Punto al Arte: Pinturas murales del palacio de Mari

Pinturas murales del palacio de Mari


La investidura del rey de Mari (Musée du Louvre, París). Hallado entre los restos del palacio de Mari, este fresco mural representa el momento en que el rey Zimri-Lin fue coronado. 
Procedentes del palacio de Mari han llegado hasta hoy algunos ejemplos de pinturas murales que, aunque se conservan de manera muy fragmentaria, resultan suficientes para percatarse de la habilidad técnica de los artistas de la época.

El palacio de Zimri-Lin, descubierto en 1933, no sólo aportó a través de su arquitectura un conocimiento más profundo del papel del soberano en la sociedad mesopotámica, sino que sus muros dieron razón de la existencia de un gran arte pictórico, manifestación prácticamente desconocida hasta entonces en tierras mesopotámicas.

Los restos más importantes de la decoración parietal del palacio son los que decoraban la Sala de Audiencias, el Patio Real y otras estancias de la residencia. De los fragmentos conservados pueden distinguirse cuatro tipos de escenas: las de carácter mitológico, las bélicas, los episodios de ofrendas y sacrificios y las representaciones de investiduras o de presentación. Entre estas composiciones la más completa que cabe destacar es la llamada Investidura del rey de Mari, aparecida en el mencionado patio.

En un rectángulo de aproximadamente 2,50 x 1,80 metros se dispone un recuadro central con dos compartimientos superpuestos. En el de arriba, la diosa de la guerra, lsthar, vestida de falda larga y abierta, entrega los emblemas del poder y la justicia, la vara y el aro, al rey, ante la presencia de otras dos divinidades. La diosa tiene apoyado el pie derecho en un león, su atributo, y de cada uno de sus hombros sobresale un haz de armas: una maza entre dos hachas. Su mano izquierda lleva una cimitarra. Zimri-Lin viste un faldellín y una toga. Con la mano izquierda recoge los símbolos que la diosa le ofrece mientras levanta la derecha con gesto de salutación.

El rey y el ordenador de sacrificios (Musée du Louvre, París). En este fragmento de la pintura mural de la investidura del rey se representa a éste en un tamaño desproporcionado en comparación con los sacerdotes que secundan la escena ritual, acompañados por un buey sagrado que probablemente serviría de tributo sacrificial. 
En el registro inferior se hallan dos diosas con vasos manantes de cuatro corrientes, son las diosas de la fecundidad acuática. Dos altos árboles y dos palmeras, entre cuyos troncos aparecen dos toros y cuatro leones alados, tres animales por lado, flanquean la composición central. Por las dos palmeras trepan sendos cosechadores de dátiles mientras que un gran pájaro azul, un "cazador de África" según el gran investigador André Parrot, posa en el ramaje verde de una de ellas. También cierran la composición del marco del cuadro central, dos diosas, situadas junto a cada tronco de palmera, que miran a distancia al emperador con los brazos levantados en actitud de adoración.

El conjunto del mural ha sido interpretado por A. Parrot como una anticipación del paraíso terrenal bí­blico, mientras que el arqueólogo A. Moortgat lo tiene por una imagen simbólica del Cosmos, en la que los seres híbridos o fantásticos encarnan las fuerzas infernales, los vegetales y los hombres serían la imagen de lo terrenal, y las aves, alegoría de lo celestial.

El mismo patio ha dado otros bellos fragmentos de pintura mural como el de una ceremonia religiosa en la que un toro es conducido al sacrificio con los ornamentos propios de tal solemnidad. Lo llevan dos personajes vestidos de la misma manera, pero uno con barba y el otro sin ella, con collares y con un gran colgante. La escena del sacrificio ritual del toro pone de manifiesto el carácter religioso de los temas decorativos.

En conjunto, los frescos mantienen las mismas características de las pinturas egipcias por su fuerte cromatismo y por la posición en perfil de sus personajes.

El esplendor de los murales, pintura sobre yeso, del palacio de Mari, conservados en el Musée du Louvre, datan hacia el 1750 a.C.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

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