Hasta hace poco
se supuso que el Barroco era una creación de los espíritus del siglo XVII; se
señalaba a Bernini y a Borromini como padres del Barroco en Italia, cuando en
realidad no fueron más que sus propagadores. Se empiezan a notar indicios del
Barroco a principios del siglo XVI, y hasta se ha llegado a hacer a Miguel Ángel casi responsable de la novedad.
⇦ Bajorrelieve de la Asunción de la basílica de Santa María la Mayor, en Roma, obra de G. L. Bernini.
Si el Barroco es una
acumulación y desnaturalización de las formas, no cabe negar que Miguel Ángel y
sus discípulos empezaron ya a formular esta corriente, que Bernini y Borromini
proseguirían. Miguel Ángel en el proyecto de la fachada de San Lorenzo, de
Florencia y en la escalera de la Biblioteca Laurenciana, de la misma ciudad,
contiene las formas mixtilíneas y los principios del Barroco; algunos de sus
adornos, máscaras, cartelas y medallones son de un gusto que se anticipa al del
siglo XVII.
Lo mismo podría
decirse de sus discípulos: el basamento esculpido, de adornos muy complicados,
del Perseo de Benvenuto Cellini. Otro discípulo inmediato a Miguel Ángel,
Giacomo della Porta, es el autor de la fachada de la iglesia de Il Gesú o de
los jesuitas, en Roma, que ha sido considerada como el punto inicial del arte
barroco en arquitectura. Allí aparecen ya los frontones superpuestos y los
medallones retorcidos, y como el estilo barroco fue adoptado, de un modo
general, por los jesuitas, en las iglesias edificadas por la Compañía, ha sido
tenida como la primera obra propiamente barroca.
Pronto aparece
Algardi, a fines del siglo XVI, con su capilla del Quirinal, que exhibe adornos
del todo barrocos; Pietro Bernini, a quien se tiene por maestro de su hijo
Lorenzo, y todos los arquitectos y escultores que formaron parte de la
generación intermedia entre Miguel Ángel y los grandes maestros del Barroco.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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