Seguramente
cuando Herodoto, el griego considerado como el padre de la Historia, citó por
vez primera a los keltoi en el siglo
V a.C., no era consciente de la confusión que, todavía veinticinco siglos
después, rodearía a este término. En efecto, "celta" puede referirse
a una etnia, a una lengua o a una cultura cuyas expresiones artísticas no son
sólo de una gran personalidad, sino que han perdurado durante mucho tiempo.
Detalle
de una diadema celta
hallada en Ribadeo, Lugo. (Mu-
seo Arqueológico, Madrid).
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Es cierto que la acepción de pueblo o etnia
es la primera que se desprende de las fuentes escritas. Herodoto afirmaba que
el río Istros -el actual Dan ubio- nacía en el país de los celtas, cerca de la
ciudad de Pyrenae, y que dicho río atravesaba Europa dividiéndola en dos
partes. Pocos años antes, Hecateo de Mileto, a finales del siglo VI a.C.,
también se refería de una manera imprecisa a la región de la Céltica como
cercana a la colonia focense de Massalia - la actual Marsella-.
Autores posteriores presentan a los celtas
en diferentes puntos geográficos y a propósito de hechos históricos concretos:
así, aparecen como mercenarios a sueldo de Dionisia de Siracusa luchando con
Esparta en contra de Tebas, o destruyendo la ciudad griega de Delfos para pasar
después a Asia Menor donde se establecieron, tomando entonces el nombre de
gálatas, para los que mucho después San Pablo escribiría su famosa epístola.
Con la denominación de galos protagonizan una expansión sobre Italia y el
célebre saqueo de Roma.
Espada de bronce (Museo de Arte e Historia, Ginebra). Esta espada es de
la época de Hallstatt y en ella se pueden apreciar decoraciones rectilíneas en
el mango, típicas de aquella cultura.
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Finalmente, César, en la Guerra de las
Galias, relata la conquista de su territorio, situado en la actual Francia,
entre el Carona, el Sena y el Marne.
Fue precisamente la acción comercial y
después conquistadora de Roma la que permitió un contacto continuado y, por
tanto, un mayor conocimiento de las costumbres de estas gentes. Autores como
Posidonio, Polibio, Diodoro, César, Tácito, Plinio y Tolomeo, entre otros, son
las principales fuentes de información para conocer la historia, modo de vida,
estructura social y religión de los pueblos de Europa occidental de ·los que no
se está seguro si todos se merecen la denominación de celtas. Hay un acuerdo
general entre estos autores en presentar a estas gentes como altas, fuertes,
orgullosas, fácilmente irritables, prontas y valientes en la guerra, amantes de
los banquetes y el vino.
Espada de bronce y pulseras (Musée de Saint-Germain-en-Laye). Estas piezas fueron
halladas entre las joyas de una tumba de Petit Villalte.
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En la península Ibérica, Diodoro y Estrabón
atribuyen una cierta filiación celta a los celtíberos, muy influidos
culturalmente por los íberos. Y para los habitantes de Britania - Gran Bretaña
e Irlanda- en ningún momento se dice que fueron celtas.
Lo cierto es que, desde el punto de vista
indígena, no existía una conciencia de unidad étnica: los celtas. Por el
contrario, las fuentes escritas de historiadores y geógrafos, la epigrafía y la
numismática han legado una gran cantidad de denominaciones de tribus, y sólo en
el sudoeste de la península Ibérica una de ellas recibe el nombre de celtici. Etnónimos como galos, celtíberos,
íberos y etruscos, entre otros, son denominaciones supratribales que, salvo
casos muy excepcionales, jamás tuvieron operatividad jurídica ni unidad
política.
⇦ Urna cineraria (Museo Arqueológico, Burgos). Este recipiente es de la
Segunda Edad del Hierro, y procede de Miraveche. Estaba destinada a guardar las
cenizas del cadáver incinerado, ritual que tuvo una gran difusión en la Europa
centro-occidental desde el período del Bronce Final.
Así pues, en los textos de los historiadores
griegos y romanos, el término celta es poco preciso; globalmente hace mención a
los pueblos del oeste de Grecia, pero es seguro que los criterios de
diferenciación lingüística y cultural que actualmente son exigidos para definir
una etnia no fueron tenidos en cuenta por los antiguos. Se aludía a un mundo "bárbaro",
extraño a la lengua, costumbres y cultura de Grecia y Roma, con el que entraron
en contacto mediante el comercio o la conquista.
⇨ Vaso de terracota procedente de Marne (Francia). Los celtas también
modelaron vasos de terracota, valorizando el tipo celta antiguo de profundas
incisiones, pero dedicándose también a vasos pintados, entre los cuales
sobresalen los hermosos vasos ligeros del Marne, adornados con espirales.
Más concreta es la acepción lingüística del
término celta. Esta denominación fue adoptada por los lingüistas para hacer
referencia a un grupo de lenguas emparentadas, integradas en la gran familia de
lenguas indoeuropeas que se extendieron por Europa - griego, tracio, ilirio,
eslavo, báltico, ·germano, itálico, celta, grupo hispano-celta - y por Asia -anatolio
(hitita, luvita, palaico), frigio, armenio, indio, iraní, tocario. En Europa se
conocen muy pocas lenguas no indoeuropeas: el ibérico y el etrusco en el
pasado, y el vasco y ugrofinés actualmente. El proceso de introducción de
lenguas indoeuropeas actuales - español, inglés, francés, portugués- en
América, África y Asia es un fenómeno que comienza a partir del siglo XV.
⇦ Coraza (Museo de Arte e Historia, Ginebra). Esta coraza es de la
época de Hallstatt y está decorada con puntos en relieve y cuellos de cisne. El
enorme auge y la calidad de la metalurgia del bronce durante el período de
Hallstatt refleja la existencia de talleres artesanales especializados, que
atendían la demanda de una clientela de elite. La decoración normalmente es
geométrica, si bien se incluyen representaciones de aves acuáticas, acompañadas
de temas de círculos y ruedas que demuestran una clara conexión de símbolos y
cultos solares.
Así pues, el grupo celta tiene una
distribución básicamente centro-occidental, y en la actualidad todavía han
perdurado algunas lenguas antiguas en los territorios atlánticos: el bretón en
la Bretaña francesa, el goidélico en Irlanda y el gaélico, manx, galés, cómico
y bretón en Gran Bretaúa. En la antigüedad eran lenguas celtas el galo,
lepóntico (región alpina), celtibérico, gaélico y bretón, y posiblemente se
hablaba celta también al este del Rin.
De las lenguas insulares se conoce una
interesante literatura desarrollada a lo largo del I milenio d.C., muy
posterior, por tanto, al inicio de estas lenguas; permite reconocer un extenso
vocabulario, la estructura lingüística y preciosas informaciones sobre sociedad
y religión. La generalización del latín eliminó cualquier posibilidad de
literatura en lengua indígena en el continente. Los datos de que se dispone
entonces son breves y en la mayoría de los casos hacen mención a nombres
propios.
En celtibérico se conocen algunos textos
breves como las tesserae hospitales,
que son pactos de hospitalidad entre individuos o comunidades. Pero el hallazgo
más importante de estos últimos años ha sido el bronce de Botorrita: es una
tablilla rectangular de 40 por 10 centímetros escrita por ambas caras, 11
líneas en una y 10 en la otra. Su lectura ha proporcionado importantes datos
sobre vocabulario y estructura lingüística y, aunque la traducción es difícil,
parece que se trata de una lex sacra
que regula los límites de campos, los trabajos agrícolas y la percepción de
impuestos o multas. En la península Ibérica, los territorios occidentales y
noroccidentales han aportado una gran cantidad de inscripciones en latín con
nombres propios indoeuropeos, pero no es posible aceptar por ahora un carácter
céltico para las lenguas allí habladas.
⇦ Torques (Museo Provincial, Pontevedra). Este torques procede de
Viveiro, Lugo, y perTènece a la cultura de los castros, del siglo V a.C.
Reciben el nombre de torques los collares rígidos realizados con hilos de
metal, oro o bronce, retorcidos, y acabados en unos apéndices de rica
decoración.
Actualmente se acepta, por lo general, que "es
celta todo aquel que habla celta". Así pues, el panorama lingüístico de la
Europa antigua delimita el área céltica con más precisión que las fuentes escritas
antiguas. Se incorporan, lo que no ocurría en las fuentes, los territorios
insulares atlánticos y, claramente, parte de la península Ibérica.
Queda finalmente por ver el significado
cultural que se atribuye al término celta. ¿Se puede hablar con propiedad de
una cultura celta? Tradicionalmente se ha relacionado la cultura de La Tène con
los pueblos celtas, sobre todo el aspecto artístico, de modo que arte celta y
arte de La Tène son para muchos conceptos sinónimos.
⇨ Torques (Museo Británico, Londres). Este torques procedente de
Snettisham (Gran Bretaña) es un fino trabajo realizado entrelazando hilos de
oro mezclados con plata.
La cultura de La Tène, definida a partir del
yacimiento epónimo en Suiza, es una cultura arqueológica, es decir, ha sido
caracterizada a partir de una serie de rasgos similares como tipos de
asentamiento y de enterramiento, por una tipología cerámica y de objetos de
metal y por un estilo decorativo muy característico. Se podría decir que dicha
cultura se forma en los territorios comprendidos entre el norte de los Alpes,
sur de Alemania y Francia centrooriental. Corresponde a la segunda Edad del
Hierro, desde el 450 a.C., hasta la conquista romana, con una perduración en
las zonas no conquistadas o escasamente romanizadas.
⇨ Pulsera de oro con dos colgantes (Museo Brukenthal, Sibiu, Rumania). Esta pulsera procede
de Cornatzel. Los objetos de adorno y de uso personal - collares, brazaletes,
fíbulas, navajas de afeitar- tallados en materiales preciosos fueron muy
apreciados entre las clases dominantes de toda Europa como bienes de prestigio,
lo que refleja un proceso de concentración del poder.
Algunos de sus rasgos se extienden hacia el
este, el norte y el oeste hasta alcanzar las Islas Británicas, pero en la
península Ibérica, salvo algunos objetos metálicos como espadas y fíbulas
!atenienses, no se puede hablar con propiedad del desarrollo de dicha cultura.
En cuanto a su característica más personal, el arte decorativo, es bastante
uniforme en Europa continental y en la islas, y prácticamente inexistente en la
península Ibérica, mientras que producciones, a veces consideradas como obras
maestras del arte celta -por ejemplo el caldero de Gundestrup hallado en un
pantano de Jutlandia proceden de zonas no consideradas latenienses ni de habla
celta.
La Tène
hunde sus raíces en la anterior cultura de Hallstatt de la primera Edad del
Hierro, desarrollada entre el 750 y el500 a.C., y que a su vez es el resultado
de las transformaciones protagonizadas por los grupos de la cultura de los
Campos de Urnas del Bronce Final entre el 1200 y el 750 a.C. La sucesión de
dichas culturas no implica ruptura, ni mucho menos la llegada de nuevos
pueblos; los cambios en lo social, económico, político e ideológico que se
vislumbran de una a otra son resultado de un proceso básicamente autóctono en
el que no se deben excluir estímulos e influencias externos.
⇦ Pendiente celta de bronce y coral procedente de Somerset (Gran Bretaña).
El período a partir del 1200 a.C. es crucial
para la configuración étnica y cultural de la Europa protohistórica. Durante el
Bronce Final se asiste a una expansión de algunos rasgos culturales en la mayor
parte de Europa centro-occidental que, aparentemente, da la sensación de
uniformidad cultural. Lo más llamativo es la adopción generalizada del ritual
de la incineración, es decir de la cremación del cadáver y posterior deposición
de las cenizas en una urna de cerámica que se entierra bajo tierra; por lo
general, las urnas aparecen agrupadas formando necrópolis. Este rito es lo que
ha dado nombre a la cultura de los Campos de Urnas. Junto al nuevo rito, se
adoptan unos tipos de cerámicas bastante similares, especialmente la urna
cineraria.
La metalurgia, todavía de bronce, mejora
tecnológicamente y puede proporcionar objetos más duros gracias a la aleación
de cobre y estaño, lo que repercutirá en una mejora de las posibilidades del
armamento y utillaje; por otra parte, la fundición con moldes bivalvos y el
nuevo método de la cera perdida dará pie a la aparición de objetos de formas y funciones
muy diversas.
Vaso de cerámica (Musée de Saint-Germainen-Laye). PerTènece a la Edad del
Hierro. En la parte inferior del vaso se observa el gran trabajo de las
incisiones que se han realizado a modo de adorno.
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Por toda Europa se generalizan armas
-espadas y puñales-, utensilios - hachas, alguna hoz-, objetos de adorno y de
uso personal -collares, brazaletes, fíbulas, navajas de afeitar- de una
tipología similar. Todas estas novedades coinciden, allá donde no existía, con
una paulatina generalización de la vida en poblados en los que se aprecia una
incipiente urbanización, es decir una organización premeditada de la
distribución de las casas y los lugares de circulación, así como una división
interna de las casas en varios espacios - hogar, descanso, trabajo,
almacenamiento.
Desde el punto de vista artístico, los únicos
documentos de que se dispone son las decoraciones sobre cerámicas y objetos de
bronce. La temática es invariablemente de tipo geométrico, bien de líneas
rectas (triángulos, meandros, ajedrezados) o bien de líneas curvas (círculos).
Es muy excepcional la aparición de temas animados, de representaciones
zoomorfas o humanas, y cuando lo hacen son siempre bastante esquemáticas.
Vasija
(Museo Británico, Londres). Esta vasija celta originaria de Francia se ha datado
en el siglo VI a.C. Sobresalen los diversos diseños geométricos pintados sobre
la superficie de la vasija.
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Este mismo geometrismo es el que domina las
manifestaciones artísticas de la primera Edad del Hierro, el período de
Hallstatt. Pero en esta etapa se aprecian transformaciones importantes. El
ritual de la incineración va siendo sustituido por el de la inhumación, y en
las necrópolis se distinguen enterramientos extraordinariamente ricos: son
inhumaciones, a veces en cámara de madera, bajo túmulo. En el interior, la
riqueza viene documentada por un ajuar integrado por cerámicas de gran calidad,
objetos de bronce y de oro, las primeras espadas de hierro, carros y elementos
del arnés. Son tumbas ostentosamente ricas, con acumulación de bienes de
prestigio, que evidencian un proceso de concentración del poder.
La mayoría de los objetos son de producción
local y responden a un gusto o tendencia decorativa de carácter centroeuropeo.
Pero la gran calidad de las cerámicas y manufacturas de bronce atestiguan un
trabajo artesanal especializado, es decir la existencia de talleres que
atienden la demanda de una clientela de elite. De gran interés es el enorme
auge de la metalurgia del bronce; la progresiva incorporación del hierro en la
fabricación de armamento libera al bronce de esta función, aunque se constata
su uso en la producción de yelmos, corazas y escudos, objetos más bien de
parada que de uso real en la guerra.
En bronce, a veces también en oro, se
fabrica una gran variedad de objetos de adorno y de uso personal y como novedad
se introduce el trabajo en hoja de bronce para la elaboración de diversos
recipientes, como las sítulas o los mismos yelmos y escudos. La decoración
sigue siendo geométrica, pero en bronce es frecuente la representación de aves
acuáticas, generalmente acompañadas de temas de círculos y ruedas que
demuestran una clara conexión con símbolos y cultos solares.
No obstante, la gran novedad de esta época
es la presencia de importaciones mediterráneas al norte de los Alpes y que
supone el inicio de unas relaciones comerciales en dirección sur-norte,
iniciadas y llevadas a cabo por centros urbanos como las ciudades griegas o
etruscas; la colonia francesa de Massalia, controlando la ruta del Ródano,
actuó como centro de penetración hacia las tierras del interior.
⇦ Estatuilla celta (Musée Département de I'Oise, Beauvais). Esta figura
representa un dios guerrero provisto de un gran escudo y un amplio cinturón que
ciñe su vestimenta.
Fue realizada en bronce y con una pequeña incrustación en los ojos de pasta de
vidrio, cosa que hace al personaje más humano y a la vez más cercano.
Estos contactos comerciales se detectan en
los territorios hallstátticos occidentales del sudoeste de Alemania y este de
Francia, siendo los yacimientos más importantes el poblado fortificado de la
Heuneburg, en el alto Danubio, con una necrópolis tumular de enterramientos
ricos, entre los que destacan el de Hohmichele, y el de Mont Lassois, en el Sena,
al que perTènece el impresionante enterramiento femenino de Vix. Las
importaciones griegas consistían en ánforas vinarias, cerámicas áticas de
figuras negras y objetos de bronce, sobresaliendo con mucho la gran crátera de
Vix, que no tiene parangón con ninguno de los hallazgos de las mismas ciudades
o necrópolis griegas; otros objetos de bronce eran calderos sobre trípode y los
Schnabelkannen o jarros picudos, en este caso de origen etrusco.
Independientemente del importante trasfondo político, económico y social que tiene este comercio, hay que Tèner en cuenta otro tipo de repercusiones. Algunas son de índole tecnológica, como el conocimiento del torno alfarero y de nuevas técnicas de metalurgia y orfebrería, como el granulado y la filigrana. Otras, y esto es importante para el arte, son de índole ideológica y estética. Las decoraciones de las cerámicas y de los bronces importados introducen en un mundo bárbaro, es decir no mediterráneo, la simbología religiosa y social de una sociedad aristocrática y urbana: algunos temas homéricos, juegos funerarios, escenas de banquete, procesiones y desfiles de soldados de a pie -hoplitas-, jinetes y carros.
⇨ Escultura celta (Museo Nacional, Praga). Esta fíbula de bronce con forma
humana, procede del lago suizo de Neuchatel y es del siglo V a.C. Las fíbulas
eran una especie de broche que servía para sujetar los mantos o las capas.
Sorprende en ésta, la decoración de círculos que se aprecia en las vestiduras y
en el cuerpo.
Las mismas ánforas vinarias y los recipientes áticos para la mezcla, servicio y consumo del vino son una prueba de que la costumbre del symposio había sido adoptada por las élites de Centroeuropa. Al mismo tiempo se introduce una temática vegetal y zoomorfa completamente desconocida: flores de loto, palmeras, animales reales o fantásticos como leones, grifos, esfinges que se habían generalizado en el Mediterráneo desde el siglo VIII a. C., constituyendo el período orientalizante, son motivos que irán progresivamente siendo adoptados por los broncistas y orfebres centroeuropeos a partir del siglo VI a.C., iniciando un estilo orientalizante absolutamente personal.
Un ejemplo de este estilo orientalizante,
con muchas aportaciones indígenas, es el llamado arte de las sítulas, que son
recipientes troncocónicos de hoja de bronce con una decoración distribuida en
franjas horizontales donde, por lo general, se registran escenas de banquete,
de soldados y carros en marcha, de lucha, y de animales reales o fantásticos.
No todo lo oriental se debe a inspiración
grecoetrusca. A través del área de los Balcanes llegan también, entre los
siglos VI y V a.C., influencias procedentes del mundo escita y también del
Irán, evidenciadas en algunos temas animalísticos y en algunos objetos como los
característicos recipientes cubiertos con hoja de oro, en forma de cuerno, que
se encuentran ya en las últimas tumbas del período hallstáttico y van a ser
característicos de la siguiente etapa.
A partir del siglo V a.C. se detecta una
serie de transformaciones -se habla a veces de la crisis del siglo V- difíciles
de interpretar en toda su amplitud. En primer lugar, varía ligeramente el
escenario geográfico que proporciona los datos arqueológicos sobre los que se
basa el conocimiento de los inicios de la nueva cultura. Si Hallstatt se
conocía por los centros de poder (poblados o necrópolis) del alto Danubio y
Francia oriental, los inicios de La Tène - identificados precisamente por su
estilo artístico- se detectan un poco más al norte, en la zona del Rin medio y
del Mosela, la región de Hunsrück-Eifel. Efectivamente, Mont Lassois y la Heuneburg
interrumpen su vida o, cuando menos, dejan de ser centros de importaciones
mediterráneas y redistribución de las mismas. En general cambian las relaciones
con el mundo mediterráneo.
Se cierra la ruta que Massalia había abierto
a través del Ródano y que accedía a los territorios hallstátticos occidentales.
Desde finales del siglo VI y a lo largo del V a.C. se potencia la actividad
comercial desde el Adriático, a partir de centros como Adria y Spina, que a
través de los Alpes llegará hacia el interior. Ahora arriban recipientes de
bronce de origen etrusco, algunos griegos, o se fabrican copias locales y
cerámicas áticas de figuras rojas. Pero no sólo cambia el lugar de origen y la
distribución final de las importaciones, sino también la categoría y el sentido
de las mismas. Ya no aparecen regalos suntuosos como había sido la crátera de
Vix, ni las acumulaciones de bienes de prestigio.
Además, salvo raras excepciones, las
importaciones mediterráneas cesan prácticamente a partir del 400 a.C. y sólo el
uso abundante del coral en la joyería -presente desde la época de Hallstatt-
deja huella de una continuidad de los contactos con el mundo mediterráneo. Así
pues, la Europa "bárbara" se mantendrá más cerrada a las influencias
externas hasta el siglo II a.C., momento en que Roma volverá a abrir las rutas
comerciales con el interior a través de su comercio vinario, actividad
precedente o acompañante de sus campañas de conquista.
Precisamente ha sido en las tumbas de la
región de Hunsrüch-Eifel, rica en hierro, donde se localizaron los objetos que
se consideran como característicos del primer estilo del arte de La Tene. Son
tumbas con inhumaciones acompañadas de carros de dos ruedas, algunas
importaciones como coral o recipientes de bronce etruscos, alguna cerámica de
figuras rojas y, sobre todo, cerámicas, espadas, bronces y objetos de oro
procedentes de talleres centro europeos, con un estilo decorativo
sorprendentemente nuevo y personal, aunque muchos de sus motivos puedan
rastrearse en el pasado o en una inspiración oriental.
El arte de La Tene se manifiesta en los
pequeños objetos como la cerámica, pero sobre todo en las manufacturas
metálicas para uso personal: espadas de hierro, fíbulas, brazaletes, torques,
espejos, recipientes, cuernos para beber, arneses de caballos, adornos para los
carros. Es un arte para "llevar encima", para lucimiento personal de
unas élites guerreras y que responde, por tanto, a criterios muy diferentes de
las manifestaciones artísticas contemporáneas desarrolladas en los países
ribereños del Mediterráneo, donde, además del florecimiento de las artes
menores, son la arquitectura y la gran escultura las principales expresiones
artísticas.
⇦ Bola final de una diadema (Musée Arqueologique, Chatillon-sur-Seine). Esta bola
final perTènece a la diadema encontrada en la tumba de la Princesa de Vix. Está
realizada en oro, mostrando un fino y delicado trabajo de orfebrería.
Paul Jacobsthal, en su obra Early Celtic Art, propuso una
sistematización del arte celta a partir de la evolución de los motivos
decorativos, estableciendo una verdadera "gramática" de decoraciones
celtas. Distinguió tres estilos: Estilo
Antiguo o Primer Estilo, tomando
como referencia los hallazgos de la región de Hunsrück-Eifel; Estilo de Waldalgesheim, a partir del
tesoro hallado en el enterramiento de esa localidad renana, y Estilo Plástico, junto con otras
manifestaciones, como el Estilo de las Espadas y el Estilo de Cheshire.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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