Para comenzar hay que distinguir
dos colonizaciones francamente distintas: la española y la portuguesa. En la
española, tres zonas culturales, tres “mundos” se imponen enseguida: a) el
Caribe, especie de mar “Mediterráneo de América” de donde partieron los
conquistadores; b) la totalidad de Centroamérica, desde California hasta
Panamá; c) toda la América del Sur a exclusión del Brasil. Así que éstas serán
las tres grandes zonas que se visitarán en este recorrido por la arquitectura
colonial.
Capilla del Rosario, en la iglesia
de Santo Domingo (Puebla). De
estilo barroco mexicano, está con-
siderada una obra maestra de la
arquitectura de esta ciudad. |
Por otro lado, también es preciso
hablar del urbanismo que surge a raíz de la llegada de los conquistadores. La
labor urbanística de los españoles y los portugueses a su llegada a América se
desarrolló en varios planos: el asentamiento de los colonizadores en las
ciudades existentes y en las de nueva fundación, la labor doctrinal y la
defensa de su comercio. El modelo de ciudad adoptado en el Nuevo Mundo fue el
que imponía el estilo barroco en Europa, donde la urbe se concebía como símbolo
del poder absoluto de los reyes y se estructuraba en torno a un centro
constituido por una gran plaza, la plaza mayor, y se distribuía en manzanas y
amplias calles de trazado en cuadrícula. Sobre esta base, los colonizadores
adaptaron para sus fines los grandes núcleos indígenas y fundaron otros nuevos.
Asimismo, la preocupación por la
seguridad del comercio se manifestó en la planificación de las ciudades
costeras, construidas todas ellas con un carácter defensivo siguiendo la
tradición de las fortificaciones militares. La Habana, Cartagena de Indias, San
Juan de Puerto Rico y Veracruz, entre otras, contaron con murallas y castillos
preparados para la defensa.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.