Tanto
por su situación, en la Île de la Cité, en pleno corazón de París, como por las
referencias culturales y literarias que ha generado, Notre-Dame es
probablemente la catedral gótica más famosa del mundo. El obispo Maurice de
Sully fue quien puso la primera piedra y, aunque el presbiterio fue consagrado
en 1182, la nave no se concluyó hasta 1250. Más tarde los arquitectos Pierre de
Montreuil y Jean de Chelles realizaron las fachadas norte y sur del transepto.
Notre-Dame es un magnífico exponente de la
mentalidad medieval y de los logros alcanzados en el campo de la arquitectura.
Se trata de un edificio de una majestuosidad y elegancia acordes a la capital
monárquica, cuya bóveda del coro, con una altura de 33 metros, es la mayor de
las construidas hasta la fecha. Una vez comenzados los trabajos en la nave
principal, se decidió aumentar su altura dos metros más: para fortalecer el
sistema de resistencia frente el peso de la bóveda principal se recurrió a los
característicos arbotantes exteriores de la arquitectura gótica.
Entre los primeros ejemplos de la nueva
tendencia arquitectónica, la catedral presenta aún la tendencia románica de
ilustrar mediante la solidez y el volumen el poder divino que postulaba la
institución religiosa. En la fachada occidental se intenta equilibrar la
verticalidad de las dos torres, que se corresponden con las dobles naves
laterales del templo, con la horizontalidad de las bandas y las galerías
decoradas.
Era en la torre sur donde se encontraba la
legendaria campana del siglo XV, que fue fundida y vuelta a vaciar en 1686,
según cuenta la leyenda, con oro y piedras preciosas, de ahí la claridad de su
tañido. El pórtico central está consagrado a Cristo, cuya figura aparece en el
parteluz, rodeado en las jambas por sus doce apóstoles. Cristo está
representado en el tímpano, y en el dintel el Juicio Final y la Resurrección.
La nave se encuentra rodeada de vidrieras
gracias a su bóveda de crucería -concentrándose las cargas en los pilares como
puntos concretos-, lo que permite que la luz penetre por los laterales. Sin
embargo, dada la altura de la nave, la relativa delgadez de sus muros exigió la
construcción de los contrafuertes exteriores que se intercalan entre las
vidrieras para contrarrestar el empuje lateral ejercido por la bóveda. El
transepto de la catedral es muy corto, y no sobrepasa la alineación de la nave
lateral extrema.
Con el perfeccionamiento de la arquitectura
gótica, en el siglo XIII se ampliaron las ventanas del claristorio y se
consiguió aumentar la entrada de luz natural al interior de la catedral.
Los brazos superiores de los arbotantes que
sujetan la girola estabilizan el muro interior contrarrestando la presión de
las bóvedas, y los brazos inferiores sujetan los muros exteriores. Las tallas y
esculturas con que se encuentra decorado el edificio representan elementos
vegetales, animales y fantásticos.
Parte de la decoración fue transformada en
el siglo XIX por la restauración del arquitecto Viollet-le-Duc, quien sustituyó
también al chapitel sobre el crucero, de 96 metros de altura, que había sido
destruido durante la Revolución francesa.
Fuente:
Historia del Arte. Editorial Salvat.