Punto al Arte: El Grand Siècle francés

El Grand Siècle francés

La obra de reconsolidación y enaltecimiento de la realeza en Francia emprendida por Enrique IV tuvo eficaces continuadores en los grandes ministros de su hijo y su nieto, Luis XIII y Luis XIV. Richelieu y Mazarino, Colbert y Sully fueron atlantes que se revelaron capaces de sostener el peso enorme de aquella monarquía absoluta.

A Colbert, sobre todo, puede considerársele como el promotor de lo que los franceses han llamado el Grand Siècle, el" gran siglo".

Cúpula de los Inválidos de Jules Hardouin 
Mansart, en París. Esta obra representa el 
triunfo del clasicismo francés frente al ba-
rroco romano, del racionalismo frente a la 
fantasía desatada de Bernini.

El arte oficial francés de esa época estaba al servicio de una concepción clásica y monumental-para mayor gloria del rey-, lo que obliga a pensar en un rechazo a la entrada del Barroco europeo. Sin embargo, no puede decirse que Francia haya quedado al margen del desarrollo del barroquismo. Lo demuestra la explosión violenta del rococó y las vacilaciones entre Barroco y "clasicismo" que se aprecian en las construcciones de la primera mitad del siglo XVII. En consecuencia, el jesuita Etienne Ange Martel, llamado Martellange, formado en Roma, levanta en París, entre 1627 y 1641, la iglesia de Saint Paul-Saint Louis que se inspira en Il Gesù romano por su planta de una sola nave con capillas laterales, cubierta por una cúpula.

⇨ Iglesia de Saint Paui-Saint Louis de Etienne Ange Martel, en París. El arquitecto, también conocido como Martellange, fue un jesuita francés formado en Roma que se inspiró sin duda en Il Gesu romano. 



Pero el monumento que constituye el más grandioso ejemplo francés de la arquitectura religiosa barroca es la iglesia de Val-de-Grâce, en París, iniciada en 1645 por François Mansart (1598-1666), uno de los mayores arquitectos de este período y cabeza de una familia de constructores de los que se deriva el nombre de mansarda, sistema de cubierta consistente en un tejado de pizarra en el que se abren ventanas. En la Val-de-Grâce, continuada después por Lemercier y Le Muet, la planta centralizada y rodeada por tres ábsides semicirculares que le dan su aspecto de hoja de trébol está cubierta por una grandiosa cúpula. Este esquema barroco resulta tan sorprendente como el baldaquino, con columnas salomónicas, que se encuentra en su interior.

 François Mansart es también autor del château de Maisons (o de Maisons-Lafitte), cerca de París, única obra suya que ha llegado completa hasta la actualidad y la única que conserva su decoración interior original en la que destaca la fantástica balaustrada de la escalera, formada por bloques de piedra entrelazados y cubiertos con hojas de acanto.

La obra considerada más importante de Jacques Lemercier (1585-1654), el arquitecto que intervino después de Mansart en la Val-de-Grâce, es la iglesia de la Sorbona, iniciada en 1635, por encargo del cardenal Richelieu, que fue sepultado en ella. Su planta de una sola nave tiene la cúpula en el centro y cuatro capillas en cada uno de sus ángulos, ocupando los espacios rectangulares que quedan entre la nave y los brazos del transepto.

Iglesia de Val-de-Grâce de François Mansart, en París. Mazarino le encargó esta abadía a Mansart, que no llegó a terminarla a causa de una serie de intrigas. Actualmente se considera el mejor ejemplo de arte barroco en Francia, país en el que este estilo no logró arraigar. 

Château Maisons-Lafitte de François Mansart, en Saint -Germain-en-Laye. Este espléndido vestíbulo es una de las joyas del Grand Siécle francés, en el que sin duda destaca la labor de Mansart, que aquí realizó una magnífica decoración que confiere un aire de grandeza a la entrada del castillo. 

Esta planta de tipo barroco italiano se abre al exterior mediante dos fachadas, una en la plaza y otra en el patio interior de la Sorbona, que es la más importante y confiere un aspecto impresionante a este patio de la universidad de París. Para el mismo Richelieu, Lemercier construyó las iglesias y los respectivos châteaux de Rueil y de Richelieu, y su palacio de París, llamado Palais Cardinal, junto al Louvre. Al morir, el cardenal cedió al rey este palacio que más tarde se transformaría en el actual Palais Royal. Consistía en dos vastos patios, el primero con crujías a su alrededor, y el segundo abierto, dando al jardín.

Louis Le Vau (1612-1670) fue el último de los tres grandes arquitectos creadores del clasicismo francés en reacción contra el barroco de la Contrarreforma. Le Va u es el autor del Hôtel Lambert, uno de los más hermosos palacios privados parisienses del siglo XVII, y del château de Vaux-le-Vicomte, cuya construcción y jardines con grandes estanques son uno de los conjuntos más espléndidos de Francia. El centro del edificio está ocupado por un gran salón ovalado que se encuentra al exterior con una cúpula majestuosa.

Collége des Quatre Nations de Louis le Vau, en París. Esta construcción, hoy lnstitut de France, fue realizada en 1662 por el primer arquitecto de Luis XIII, quien, a su vez, era el sucesor de Lemercier en tan alto cargo. Este hermoso edificio cuyas alas en hemiciclo, de influencia italiana, acaban en pabellones de estilo netamente francés, impone al borde del Sena su silueta inconfundible, coronada por una cúpula de altísimo tambor. 

Una de las últimas obras de Le Va u fue el Collége des Quatre Nations, edificio que hoy alberga al Institut de France. Emplea aún recuerdos barrocos romanos, como la cúpula y la fachada cóncava, pero sometídos a un control racional que impide toda fantasía desbordada.

El clasicismo francés puede considerarse triunfante sobre las influencias barrocas en la segunda mitad del siglo XVII, sobre todo a partir de 1661, momento en que Colbert toma la dirección del gobierno bajo Luis XN. Las dos construcciones típicas de este período, que se conservan en París, son el gran palacio de los Inválidos, construido para albergar a los soldados "vieux et estropiés", y la Columnata del Louvre.

De gran monumentalidad es el conjunto de Los Inválidos levantado bajo la dirección de Liberal Bruant (1635-1697). Su planta, semejante a una parrilla, como El Escorial, ocupa un área vastísima, con edificios rectangulares dispuestos en torno a dieciséis grandes patios con arcos, que recuerdan la severa gravedad de los acueductos romanos. En el centro avanza el eje con una iglesia colosal a cuya parte posterior añadió una enorme cúpula Jules Hardouin Mansart, sobrino de François Mansart. Exteriormente tiene un doble tambor superpuesto (para aumentar su altura). Ello, su perfil apuntado y su linterna altísima producen la impresión de un clasicismo grácil, elegante y ligero.

Iglesia de la Sorbona de Jacques Lemercier, en París. Uno de los templos más emblemáticos de París, encargado en 1635 por el cardenal Richelieu a quien fuera primer arquitecto del rey y uno de los fundadores del clasicismo francés. La iglesia tiene doble fachada; aquí se aprecia la que da al patio, alzada sobre una escalinata y un pórtico hexástilo que sostiene un frontón triangular con el escudo de Richelieu. Sólo la cúpula denota la influencia de Italia en esta obra de rigor y mesura extraordinarios. Muchos críticos modernos consideran a Lemercier como el mejor arquitecto francés del siglo XVII. 

De Jules Hardouin Mansart, el arquitecto favorito de Luis XIV, se volverá a hacer referencia al tratar del palacio de Versalles. Ahora habrá que hacerlo a los trabajos para complementar el Louvre, una de las obras más características de la arquitectura del Grand Siècle.

Enrique IV había impulsado esta empresa; pero su hijo y sucesor, Luis XIII, no sintió por ella el mismo interés. No obstante, Richelieu, que se percataba del prestigio que había de dar a la monarquía la terminación del vasto palacio de la capital, dio nuevo impulso a sus obras, y lo mismo hizo Colbert bajo Luis XIV.

Al terminar la guerra de la Fronda, la reina Ana de Austria y su hijo Luis XIV, que entonces tenía catorce años, se instalaron en el Louvre. Ocho años más tarde, en 1660, Luis XIV dio orden de derribar lo que quedaba del viejo alcázar medieval y de terminar el gran Patio Cuadrado o Cour Carrée, tomando por modelo el ala construida en el siglo XVI por Lescot. Se encargó de ello Le Vau, pero quedaba por completar la fachada Este del gran palacio, en la que debía abrirse la puerta de honor. Los proyectos para esta fachada presentados por Le Vau, Lemercier y Mansart fueron sucesivamente rechazados, y entonces, por su propia iniciativa, Colbert invitó alcélebre Bernini a venir a dar su parecer. El gran arquitecto y escultor barroco fue recibido con todos los honores al llegar a París en junio de 1665, y no sólo emitió su dictamen, sino que presentó otro proyecto dentro de su característico estilo.

Palacio de los Inválidos de Liberal Bruant, en París. Este magnífico edificio, construido para albergar a los soldados "vieux et estropiés", es una de las mejores muestras de la grandeur francesa aplicada a la arquitectura, pues forma parte de un vasto conjunto monumental en el que dominan las líneas elegantemente clasicistas. 

Incluso Luis XIV se trasladó de Versalles a París para poner la primera piedra ... Sin embargo, el proyecto no prosperó. Al cabo de un mes fue reclamada la presencia de Bernini en Roma, por razón de la columnata de la plaza de San Pedro, que se hallaba en construcción. Entonces Luis XIV nombró una comisión formada por Le Va u, el pintor del rey Le Brun y Claude Perrault.

De los dos proyectos presentados en 1667 por la comisión, Luis XIV eligió el que se atribuye generalmente a Perrault. Claude Perrault, hermano de Charles Perrault (el autor de los cuentos de hadas al que se ha hecho referencia al principio de este capítulo), era un arquitecto de poco renombre ya que llegó a este arte por pura afición. Su fachada, que fue la finalmente construida, consta de un piso bajo qué forma basamento con ventanas, y por encima de él corre una gigantesca columnata que sostiene el entablamento de la techumbre. Su composición amplia es la preferida de los arquitectos franceses de la época: un cuerpo central con frontón, dos alas de unión y dos pabellones extremos. Es una fachada que ofrece quizá más vasta amplitud que majestad.

Grabado del Palacio de los Inválidos (París). La disposición en forma de parrilla de este complejo de edificios se observa claramente en el grabado, realizado a principios del siglo XVIII. El grandioso conjunto de edificios rectangulares, en torno a dieciséis patios, recuerda la disposición de El Escorial. 

Bajo Enrique IV y Luis XIII empezó París a tomar su fisonomía actual gracias a grandes obras de reforma. Se construyeron entonces la triangular Place Dauphine, en la punta de la isla de la Cité, y la Place Royal e (hoy llamada Place des Vosges). Después, Luis XIV construiría, en 1673, la plaza circular de las Victorias, y, a finales de su reinado, la actual Plaza Vendôme entonces llamada de Luis el Grande, que presidía en el centro una estatua ecuestre del rey, sustituida bajo Napoleón por la actual columna de bronce. También se reconstruyeron las puertas de la muralla que circundaba a París, y Blondel proyectó la Porte de Saint-Denis, en 1672, hoy aislada en el centro de los Grands Boulevards, después del derribo de las murallas. Es una puerta en forma de gran arco; sobre sus muros verticales, a ambos lados, se encuentran adosadas dos largas pirámides abarrotadas de escultura barroca.

Hôtel de Sully de Jean du Cerceau, en París. Este hermoso palacio es una bella y típica estampa parisina. Muchos de los edificios construidos en la época en que se edificó este palacio presentan la característica mansarda, un sistema de cubiertas en la que se abren numerosas ventanas. 

Bajo los primeros Barbones, ministros, altos funcionarios y grandes señores edificaron varios importantes palacios de la capital: el Hôtel de Lauzun; el de Tubeuf; los ya mencionados Palais Cardinal (de Richelieu), del que sólo quedan restos en el actual Palais Royal, y Hôtel Lambert, construido hacia 1640 por Le Vau; el Hotel de Sully, construido por Jean du Cerceau en 1624-1629; el Hôtel Carnavalet por François Mansart; el Hotel de Beauvais por Antaine le Paultre, en 1652-1655, y tantos otros.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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