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De Mahoma a la universalización del Islam

Mahoma rezando junto a Alí y Jadicha (Museo
del Palacio de Topkapi, Estambul). Esta minia-
tura otomana rehuye de la caracterización fa-
cial del profeta, al que se le representa en-
vuelto en una llama sagrada.

El Islam nació en Arabia, territorio que abarca desde la Siria meridional hasta las costas del mar Rojo, durante el siglo VII. La península Arábiga preislámica era un vasto territorio de una gran importancia comercial, en el que no había un poder centralizador, pues la población estaba fragmentada en tribus. Asimismo, no se puede fijar con exactitud el momento en que nació el Estado Islámico, aunque Mahoma (h. 570-632) tuvo tiempo de sentar las bases de la cultura arábigo-islámica.

Tras la muerte del Profeta, se produjo una breve crisis dinástica que se solucionaría con el período del califato ortodoxo. Asumieron el poder cuatro califas, sucesores del enviado, que fijaron la estructura social, cultural y religiosa del Islam. Posteriormente, Muhawiyya (661680) instauró la primera dinastía islámica, la omeya (661-750), que fue la que realmente organizó del Estado islámico. Los omeyas trasladaron la capital de Medina a Damasco y ampliaron las fronteras del Imperio. La importancia de las artes en este período permite referirse al arte omeya como el período de formación del arte islámico.

Pero los Omeyas no pudieron hacer frente al empuje abasí, dinastía que llegó al poder en el año 750.

Con el califato abasí se estableció la nueva capital en Bagdad, ciudad fundada por el califa al-Mansur (754-775) en el 762.

Y ya a comienzos del siglo IX, el Imperio abasí era la mayor potencia política y económica del momento.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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