de la iglesia superior es análoga pero los muros son rectos, excepto en el ábside oriental.
Muchas de las iglesias románicas alemanas tienen dos ábsides, uno a cada extremo de la nave, disposición tradicional desde la época romana, pues se encuentra ya en la basílica Ulpia, en el Foro Trajano. Que subsistió en la época carolingia, lo podemos apreciar en la planta basilical con dos ábsides afrontados de la iglesia del monasterio de Saint-Gall.
En ocasiones, en la pared circular de los ábsides se abren, en el grueso del muro, absidiolas; otras veces se construyen asimismo ábsides en el crucero, como en la abadía de Konigslutter. Sin embargo, la circunstancia especial de los dos ábsides mayores afrontados, uno a cada extremo del edificio, obliga también muy pronto a disponer dos transeptos correspondientes a estos dos ábsides, para dar simetría a la iglesia; sólo que, habiéndose introducido después la costumbre de disponer una girola alrededor de uno de dichos ábsides mayores, acabó de caracterizarse éste como santuario, mientras que el otro, situado en el extremo opuesto, quedaba reservado al coro.
⇦ Catedral de Spira, en Renania-Palatinado. Digna representante de la magnificencia del arte románico otónido. Esta catedral, si bien fue construida entre 1 030 y 1 060, sufrió muchas modificaciones al finalizar el siglo XI, como el reforzamiento de las columnas interiores para abovedarla por completo.
Los ejemplos más típicos de estas basílicas germánicas de tradición carolingia son las dos grandes iglesias de San Miguel y San Gotardo, de Hildesheim. Fueron construidas en dos épocas diferentes, y la primera, o sea la de San Miguel, pertenece al gran período del abad Bernward, quien era de procedencia aristocrática, preceptor del hijo del emperador, y durante el gobierno de su abadía demostró un gusto extraordinario por la construcción y las artes. La iglesia de San Miguel de Hildesheim tiene tres naves, con las columnas combinadas con pilares, y dos ábsides opuestos con dos transeptos; fue comenzada en 1001, aunque no se terminó hasta 1033. Lo más interesante es el papel que juegan los dos cruceros (espacios cuadrados determinados por el cruce de la nave central con cada uno de los dos transeptos). Ambos cruceros están fuertemente acusados al exterior por sendas torres que los coronan. Su superficie cuadrada fue utilizada como unidad de medida para la nave central, que comprende una longitud equivalente exactamente a tres de estos cuadrados.
⇦ Iglesia abacial de Santa María Laach, en Colonia (Renania Septentriona-Westfalia). Fundada en 1093, esta iglesia de la abadía benedictina sigue el modelo de la catedral de Maguncia. A pesar de que sus proporciones son mucho menores, guarda la grandiosidad y la majestuosa elegancia de las demás iglesias renanas, siendo además de las más armónicas de Alemania.
Esta sucesión de tres cuadrados resulta muy perceptible en la nave central, a causa de que sus ángulos están señalados por pilares de sección cuadrada, mientras que sus lados están ocupados por columnas que sostienen los arcos. La alternancia de un pilar cada dos columnas parece inspirada en el ritmo dáctilo (-OO) de la poesía clásica latina.
Esta sucesión de tres cuadrados resulta muy perceptible en la nave central, a causa de que sus ángulos están señalados por pilares de sección cuadrada, mientras que sus lados están ocupados por columnas que sostienen los arcos. La alternancia de un pilar cada dos columnas parece inspirada en el ritmo dáctilo (-OO) de la poesía clásica latina.
Esta gran iglesia del abad Bernward fue imitada un siglo más tarde en la nueva iglesia de San Gotardo, del mismo Hildesheim, sólo que en ésta la giro-la de uno de los ábsides la forma una corona de columnas. Las dos iglesias de Hildesheim habían sido cubiertas con el techo plano tradicional; las vigas y las ménsulas estaban policromadas y los ábsides cubiertos de pinturas al fresco. Por desgracia, estos dos monumentos típicos del arte alemán han sido excesivamente restaurados durante el presente siglo, y los colores actuales desentonan en gran manera a causa de su brillantez exagerada. Las bóvedas faltaban en absoluto, a excepción de las pechinas del ábside y en la girola, y en ciertas partes de las naves laterales.
Catedral de Maguncia, en Renaniá-Palatinado. El románico alemán podría definirse como una ambiciosa aspiración a la grandiosidad y al clasicismo, heredados de los gloriosos tiempos carolingios. Esta catedral forma, junto con la de Spira y la de Worms, la gran trilogía renana. Conforman variaciones sobre un mismo tema y ejemplo extraordinario de ritmo y claridad arquitectónicos.
Del mismo modo que en este primer período del estilo románico alemán se repiten sin cesar los detalles del tipo de la basílica carolingia, así también hallamos todo un nuevo grupo de iglesias de planta concentrada, esto es, que puede inscribirse en un cuadrado o bien en un círculo. Son estas las formas monumentales que responden a la continuación del tipo de edificio característico de la época carolingia que no tenía la planta de basílica, como la iglesia de Teodulfo, en Germigny-des-Prés, y la capilla palatina de Aquisgrán (Aix-la-Chapelle), capital del Imperio. Ejemplo de la supervivencia de este tipo durante la época románica en Alemania es la pequeña iglesia de Schwarzreindorf, de planta cruciforme.
Pero las obras más importantes de la arquitectura románica alemana son las tres catedrales renanas de Spira, Maguncia y Worms. La catedral de Spira (Speyer) se comenzó con el plan de proporciones grandiosas que conserva hoy, en 1030 o poco después, por orden de Conrado II. Separan las naves laterales de la gran nave central doce poderosos pilares a cada lado, de los que sobresalen las medias cañas de columnas en que se apoyan los arcos torales. La cripta, que sirvió de panteón real, ocupa no sólo el ábside, sino también el subsuelo de la nave transversal o transepto.
El edificio quedó terminado hacia el año 1060. Cubierto primero de madera, fue cerrado con una bóveda de piedra, hacia 1090, por orden del emperador Enrique IV, y así subsistió hasta que, en las guerras con los franceses, durante el siglo XVII, el templo fue incendiado, quedando a consecuencia de ello muy poco de sus partes superiores. En su parte exterior, lo caracterizan unas grandes torres cuadradas que ocupan los extremos del transepto; sus muros de fachada se rematan con galerías o triforios exteriores que formar como una especie de coronamiento del edificio.
⇦ Iglesia de los Santos Apóstoles, en Colonia (Renania SeptentrionaiWestfalia). Fechada hacia el año 1200, es una muestra elaborada de románico alemán tardío. Las torres se insertan entre los ábsides y se integran interiormente a una planta trifoliada. El ritmo del primer románico ha dejado paso a una compleja estructura que se abre en un gran espacio central.
La catedral de Maguncia (Mainz) fue erigida en el siglo X por el obispo Willigis, pero se incendió el día de su consagración en 1009 y la reconstrucción de la obra, llevada a cabo en su mayor parte por el obispo Bardo (primera mitad del siglo XI), no se terminó hasta mediados del siglo XII, consiguiéndose que conservase su estructura original de tipo carolingio. Tiene la disposición típica de los dos ábsides afrontados, una alta torre octogonal en el crucero y cuatro torres más en los extremos de las naves, que producen un efecto de majestad y grandeza incomparables. Cuando murió Enrique IV, que también había sido el verdadero impulsor de la obra, un escritor contemporáneo se condolió de que el emperador no hubiese podido verla concluida, como había visto la de Spira.
La catedral de Worms tiene también el doble ábside, en los dos cruceros se levantan dos grandes linternas octogonales y, en los extremos de las naves, cuatro torres circulares. Su consagración debió de efectuarse en el año 1181, pero tiene la misma disposición de los pilares, la misma sobriedad en la decoración que las de Spira y Maguncia, lo que demuestra que los arquitectos románicos alemanes pensaban sobre todo en impresionar el ánimo por la complicación del organismo constructivo con torres y linternas que dan al conjunto del templo el aspecto exterior de un "Castillo de Dios".
Campanario de la iglesia de San Pedro y San Pablo, en el monasterio benedictino de Hirsau (Baden-Wurtemberg). La torre que está junto a los restos del claustro de esta iglesia se alza con la esbeltez propia de los campanarios románicos, en medio de un valle montañoso.
No obstante, esta abundancia de torres produce confusión al exterior, y en el interior tampoco puede alabarse la disposición de los dos ábsides afrontados, que por su simetría causan monótono efecto. Las iglesias carecen realmente de fachada y hay que entrar en ellas por las puertas laterales, y una vez dentro, el espectador experimenta rara confusión, solicitado por los dos ábsides, ambos con su transepto, como si fuese cada uno de ellos el santuario. No hay duda de que el plan regular de basílica latina, con una fachada plana, una nave con crucero o sin él y un ábside en el fondo, tiene una serie de elementos en desarrollo progresivo y es, por lo tanto, de un carácter estético mucho más razonado que el de las basílicas románicas alemanas, con dos ábsides contrapuestos en los extremos de una misma nave.
La misma complicación de una planta con dos ábsides y dos transeptos, exteriorizado todo ello con los altos linternones y las torres, se observa en la iglesia abacial de Santa María Laach, comenzada en 1093 y consagrada en 1156, situada en una pintoresca colina de la ribera de un lago. La iglesia de Laach es mucho más pequeña, naturalmente, que las grandes catedrales imperiales de Spira, Worms y Maguncia, pero tiene como ellas las seis torres, cuatro en los brazos y dos, cuadradas y mayores, en los cruceros. Está precedida de una especie de atrio, en el que se proyecta hacia fuera el ábside oriental.
Colonia, la ciudad santa de la Alemania del Rin, con sus innumerables iglesias, conserva también algunos monumentos románicos de los alrededores del año 1000. La iglesia de Santa María del Capitolio, de hacia 1040, presenta una planta más complicada que la de las catedrales renanas: el ábside es trebolado, con tres hemiciclos con girolas que sirven de contrafuerte a la linterna central. Por esta singular estructura triabsidal se ha querido suponer que deriva de un modelo romano o franco. Sea como fuere, este invento hizo fortuna, y la misma disposición de ábsides en trébol fue imitada en Colonia, en la iglesia de San Martín y en la de los Santos Apóstoles, hacia 1200.
Ábside de la capilla de San Juan, en la Torre de Londres. Construida por Guillermo el Conquistador en el siglo XI, la capilla es el edificio románico más antiguo de Inglaterra y está situada en la Torre Blanca.
Allí la nave mayor acaba en tres ábsides que externamente están reunidos por medio de unas torres que ostentan la misma decoración, lo que produce un conjunto de pintoresca perspectiva. El friso y la galería de arquillos que termina en la parte superior del edificio comunican a éste cierta unidad en medio del gran movimiento de las fachadas. La estructura tan compleja de este templo -en el que domina la planta central, cuyas partes se ordenan en torno a un eje constituido por el crucero- hacen de este edificio una de las creaciones más puras y acabadas del románico tardío en Alemania.
El románico peculiar del Rin, lleno de tradiciones carolingias y de elementos originales, había de ser sustituido por el estilo francés de los monjes de Cluny, introducido en Alemania por el abad Popone di Stablo, que lo propagó celosamente desde su convento poderosísimo de Hirsau; y ya desde este momento desaparecen las basílicas de techo plano, los grandes pilares monolíticos y los ábsides afrontados, para permitir las disposiciones de plantas más simples, cubiertas con bóvedas, de los monasterios de los monjes reformados de Cluny.
En el sur de Germania, en algunos de los territorios que después formaron parte de Austria, la influencia italiana se hizo notable. Pero la decoración, característica del estilo de los maestros lombardos, es ya bien discernible en las fachadas y torres de las catedrales renanas de Spira, Worms y Maguncia y en la iglesia de Laach.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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