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La arquitectura


Al intentar analizar ahora al arte gótico italiano, y dada la gran variedad de las escuelas que existen en este país, será más cómodo seguir, en el examen que seguidamente se inicia, un orden topográfico. Empezando por el ángulo nordeste, en Venecia, y siguiendo por Lombardía hasta Toscana, para luego descender a la Italia meridional.

Palacio Ducal de Venecia (1309-1424), uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica civil. Construcción compacta que se centra alrededor de un patio interior a la manera de la vivienda típica italiana, asombra por su refinada riqueza decorativa. Si la galería inferior tiene valor estructural, la superior es un encaje sobre el que se asientan las losas de mármol policromo que parecen flotar en el aire


El más notable monumento de esta época en Venecia, es el Palacio Ducal, construido al lado de San Marcos. La residencia del gobierno de la República ocupaba aquel lugar desde muy antiguo. Ya en el siglo IX, el dux Partecipazio edificó el primer palacio, que, incendiado en 996, fue reconstruido por Pedro Orséolo. Más tarde hubo de ser reedificado otra vez, después de un segundo incendio en el siglo XII, pero no adquirió su aspecto actual, sobre todo el exterior, hasta las restauraciones dirigidas por los maestros venecianos del siglo XIV.

Cà d'Oro, en Venecia. Destaca la belleza de las "loggie" superpuestas a una construcción del siglo XV. Quizás el activo comercio de sedas y pedrería determinó el  gusto veneciano por la policromía, por los rotundos contrastes de color, o de luz y sombra, que hacen de sus fachadas un encaje labrado multicolor.  


La obra duró varias generaciones; diferentes nombres de arquitectos directores de los trabajos se suceden en los registros, pudiendo atribuirse a varios de ellos determinadas partes del monumento. El Palacio Ducal tiene forma cúbica, es como un gran bloque de mármol bellamente dorado por el sol. La planta baja y el piso principal tienen una galería o pórtico; más arriba, el muro liso, con sólo grandes ventanales espaciados en el paramento, presenta una decoración de tablero de mármol rojizo y blanco. No existe ningún edificio que se parezca al Palacio Ducal de Venecia; todo en él está maravillosamente dispuesto: la relación con el ambiente general de la ciudad; su enlace con la iglesia de San Marcos por medio de un pequeño cuerpo entrante, donde está la famosa puerta de la Carta; sus patios y fachada posterior, ya del Renacimiento.

⇦ Monumento sepulcral de Cansignorio della Scala, en Verona. La ciudad ya era en los siglos XI y XII un importante centro de escultura. El "Gran Can" se halla en el exterior de Santa Maria Antica, y fue realizado por Bonina de Campione entre 1370 y 1374. 



De esta misma época son varios palacios particulares de Venecia, que repiten la disposición de fachadas de varios pisos de los palacios bizantinos, aunque ya con las formas góticas, como los de Contarini, Giustiniani, Pisani, Dándolo y Foscari, la Cà d’Oro, y muchas de las iglesias de la ciudad, algunas construidas de ladrillo, al estilo de Lombardía, como la de Santa Maña Gloriosa dei Frari y la de los Santos Juan y Pablo.

En Lombardía, la obra gótica más importante es la catedral de Milán, edificio tardío, que hasta en el momento de construirlo excitaba la curiosidad, pues se la seguía edificando cuando ya por toda Italia crecía el entusiasmo por el Renacimiento. Mandó erigirla el duque Juan Galeazzo Visconti, y el primer director fue según parece un tal Simone d’Orsenigo, de quien consta que ejercía su cargo de maestro de la obra desde 1386. Este enorme monumento que es la catedral de Milán no hizo escuela en Lombardía; su imperio acabó como los Visconti, la familia ducal milanesa tan pronto extinguida. A los Visconti suceden los Sforza, más jóvenes, y que aceptan sin vacilar las formas del Renacimiento. La Certosa, entre Milán y Pavía, comenzada por los Visconti en 1473 y concluida en tiempo de los Sforza, tiene ya un acentuado carácter del Renacimiento.

En el norte de Lombardía, en la región de los lagos, las formas góticas apenas llegaron a penetrar, por el hondo recuerdo que allí persistía de los maestros lombardos comacinos. La catedral de Como es un ejemplo de estos monumentos híbridos, donde hubieron de penetrar ya elementos propios del Renacimiento cuando todavía duraba el gusto por las formas románicas.

Portada de la catedral de Como, edificio híbrido románico-gótico, con esculturas de la famosa familia Rodari (fines del siglo XV).   

Fachada de la catedral de Siena, de extraordinaria riqueza y equilibrio, comenzada en 1284 por Giovanni Pisano. El gótico italiano tiene características únicas, inconfundibles. La arquitectura se propone el dominio del espacio y la articulación lineal de modo que hasta el arco apuntado parece una forma accesoria.  


En el Piamonte sucede lo mismo, tanto en las iglesias rurales como en los innumerables castillos que se conservan de esta época, sobre todo en la región de Monferrato. Es curioso, por ejemplo, que en la capital, Turín, no haya un solo monumento gótico. También resulta interesante el gran uso que se hace de la policromía mural en las obras de ladrillo, no sólo en el interior, sino en el exterior de los edificios, cubiertos del todo con dibujos, escaques, reticulados y orlas, encuadrando las escenas piadosas y los santos. Los monumentos más típicos son los mausoleos de grandes aventureros y capitanes de Milán y Verona, con la estatua ecuestre del difunto. El monumento de Barnabó Visconti, hoy conservado en el Gastelio Sforzesco, de Milán, tiene la urna marmórea sostenida por columnas y la enorme figura ecuestre colocada sobre la urna; al lado del caballero hay dos figuras alegóricas que recuerdan sus principales cualidades: la Justicia y la Fortaleza. Los mausoleos de los Scala, señores de Verona, son más complicados todavía; tres de ellos se hallan en el ángulo de una pequeña plaza, rodeados de una bellísima verja de hierro. El primero es el del fundador de la casa, llamado por sobrenombre el Gran Can. Encima de un sencillo monumento se levanta la estatua ecuestre del terrible capitán, como si estuviera dispuesto todavía a continuar sus bélicas hazañas. Sus sucesores tienen ya sepulturas más complicadas, con una triple superposición de pináculos y la efigie militar, también a caballo, dominando el conjunto.

Dos detalles de la fachada de la catedral de Orvieto: el rosetón y el gablete con mosaico sobre el arco de medio punto de la puerta mayor. El autor del rosetón consta que fue Orcagna. continuando la obra de Andrea Pisano y de Lorenzo Maitani, que entre 1310 y 1330 proyectó la fachada inspirándose en la de la catedral de Siena. 

En Toscana, los monjes cistercienses de San Galgano son los que dirigen la obra de la catedral de Siena entre 1196 y 1215. Si no constara en documentos, esto sería difícil de creer, porque, a pesar de su estructura gótica, la catedral de Siena, revestida de mosaicos y decorada por los más renombrados escultores de la época, como Giovanni Pisano y sus discípulos, parece a primera vista un monumento del arte local en que no hayan intervenido para nada los gustos y los conocimientos del estilo de aquellos monjes. No presenta al exterior los contrafuertes que caracterizan a las iglesias góticas; sus fachadas están adornadas con fajas de revestimiento de mármoles de colores diferentes, del país. Las mismas fajas decoran el interior. En el crucero hay una cúpula construida a mediados del siglo XIII, pero en todo el resto de las naves las bóvedas de crucería están sostenidas por góticos aristones, aunque todo ello aparece revestido por suntuosos mosaicos y mármoles. Es decir, en las partes constructivas se aceptan los principios semigóticos de los cistercienses, mas para ejecutar la decoración se llama a los maestros laicos del país. Posteriormente, la fachada principal fue revestida de preciosos mosaicos en los cuales impusieron sus maravillas de colores los pintores italianos de comienzos del Renacimiento; sin embargo, la estructura del edificio es gótica, y allí aprendieron, probablemente sin proponérselo, los maestros italianos que se olvidan de que construyen en tierra clásica.

El camposanto o cementerio de Pisa, proyectado por Giovanni di Simone para los obispos y aristócratas de la Ciudad. Es un recinto rectangular rodeado de una galería porticada, con tracerías góticas, que guarda una notable serie de esculturas de diversos períodos y un extraordinario ciclo de frescos de los siglos XIV y XV, parcialmente destruidos durante la II Guerra Mundial.   

La catedral de Orvieto, que se levanta después en los Estados de la Iglesia, repite la disposición de la de Siena. También en ella su magnífica fachada de mosaicos (muy posteriores) no permite fijar la atención en las partes constructivas del conjunto monumental. Los arquitectos que han aprendido en la escuela de los cistercienses propagan por el Lacio y Toscana las formas del arco apuntado y la bóveda de crucería. En Pisa, el cementerio, comenzado en 1278 por Giovanni di Simone, tiene los arcos del claustro con calados góticos. La pequeña iglesia de Santa Maria della Spina, en Pisa, concebida a modo de un gracioso relicario encaramado sobre el parapeto del río Amo y junto a un puente, es una curiosa muestra de cómo el arte gótico pudo ser interpretado en Toscana en 1325. En Florencia, el Or-San-Michele, la famosa capilla del gremio de los mercaderes de lana, construida en el siglo XIV, tiene forma cúbica, y también ventanas góticas y bóvedas con aristones.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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