Ciro,
hijo del rey Astiages, se convirtió en dueño de los extensos territorios del
reino medo en el año 550 a .C.
En tres años, su general Harpago logró someter las ciudades griegas de Asia Menor,
mientras que Ciro se dirigía a Babilonia para luchar contra Nabónido, a quien
logró vencer en 539 a .C.
Ciro no se conformó con estas victorias y quiso someter las tribus del Asia
Central, pero en una de las batallas halló la muerte. En cambio, sí
que consiguió llegar a Egipto Cambises, hijo de Ciro, al que sucedió Gaumata,
asesinado por los nobles y cortesanos persas por las ideas retrógradas que
quería implantar.
Tras la muerte de Gaumata, hubo un período
de inestabilidad marcado por las luchas internas por el poder, hasta que en 520 a .C. Darío, noble persa
que declaraba pertenecer a la familia aqueménida, se hizo con el poder. De este
modo, se inició uno de los períodos más esplendorosos del Imperio, pues Darío
creó un nuevo sistema tributario, consolidó las rutas comerciales y siguió
ampliando las fronteras persas y convalidando su dominio sobre los griegos.
Sin embargo, éstos empezaron a oponerse a
las directrices marcadas por Darío, a pesar de que apoyaran a Ciro en el inicio
de su reinado, al ver grandes expectativas comerciales. En la época de Darío
estas posibles ganancias se vieron mermadas por los excesivos impuestos, y se
empezó a gestar un movimiento antipersa que llevará a griegos y persas a luchar
en las llamadas Guerras Médicas, en las que tras años de conflictos vencieron
los griegos.
Fuente: Historia del Arte Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.