Cubierta del catálogo del 3er Salón de Otoño (1905)
en el Grand
Palais de París.
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La principal diferencia entre fauves -en su mayoría franceses- y
expresionistas -en su mayoría alemanes-, es que estos últimos cargan de
significado social sus obras, mientras que los artistas de París no utilizan su
arte como vehículo de denuncia. Ello explica que no exista una gran corriente
expresionista en Francia, sino únicamente unas pocas tensiones individuales que
no permiten hablar de una acción colectiva.
Aunque en Francia hay artistas
preocupados por reivindicaciones políticas, esta insatisfacción no se expresa a
través de la pintura, o mejor dicho, no influye en ella. Los pintores que
intentan llevar a cabo una acción en este plano -Steinlen, lbels o Métivet, por
ejemplono emplean el lenguaje de vanguardia; incluso Vlaminck, el más
antiburgués e inconformista de los fauves,
nunca otorga a su pintura un sentido de acción social.
No deja de sorprender, en todo
caso, esta ausencia de contenido social en los fauves, que debían de conocer de
primera mano los estragos que causaba la segunda revolución industrial que
vivía Europa, pues París era una de las ciudades en las que más se podía
observar el nuevo estilo de vida, alienado y miserable, de muchos obreros que
consumían su vida en las fábricas.
Prueba de la conciencia que se
tenía del maquinismo que vivía la sociedad es que en la Exposición Universal
de París de 1900, una de las salas más visitadas fue la denominada Galería
de las Máquinas, en la que se exhibían los nuevos artilugios industriales
destinados a aumentar la producción.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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