El vínculo religioso
establecido por los antiguos egipcios entre la vida y la muerte los indujo a la
construcción de edificaciones destinadas a albergar los restos de los difuntos
de mayor prestigio social - faraones- para asegurar su buenaventura en el otro
mundo. Los primeros edificios erigidos con esa finalidad fueron las mastabas,
donde se sepultaba al fallecido junto con sus vísceras, conservadas en
recipientes llamados vasos cánopes.
El primero en trascender estas
construcciones fue el faraón Zoser, quien ordenó al prestigioso arquitecto
lmhotep la construcción de una pirámide de características colosales. Llamado
también lmutes, lmhotep ejercía además el cargo de escritor y visir en la corte
de Zoser, junto con el de médico y sumo sacerdote de Heliópolis. Por él se
sintió tanta admiración que llegó a ser divinizado como dios de la agricultura.
La pirámide de Zoser es la primera gran construcción funeraria que se conserva del antiguo Egipto (2700 a.C), y está emplazada en Saqqarah, la necrópolis de los faraones de las primeras dinastías.
La gran obra sigue los planteamientos
teológicos del propio lmhotep, que postulaban la creencia de que la forma
escalonada de la construcción servía como acceso directo a través del cual el
monarca podría alcanzar el reino de Ra. El arquitecto fue el primero en
utilizar bloques de piedra tallados para este tipo de edificación, un sistema
que ofrecía más garantías de perdurabilidad que el adobe.
Se trata de una edificación llevada a cabo
en diversos períodos, tomando como base una mastaba inicial, que, se supone
obra del faraón Sanajt, último monarca de la II Dinastía. La arquitectura primigenia
se erigía sobre una planta cuadrada que medía 63 m de lado por 9 m de altura.
lmhotep fue ampliando paulatinamente la
estructura original del edificio, y dotó a la mastaba de una planta
rectangular, para convertirla luego en la base de una pirámide de cuatro
escalones. Posteriormente la amplió en sus lados norte y oeste, agregándole dos
escalones más, con lo que el edificio adquirió su forma actual, alcanzando sus
lados 121 y 109 m. Los estragos de la erosión no permiten establecer una medida
exacta de su envergadura, pero se estima que en su origen la pirámide debió
contar con más de 60 m de altura.
La obra de lmhotep forma parte de un
complejo funerario de 8 km de largo por 1 km de ancho, dedicado íntegramente a
la memoria del faraón Zoser. En torno a la pirámide se situaban las mansiones
del Norte y del Sur, construcciones que evocaban el Alto y el Bajo Egipto. Cabe
añadir que estas construcciones sólo eran escenográficas, pues no se podía
acceder a su interior y su función era la de imitar la residencia del faraón en
Menfis.
Entre otros elementos conviene destacar el
templo funerario propiamente dicho, a través del cual se accedía a la tumba y a
otras dependencias de la pirámide, mediante un corredor de unos 30 m de
longitud. Este pasillo desembocaba en el pozo funerario donde se encontraba la
tumba del rey, realizada en grandes bloques de granito de Asuán. Además de la
cámara del sepulcro hay muchas otras estancias funerarias ricamente
ornamentadas a imitación del palacio imperial de Zoser.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.