Punto al Arte: Las dinastías Song, Yuan, Ming y Tsing

Las dinastías Song, Yuan, Ming y Tsing


Bajo la dinastía Song, aun a pesar de las dificultades políticas en que el país a menudo se halló, la cultura china experimentó gran adelanto. El budismo, implicado en algunas de aquellas perturbaciones, fue objeto de una severa represión, y se refugió en los monasterios, principalmente en los de la secta Ch’an, más conocida en Occidente según la pronunciación japonesa Zen (introducida en China durante el siglo VI por el monje hindú Bodhidharma), mientras los aristócratas y letrados se interesaban de nuevo por la doctrina de Confucio, lo que preparó el triunfo del neoconfucianismo durante el siglo XIII.

⇨ Jarro verde (Museo Británico, Londres). Fechado entre los años 1127 y 1279, esta pieza procede de la provincia sureña de Zhejiang y pertenece a la dinastía Song Meridional. Tiene la forma de las piezas de jade ritual encontradas en muchas tumbas neolíticas de 2500 a.C. Muchos hornos cerámicos de los alrededores de Longquan comenzaron su producción hacia el año 1 000 y continuaron hasta la época de la dinastía Ming. 



La cerámica alcanzó gran excelencia, sobre todo las porcelanas, de elegantes formas o inspirada ornamentación incisa o pintada, generalmente de temas florales. Destacan ya las vasijas de coloración verdegris, famosas después en Europa (los vasos céladon, tan celebrados en Francia durante los siglos XVII y XVIII). La arquitectura se renueva; datan de esta época muchos de los pailús o monumentales portales de recintos urbanos, con sus tejadillos superpuestos.


Los emperadores Song protegieron la pintura de los estilos tradicionales, y a finales del siglo XI el emperador Huei-tsong se distinguió personalmente como autor de composiciones con pájaros y ramajes floridos. Pero aparte de este arte académico, existió una pintura progresista, que cultivó una forma de paisaje panorámico concebido en verticalidad y realizado, sobre seda o papel, a la tinta china, a veces con leves toques policromos. Son maestros en esta tendencia: King’ Hao, Tong Yuan, Yu-Kien y sobre todo Li Tang. Otro interesante grupo lo integraron autores como Mu-hi o Leang-kai, seguidores de la secta Ch’an y recluidos, como monjes, en los monasterios de esta secta. Su pintura, al lavado de tinta sobre papel, denota sensibilidad aguda, con destellos de una modernidad que aún sorprende.

En 1233 las hordas tártaras de Gengis Khan, procedentes de la Mongolia, se apoderaban de Kaifong, y el nieto de aquel gran guerrero, Kubilai Khan, tomaba en el año 1276 Hang-Tcheu e implantaba en toda la China una dinastía mongol, la titulada Yuan.

Pabellón del príncipe Teng. Esta pintura sobre seda forma parte de la serie del Salón de las Melodías Celestiales, en la corte de la exquisita dinastía Song. Su autor, hoy desconocido, dibujó con absoluto detalle la pagoda del príncipe, mostrando su enorme alzado en contraste con la nave que se acerca por el agua y las figuras humanas que se asoman a recibirla por las ventanas y terrazas. 

Bajo esta dinastía, que duró hasta 1368, se incrementaron ciertos aspectos de la literatura, como el teatro y la novela; en cambio, el arte no experimentó gran progreso. Sin embargo, el veneciano Marco Polo, que vivió en China desde 1276 a 1292, pudo trazar un brillante cuadro del lujo que reinaba en la corte de Khanbaliq, asentada en lo que sería después la actual Pekín (Beijing). En pintura, la predilección de los soberanos mongólicos se encaminó hacia los temas de caza y escenas con caballos, en los que se distinguió el pintor Jen Jen-fa. Al final de la dinastía aparecen en el Sur destacados paisajistas, como Wang Mong y Ni Tsan.

La dinastía fundada por Kubilai introdujo poco después en China el arte de elaborar alfombras. Sedas y cerámicas se produjeron también en abundancia, y ya entonces destacó el centro porcelanero de Ching-te-chen, uno de los más importantes durante la época siguiente.

En 1368 un antiguo monje budista, Yuan-chang, que asumió el nombre de Tai-tsu, fundó la dinastía Ming, destinada a reinar largamente (hasta 1644) y cuya capital estuvo al principio en Nanking, hasta que en el año 1403 se instaló en Pekín, que había sido la de los emperadores de la dinastía anterior.

Joven noble a caballo, de Qian Xuan (Museo Británico, Londres). Pintado durante el período Yuan del siglo XIII, su autor ha dibujado con un trazo muy sutil del pincel un joven arquero cuya sencilla majestuosidad contrasta con la simple carencia de fondo. Esta exacerbación de la belleza de la juventud es extremadamente importante en una época en la que los soberanos morían muy pronto en pleno combate, dadas las circunstancias tan conflictivas que vivía el imperio. 

La dinastía Ming (“Luminosa”) fue intensamente nacionalista y reaccionaria. Preocupada por preservar de posibles invasiones el territorio chino, restauró y amplió la antigua Gran Muralla, erigida durante el siglo II. Se emprendieron, en cambio, por mar algunas grandes expediciones, que cesaron bruscamente durante la primera mitad del siglo XV, y desde entonces las costas fueron hostigadas por aventureros o por los corsarios japoneses, mientras China volvía a recluirse en su antiguo aislamiento. Por un caprichoso contraste, Europa comenzó entonces a establecer, por mar, contactos directos y regulares con China; los primeros navegantes portugueses arribaron en 1517, y los holandeses en 1601.

Salvo el fundador de la dinastía y su tercer representante, Yung Lo, todos los soberanos Ming murieron jóvenes, tras haber vivido recluidos en la atmósfera viciosa de la corte y haber abandonado el manejo de los asuntos en manos de eunucos del harén imperial. Desde sus comienzos, la dinastía se esforzó por restablecer las instituciones culturales del período Song. Su interés por la arquitectura se concentró en el esfuerzo para urbanizar la nueva capital, Pekín, según un plan presidido por las estrictas normas geománticas rituales; en el centro estaba la “ciudad prohibida”, donde únicamente podían vivir el emperador y las personas a él allegadas; esta parte quedaba englobada dentro de la “ciudad imperial”, y ambas estaban ceñidas por muros rojos coronados por tejas amarillas.

Templo del Cielo (Pekín). Esta plataforma de tres pisos coronada por un tejado circular de 30 m de diámetro fue construida para honrar anualmente a los ancianos dioses de la tierra. Sobre sus cónicos tejados resplandece el azul oscuro y el reflejo del cielo, ensombreciendo la base para refrescar el suelo y las paredes del templo. Esta composición arquitectónica y cromática, que imita el arte de los Song durante el renacimiento Ming, simboliza la conexión entre el mundo terrenal y el celestial. 

Ciudad prohibida (Pekín). El interior del recinto comprende varios pabellones donde sólo podía vivir el emperador y su corte, aislados del resto de la sociedad en calidad de rango superior de la humanidad. Estos palacios, de robusta monumentalidad, forman uno de los más grandes conjuntos palaciegos construidos en China.  

⇦ Piedra y flor, de Wen Cheng-Ming. Contemporáneo de los renacentistas italianos, que asimilarían sus técnicas pictóricas gracias al comercio con Oriente, el arte longevo de Wen Cheng-Ming recuperaría la tradición de sus maestros emplearía los mínimos elementos compositivos para obras como este poema ilustrado, de una sobriedad estremecedora, que sería posteriormente muy imitado por los impresionistas y los cartelistas europeos. 



Entre las construcciones más importantes de los Ming, que en Pekín o sus alrededores han logrado preservarse de devastaciones, destaca, en el recinto de la misma capital, el Templo del Cielo, empezado en 1420 y terminado en 1753, bajo el emperador de la dinastía manchú Kien-lung. Es circular, de tres plantas superpuestas, y con tejados que recubren tejas azules. Otro edificio importante es el santuario del mausoleo del emperador Yung Lo, situado en el conjunto monumental formado por las tumbas de la dinastía, a unos 30 kilómetros de Pekín. 


Con los Ming, prosiguen la tradición pictórica de la dinastía anterior Shen-Cheu (1427-1509), Wen Cheng-Ming (1470-1559) y Kiu Ying (1500-1550). Estos contemporáneos de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Tiziano constituyen -como ellos~ una cima de la historia del arte. Nunca han armonizado tan viva y libremente en la pintura china, forma, contenido y tema. Wen Cheng-Ming, que vivió hasta una edad muy avanzada, es el que ejerció mayor influencia en la pintura posterior. Finalmente, Tong Ki-tchang (muerto en 1636) representa en esta época el paisaje concebido con realismo. 

Vasija con esmalte alveolado (Museo Británico, Londres). Esta pieza fue elaborada durante el período Xuande de la dinastía Ming (hacia 1426-1435) y la decoración representa a un dragón entre nubes. La inscripción que hay en el cuello de la vasija demuestra que fue fabricada bajo los auspicios del Yuyongjian, una sección de la casa Imperial. Los chinos perfeccionaron la técnica del esmalte alveolado en el siglo xv, época en que se hizo esta pieza, considerada adecuada para uso imperial. Algunos modelos de vasijas fueron copiados de los antiguos bronces chinos, y ciertas formas y motivos recuerdan la porcelana contemporánea. 

Las artes menores presagiaron ya bajo esta dinastía el gran florecimiento que experimentarían, durante el siglo XVIII, el bordado, la talla del marfil y la del jade, esteatita y cristal de roca, las labores lacadas y taraceas, la pequeña escultura en bronce y el adorno de esmalte cloisonné

En cuanto a las producciones cerámicas, la porcelana tiende a remplazar por completo el gres. En la fábrica imperial se elaboraron las piezas más lujosas (con fondos amarillo o turquesa), mientras las porcelanerías de Ching te-chen, en Fukien, producían ejemplares de blanc de Chine en forma de figuritas o vasijas (a veces con adorno calado al trasluz), junto con grandes cantidades de piezas de ornamentación azul o policroma. Mucho de todo esto fue importado por los holandeses a Amsterdam, a partir del siglo XVII. 

⇦ Plato de porcelana (Museo Guimet, París). Antes de caer en el academicismo formal y en el excesivo recargamiento ornamental de los dibujos, que degeneraría por la demanda constante del barroquista gusto occidental, los pintores y ceramistas preferían copiar a los maestros antiguos y reproducir lo más fiel posible sus técnicas y temáticas. El rococó europeo viviría un auge extraordinario de chinoiseries gracias a la liberalidad política del comercio propugnado por el emperador Yung-cheng. En esta pieza ya se entreve cierto abigarramiento de las figuras y los objetos, hábilmente repartidos sobre el fondo de la escena, destacando en el centro la joven que sostiene con languidez una flor de delicado colorido y líneas muy finas. 



La corrupción de la dinastía Ming provocó un descontento que determinó su súbita caída en 1644. Por escasez de espacio no se entrará a detallar la serie de acontecimientos que coadyuvaron a la insta uración de la dinastía Tsing manchú, la última que hubo en el Celeste Imperio. Su primer representante, el emperador Kang-hsi, que reinó 60 años desde 1662 a 1722, fue un gobernante esclarecido, y puede decirse que gracias a él China entró en su última etapa de prosperidad, que perduró hasta el siglo XIX. Kang-hsi se interesaba por las ciencias y por las artes. Estudiaba con misioneros jesuitas cuestiones matemáticas y de ciencias naturales (el jesuita Verbiest, que construía los cañones para su ejército, le proyectó en 1670 su observatorio astronómico). El gran centro porcelanero de Ching te-chen, destruido desde el año 1644, fue restaurado por Kang-hsi y bajo su reinado produjo las mejores porcelanas con abundancia de figuras y flores policromas de impecable calidad. 

⇨ Plato de porcelana "familia verde" (Museo Guimet, París). Según la tonalidad predominante que lucía la decoración de la porcelana, se denominaban por el color, como en este caso. Procedente de la época Kang-hsi del siglo XVII, aves y plantas forman la composición decorativa de este plato, dibujados con la delicadeza característica de los artesanos chinos. 



En pintura, antes del 1700, la anterior tradición refloreció en el Sur con Pa-ta-Chenjan (también llamado Tchi-ta), seguidor de Siu-Wei, mientras que un pintor que fue monje, Kuen-tsan (apodado Che-tchi), representó una modalidad del paisaje junto con Tao-tsi y Kong Hsien. Durante el siglo XVIII destacaron, con Kao-kipei, sus compañeros, los cultivadores de la "pintura con la uña" (llamada así porque pintaban valiéndose de la punta de los dedos), y en Yang-tcheu existió otro grupo importante, el de los "excéntricos", o individualistas, con Hua Yen, Li Chan, King Nong, y otros. 

Bajo Yung-cheng (1722-1735), hijo y sucesor de Kang-hsi, y después, durante el largo reinado de Kienlung (1736-1795), el ambiente de la corte china fue parecido al de las grandes cortes europeas del período rococó. El mismo emperador, aficionado a las Bellas Artes, mantuvo una academia que regentaba el jesuita milanés padre Castiglione (llamado Lang Chining). La brillantez de este reinado se reflejó en las artes decorativas, y especialmente en las bellas cerámicas y porcelanas policromas que entonces se exportaban a Europa a través de la Compagnie des Indes francesa, o de su rival, la compañía inglesa. Búcaros, tibores, taburetes para jardín (en forma debarril), figuras y platos, lucen delicadas composiciones florales cuya policromía sirve, según su tonalidad predominante, para clasificar en varios grupos toda esta lujosa producción:" familia negra","familia amarilla"," familia verde"," familia rosa". 

Esta fue la última gran época del arte chino, antes de que se produjera el estancamiento que caracterizó al siglo XIX. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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